Arquidiócesis de NY realizó una posada para presionar por una reforma migratoria
En 25 iglesias católicas del país se celebró la tradición navideña, pero de una forma peculiar: Orar y exigir a los políticos alivios legales a los inmigrantes
Transcurren los últimos días de este año y millones de inmigrantes indocumentados, por lo menos hasta ahora, tampoco pueden celebrar en estas fiestas por algún alivio legislativo que les permita encontrar algún camino para legalizar su estatus en el país. Pero en Nueva York, el tema migratorio adquiere otras dimensiones con el arribo de 22 mil nuevos inmigrantes, que además requieren refugios y ayuda para empezar sus vidas desde cero.
Estos tiempos de Navidad para las comunidades hispanas están envueltas con la simbología de María y José que durante muchos días caminaron buscando un sitio seguro para pernoctar y dar a la luz a Jesús, el niño Dios. Lo encontraron finalmente en un pesebre de Belén.
Justamente basados en este pasaje bíblico, que evoca a la “Sagrada Familia” como inmigrantes, este viernes en 25 iglesias católicas del país se celebró simultáneamente la tradición de la posada de Navidad. Pero esta vez, para exigir al liderazgo político que avance en una reforma migratoria.
En la Gran Manzana la tradicional ruta con dos jóvenes que representan a la Virgen María embarazada y a José partió desde la Iglesia San Antonio de Padua en la Avenida Prospect de El Bronx, siguió por la oficina del Senador Luis Sepúlveda, luego a la Comisaría 41 y terminó en el monasterio de Corpus Cristi en la Avenida Garrison.
“Tenemos a miles de personas en el mundo y en Nueva York buscando una nueva vida, huyendo de la violencia y la falta de oportunidades en sus países. Por ello estamos con esta caminata orando y exigiendo para que se concrete una reforma migratoria amplia, que ofrezca dignidad a quienes tienen años aquí. Y a quienes se han desplazado recientemente”, explicó el presbítero puertorriqueño, Eric Cruz, párroco de Holy Spirit Parish en el Bronx y director de Caridades Católicas.
En oración y en voz alta
Este evento anual se realizó por segundo año consecutivo para crear consciencia colectiva sobre los desafíos que enfrentan quienes escapan de sus naciones en busca de una mejor vida.
Esta posada por una reforma migratoria, que se realiza por tradición nueve días antes de la Nochebuena, también tiene como misión avanzar en conversaciones con políticos locales “en voz alta”.
“Es importante perseverar con estas conversaciones, que sin duda, se traducirán en un beneficio para quienes buscan refugio. Ellos solamente piden una vida nueva, trabajo, protección para sus hijos. Nosotros como cristianos estamos llamados a ayudar a los desamparados. Esto no es un asunto de partidos políticos. Ellos son seres humanos, hijos e hijas de Dios”, puntualizó Cruz.
Mientras, entre los líderes del país siguen fuertes debates sobre los límites de una nueva reforma migratoria que podría aprobarse antes de que finalice este año, y cuando se esperan nuevos anuncios sobre la política fronteriza la próxima semana, el Obispo Auxiliar de Nueva York, el dominicano Joseph Espaillat, en el púlpito de la Iglesia San Antonio de Padua oraba con la feligresía para que se trate con dignidad a miles que siguen buscando refugio en el país.
“Cientos de personas cruzan la frontera, especialmente de Venezuela, Haití, Nicaragua y Colombia y llegan buscando refugio. Nosotros debemos ser compasivos. Ellos merecen una oportunidad”, destacó el líder religioso en una ceremonia oficiada antes de iniciar la posada.
“Da miedo”
Por su parte, una salvadoreña residente de El Bronx, por 20 años, quien prefirió mantener su nombre en reserva, acompañó la posada incluso bajo la lluvia y el frío. Ella cuenta que “ha rezado mucho” para que los líderes del país puedan llegar a un acuerdo que beneficie a miles de personas que solamente se han dedicado a trabajar y a construir este país.
“Durante el anterior gobierno de Donald Trump, vivimos momentos muy duros. Yo como tepesiana (beneficiaria de un Estatus de Protección Temporal- TPS) por los asuntos de los retrasos en las aplicaciones, me he quedado algunos meses sin permiso de trabajo. Y eso es muy difícil”, relató.
