En la Gran Manzana el bullicio navideño trae mayor riesgo de depresión para adultos mayores inmigrantes

En la ciudad de Nueva York, específicamente en Manhattan, se concentra la mayor cantidad de personas que viven solas en todo el país. Las fiestas decembrinas pueden ser una época muy peligrosa para quienes están obligados a pasarla en solitario. La Alcaldía cuenta con recursos y programas especiales para dar apoyo a los abuelos en dificultades

Para algunos como el dominicano Santana Bonilla, de 78 años, pasar estas fechas sin compañía, no implica ningún trauma

Para algunos como el dominicano Santana Bonilla, de 78 años, pasar estas fechas sin compañía, no implica ningún trauma Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

En esta Nochebuena por primera vez la peruana Estefanía Quispe, de 72 años, estará sola. Su esposo y único compañero, de la aventura migratoria que emprendieron hace 42 años, falleció este año en Queens. Desde entonces, ha tenido que acostumbrarse a lo que nunca se imaginó: unas fiestas decembrinas en donde una pantalla de televisión, comida recalentada y el ruido de vecinos, serán su única compañía.

“No tuvimos hijos y nos vinimos cuando éramos muy jóvenes. Solo teníamos aquí a unos sobrinos. Pero tú sabes que la gente hace su vida”, comenta con mucha melancolía Estefanía, quien recuerda que a pesar de vivir en la absoluta pobreza en su país natal, estas celebraciones eran una fiesta de mucha gente y afectos. Así faltaran los regalos materiales.

Hasta esta semana esta inmigrante, ha preferido no pensar en su primera noche de Navidad, sin la certeza del abrazo del amor de su vida, quien era el encargado infaltable de preparar la tradicional sopa de gallina de temporada.

Con diabetes, las dos rodillas que le fallan, y con un cansancio “interminable”, que nunca superó desde que sobrevivió la pandemia, la andina prefiere mantenerse cauta con las actividades disponibles de vecinos y centros de envejecimiento.

La razón de fondo, no es otra que el riesgo de ‘tripledemia’ que desde octubre empezó a asomarse como una nueva amenaza para los neoyorquinos vulnerables. Es decir, la circulación simultánea de la COVID-19, la gripe y el virus respiratorio sincital. 

“Es preferible que uno se quede tranquilo aislado. Porque si me da una de esas cosas que están circulando. Yo no tengo quien me cuide. Con mi esposo hacíamos nuestra cena. Además no tengo ánimos. Aquí siempre hay quien te invite a comidas en estas fiestas. Pero yo prefiero quedarme en casa”, compartió la residente de Corona.

“No me deprime estar solo”

La dinámica personal de Estefanía, no es un hecho aislado, en la ciudad de Nueva York. 

Con total seguridad en cada edificio de la Gran Manzana, alguien pasará estas fiestas, sin una llamada de afecto. Sin un abrazo familiar. Sin una comida especial. 

Ya está establecido en los libros de psicología, que en el caso particular de las comunidades hispanas, en donde culturalmente la Navidad y el Año Nuevo tiene una connotación muy poderosa de reencuento familiar, la soledad entraña un riesgo elevado de depresión y de cuadros conocidos como “melancolía navideña”, particularmente cuando miles están lejos de sus países de origen, sus familiares o mantienen recuerdos recurrentes en estas fechas, de cómo eran sus fiestas en el pasado.

Aunque en algunos casos, la “energía” navideña no tiene mayor significación. Además, la soledad es una elección personal.

En el Alto Manhattan, el dominicano Santana Bonilla, de 78 años, al igual que miles de ancianos hispanos, también vive solo en un apartamento de la Avenida Chelman. Y como ha sucedido siempre en los últimos años, la pasará solo disfrutando de algún show televisivo. Y sin esperar nada especial.

“Eso no me genera tristeza, ni ansiedad. Para mi son días normales. Estoy sano. Solo tengo problemas con la presión arterial. Hay muchas opciones que ofrece la Ciudad, para estar con otras personas. Pero yo honestamente prefiero quedarme tranquilo”, contó serenamente, quien por 40 años trabajó como taxista en las calles de la Gran Manzana.

Santana no tuvo hijos. Está separado de su pareja. Sus hermanos viven en República Dominicana y asiste a centros de envejecientes, en donde recibe el soporte y la compañía cuando la necesita. Pero en estas Fiestas, optó por estar sin compañía en casa.

El isleño Santana Bonilla está acostumbrado a vivir estas fiestas, como días normales: “Prefiero estar solo”. (Foto: F. Martínez)
Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

Capital de la soledad

Y es que la ciudad de Nueva York, además de ser llamada mundialmente como la Gran Manzana, y ser reconocida como la capital del mundo, también tiene la etiqueta de ser la ‘capital mundial de la soledad’.

Según registros censales comparados desde 2000 y que continuaron en 2005, casi la mitad de todas las unidades residenciales en Manhattan están ocupadas por personas solitarias por elección o circunstancias, como el caso de Santana.

La Oficina del Censo de los Estados Unidos reporta que este condado de Nueva York, tiene la mayor cantidad de hogares unipersonales de cualquier condado en todo el país. 

Otra razón que impulsa a varias personas de la tercera edad a vivir solitarias es la cantidad de viudas y viudos que permanecen en hogares que alguna vez fueron compartidos con sus cónyuges, como es el caso de Estefanía.

Aunque la fría y costosa Nueva York, puede significar un reto muy complicado para millones de adultos mayores que viven solos, por otro lado existe el consenso que tanto la Ciudad como el Estado brindan servicios y programas que ofrecen a los neoyorquinos mayores más vulnerables, la posibilidad de compañía, medicinas y comida caliente todo el año.