La inmigrante centroamericana recuerda que incluso, el anterior presidente intentó eliminar el beneficio del TPS. De haber sido así, ella y su esposo hubiesen quedado totalmente indocumentados. Y con el riesgo de ser deportados. Pero con el dramático agravante, que tienen dos hijos en la escuela secundaria que son ciudadanos americanos.
Esta familia, como miles en el país, han estado bajo la expectativa de que una propuesta de reforma migratoria en el Congreso que abra una puerta para que los tepesianos, los ‘dreamers’ y los trabajadores esenciales puedan contar con opciones para la residencia y la ciudadanía.
“A pesar que trabajas duro con honestidad, no tener una residencia, te pone en el limbo. Da miedo que venga otro tipo de gobierno antiinmigrante y de un solo plumazo quite el beneficio del TPS y nosotros, al igual que miles más, quedaríamos en una situación legal muy complicada”, acotó la centroamericana.
La buena noticia
De hecho, una de las mejores noticias recibidas este año por inmigrantes de El Salvador, Honduras, Nicaragua, Haití, Nepal y Sudán es que a principios de Noviembre a los ciudadanos de estos países se les extendió por 18 meses el TPS.
La medida migratoria afecta a más de 260,000 migrantes y les permite trabajar y vivir legalmente en EEUU, hasta junio del 2024.
El anuncio se confirmó a menos de un mes de que se venciera el permiso para las personas de estas seis nacionalidades, el próximo 31 de diciembre.
“Fue muy positivo para nosotros los tepesianos. Lo celebramos. Y lo agradecemos. Pero ahora nos parece justo que antes de estos 18 meses, se pueda tener noticias sobre una medida que no sea temporal. Sino que sea un camino a la ciudadanía. Luego de 15 años, sin tener ni un solo ‘tickets’, por nada malo, es lo justo”, reforzó otro inmigrante salvadoreño consultado.
Un vía crucis
Esta posada también estuvo acompañada por inmigrantes, como la ecuatoriana Juana Chávez, quien a pesar de vivir aquí por 25 años, de manera legal, acompaña todas las luchas de sus “hermanos” que transitan por un “vía crucis” de necesidades por no tener papeles.
“La aplastante mayoría de los inmigrantes no vienen a este país a formar parte de pandillas, sino a trabajar muy duro, para tener una calidad de vida que es imposible tener en sus países. Como ser humano creo que debe ser una prioridad esta reforma, que sea pensada en las necesidades y las prioridades de cada grupo”, opinó Juana.
Entremezclado en esta marcha en donde se elevaron cánticos y oraciones, a favor de un acuerdo que genere alivios para millones de personas sin papeles, el dominicano Nandy Taty, quien logró naturalizarse como estadounidense hace muchos años, se solidarizó desde su experiencia con estas peticiones.
“Tratar de progresar en otro país es muy complicado. Entonces imagínate las complicaciones que deben enfrentar millones de personas, que no tienen papeles. Y así será las ganas que tienen de trabajar, que siguen adelante. Me parece que sería muy justo que finalmente se logre avanzar en una reforma“, consideró el isleño.
Como parte de este proceso, la Arquidiócesis de Nueva York, a través de Holy Spirit Parish, espera documentar las vivencias de todos aquellos inmigrantes que deseen contar sus historias y con ellas publicar un libro anual, como homenaje a los desplazados, a los desposeídos y a los indocumentados que viven en el temor y la sombra.
Esta caminata, basada en los emblemas cristianos que le dan sentido a la Navidad en la iglesia católica, se realizó con el soporte de las pastorales migratorias de las Arquidiócesis de Chicago y Baltimore y a solo horas que la Casa Blanca pidiera al Congreso que apruebe la reforma propuesta por el presidente, Joe Biden, para “modernizar el sistema” migratorio que considera “desmantelado” por su antecesor, Donald Trump.
En este sentido, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, recordó que desde el “día uno” el mandatario nacional envió al Capitolio una propuesta de reforma migratoria para proteger a los llamados “soñadores”, migrantes indocumentados que llegaron al país siendo niños. La propuesta también incluye mecanismos para modernizar el sistema de aprobación de asilos.