“Los días más duros de la pandemia, en donde tuvimos miles de nuestros ancianos aislados, vimos el lado más hermoso de los neoyorquinos en cada uno de los vecindarios. Se crearon movimientos voluntarios para llevar alimentos y medicinas. Y en estas fiestas los mismos vecinos tradicionalmente siempre identifican a señores que pueden estar solos y están pendiente de ellos”, relató una fuente del Departamento de Adultos Mayores de la Ciudad de Nueva York (DFTA).

Solamente la Alcaldía de Nueva York financia 300 centros para personas mayores (OAC) en los cinco condados donde, en algunos casos con el soporte de organizaciones sin fines de lucro, ofrecen comida caliente, servicios de asesoría de salud y actividades recreativas.

“Para nuestros abuelos de las comunidades hispanas, estas son fechas muy emocionantes y de recuerdos. Lo importante es que todos los neoyorquinos sepan que cuentan con servicios, con números de emergencia de apoyo para nuestros ancianos, que por alguna razón enfrenten una situación difícil. No solo en Navidad, sino todo el año.”, destacó la portavoz de DFTA.

Un caso muy especial: ancianos con VIH

Si hay una población vulnerable y muy específica, que está en un riesgo muy elevado de sufrir los embates y las complejidades que encierra la nostalgia navideña, son los envejecientes del colectivo LGBTQ+ que viven solos, y con la carga de tener el Virus de Insuficiencia Humana (VIH).

Por ello, recientemente por iniciativa del Programa ‘Salud es Vida’ de la Comisión Latina sobre el Sida se realizó la jornada digital: El Riesgo de la Melancolía Navideña en quienes viven con VIH.

“Para la cultura hispana la Navidad implica que se debe tener mucha esperanza y ganas de celebrar. Es un momento asociado con la alegría y grandes reuniones familiares. Lo importante es que las personas no se sientan forzadas a sentirse felices, simplemente porque es Navidad. Ese esquema, puede encender situaciones de mucho stress”, recomendó Leonardo Aguilar, coordinador del programa del Centro de Capacitación y Educación sobre el Sida (AITS).

Aguilar, en conferencia virtual, insistió que para las personas de tercera edad que viven con VIH y que además enfrentan depresión y ansiedad, las navidades podrían ser el motor que encienda sentimientos muy agudos de tensión, tristeza y sentimientos de pérdida.

Asimismo, el especialista insiste a los adultos mayores con VIH, que sean capaces de identificar oportunamente, si sienten la carga de las expectativas, la soledad y recuerdos de esta temporada, para buscar asesoría profesional.

“Observamos una mayor prevalencia de melancolía navideña en la comunidad VIH, que en el resto de los grupos comunitarios, especialmente los inmigrantes. Más en mujeres que en hombres. Con mayor agudeza, cuando hay antecedentes de salud mental y abuso de sustancias”, recalcó el especialista.

El denominador más común, que dispara cuadros de salud mental, de mucho riesgo, es cuando priva el deseo de estar en familia y la única opción es transitar por estas fechas en solitario.

También en estas fechas se reactivan los recuerdos de seres queridos que fallecieron, o que tienen muy poca opción de estar cerca porque viven en otro país.

Por su parte, el venezolano Luis Nava de 62 años, quien dirige el programa ‘Salud es Vida”, estima que la intención de este programa, es abordar la mayor cantidad de adultos mayores que viven con el VIH en la Gran Manzana y por muy variadas razones, están aisladas.

“Se debe adicionar para comprender los riesgos que tiene esta comunidad, que además de enfrentar un virus, siguen luchando con estigmas acerca de su condición. Y por ello, en muchos casos, le da miedo sociabilizar. Ahora, esta Navidad, cuando por fin pensábamos que teníamos más libertad por el fin de la pandemia, se sugiere que debemos ser cautelosos con la tripledemia”, concluyó el activista.

Desde mediados de los años 90, las terapias antirretrovirales marcaron un hito para quienes viven con VIH, pues alargaron la supervivencia, mejoraron la calidad de vida y “cronificaron” la enfermedad, abriendo el camino a la primera generación de personas que ya son adultos mayores, con una condición que dejó de ser una sentencia de muerte.

Adultos mayores en NYC:

  • 1,2 millones de residentes de la ciudad de Nueva York tienen 65 años o más, con base a datos compilados por la Fundación Kaiser Family.
  • 162,000 tienen 85 años o más.
  • 41,000 de estos adultos mayores viven de forma permanente en asilos.
  • 50% de los adultos mayores son inmigrantes, en su mayoría de origen dominicano, mexicano y asiático, es la segunda vez que sucede esta tendencia en la ciudad de Nueva York, desde la Segunda Guerra Mundial.
  • 1.4% de los ancianos de la ciudad son indocumentados, de acuerdo con un estudio del Centro para el Estudio del Futuro Urbano.
  • 50% más posibilidades de vivir en la pobreza tienen los inmigrantes de la tercera edad.

Recursos para ayudar a nuestros abuelos:

  • Conozca todos los recursos para ayudar a los adultos mayores en NYC a través de la página oficial del Departamento de Adultos Mayores (DFTA): https://www.nyc.gov/site/dfta/index.page o LLame a 212-AGING-NY (212-244-6469)
  • Si en estas Fiestas conoce de algún anciano en su vecindario que enfrente dificultades por soledad o falta de medicinas y alimentos llame inmediatamente al 311

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