Trabajadoras de salones de uñas exigen mejores condiciones laborales en NY 

Se aferran a la propuesta legislativa ‘Ley del Consejo de Normas Mínimas de Salones de Manicura’

Las trabajadoras esperan que sus demandas sean escuchadas por los políticos de turno.

Las trabajadoras esperan que sus demandas sean escuchadas por los políticos de turno. Crédito: Juan Alberto Vázquez | Impremedia

Al menos setenta técnicos de uñas que laboran a lo largo del estado de Nueva York marcharon la mañana de este miércoles por calles de Manhattan para exigir a las autoridades se apruebe la  Ley del Consejo de Normas Mínimas de Salones de Manicura, reintroducida en la Legislatura estatal en enero de este año. 

Sintiéndose soslayadas y maltratadas por los dueños de los casi 5 mil 700 salones de manicura existentes en todo el Estado, las trabajadoras exigen que cesen “los robos de salario”, piden condiciones mínimas de salubridad, así como derechos laborales que incluyan planes de jubilación, días de descanso o enfermedad y equipo de seguridad apropiado para las trabajadoras de los salones de uñas que, al menos en Nueva York, son predominantemente mujeres inmigrantes de color que por su condición su labor suelen ser precarizada.  

“Básicamente queremos transformar la industria”, dijo a El Diario de Nueva York Daysi Chung, quien es directora de New York Healthy Nail Salons Coalition. “Buscamos que trabajadores, dueños de negocios y autoridades se sienten en la misma mesa, hablemos de los problemas y hallemos soluciones”, vocalizó. 

“Queremos además 30 minutos de descanso, días de descanso y enfermedad, sumado a la ventilación apropiada en los locales y el equipo de protección personal que usualmente les falta a las chicas”, remarcó Emily Marte, especialista del Comité de Seguridad y Salud Ocupacional de Nueva York (NY COSH).    

La Coordinadora de Programas de NY COSH, Blanca Vidal, lamenta que en este momento la ley de normas mínimas se halle detenida pues no cuenta con el número suficiente de patrocinadores en el Congreso estatal y si acaso sean una docena de ellos quienes la conocen y han manifestado interés en discutirla. Además de la senadora Jessica Ramos y el representante Harry Bronson, quienes la sometieron a la Legislatura Estatal en enero, son pocos los que empujan los cambios por lo que, la trabajadora Blanca Vidal adelantó que para el mes de abril una comisión viajará a Albany a tratar de conseguir más firmas de adeptos que muevan la ley también conocida como la S1800/A378.

 “Se trata de educar a otros congresistas para que sepan de qué se tratan y apoyen”, secunda Chung.

En marcha

A las 10 de la mañana en punto, la movilización partió del Bryant Park en la Sexta Avenida y Calle 42 para topar metros adelante la avenida Broadway, calle que el contingente ya no abandonó hasta llegar a la Union Square una hora con 15 minutos después. Fue un típico día de finales de marzo en Nueva York, con el sol en todo su esplendor y la temperatura luchando por alcanzar los 50 grados F.  

Mientras las marchantes levantaba sobre sus cabezas llamativas pancartas que rezaban “Mis manos construyen belleza” o “Quiero aire limpio para respirar”, decenas de curiosos, miraban con algo de asombro a las enjundiosas mujeres que expandían sus pulmones para que sus gritos alcanzaran mayor intensidad.

Muchas latinas se desempeñan en esta industria de la manicura.

Llevando en la vanguardia a la delegación latina —el 21 por ciento de la fuerza laboral del mercado de las uñas—, era la delegación asiática la que parecía, sin embargo, la más animada, entonando canciones que acompañaban con tambores y maracas; ellas representan el 73 por ciento del total de trabajadoras del sector. “Muchas son madres solteras que trabajan en condiciones insalubres, que respiran químicos por 8 o 10 horas al día, situación que tiene un alto impacto en sus vidas y su salud reproductiva o durante el embarazo”, dijo Chung mientras acompañaba la marcha y sonreía al escuchar ruidosos “¿¡Qué es lo que queremos!? ¡Justicia! ¿¡Cuándo la queremos!? ¡Ahora!”. 

“A mí la dueña me decía ´debes de traer sopa de comida para que así no te quite mucho tiempo´”, recordó Vidal al referir cómo, de tener oportunidad, los dueños abusan pagando lo obligatorios 15 dólares por hora, sí, pero solo dando 4 o acaso 6 horas de trabajo. “Con ese sueldo no podemos pagar luz, renta, ya no digamos la educación o quién nos cuida a los hijos”. 

Más indignación muestra la poblana Maria Aco, quien se pregunta cómo es que las dueñas suelen “regalar” masajes a las clientas, pero las ponen a ellas a hacer esa labor para la cual no reciben remuneración alguna. “Eso es abusar de nosotras y de nuestra labor”, se quejó antes de lanzar otra encomienda en la Herald Square donde la marcha se detuvo algunos minutos antes de continuar. 

Cifras de un sector maltratado 

Un informe dado a conocer en el de 2022 por estudiantes de la Universidad de Cornell, desnudó la crisis de la industria de salones de uñas. Los trabajadores en todo el estado no enfrentan más que desafíos económicos y de salud, derivados de la intensa competencia que impide los esfuerzos de los propietarios para mantener altos estándares laborales y, por consiguiente, un permanente maltrato a la planta laboral. 

El informe manifiesta que la mayoría de los técnicos de uñas en Nueva York reciben salarios bajos, a menudo por debajo del salario mínimo. Una encuesta del 2021, arrojó que en ese es el caso de al menos el 76% de los trabajadores latinos. “Aunque la ley dice que nos deben de pagar a 15 la hora muchos dueños ofrecen 8 dólares y nos recomiendan que completemos con las propinas, pero ese es un abuso pues esas son cosas que no se deben mezclar”, puntualizó Vidal.

A la práctica de bajar los sueldos se le conoce como “robo de salarios” y es común en la industria, sobre todo en los locales que ofrecen tarifas por debajo de lo establecido. La misma encuesta mostró que entre los salones que cobran menos de 13 dólares por manicura, el 87% de los trabajadores experimentaron robo de salarios. Pero si la tarifa se mantiene arriba de los 16 el trabajador es más común que reciba lo justo.

En otro punto, se sabe que la mayoría de los técnicos de uñas no tienen un plan de ayuda médica y sólo el 22 % aceptó estar en esa condición, en comparación con casi el 72 % de los trabajadores de Nueva York en general que reciben el beneficio de un plan con esas características. “La belleza de las uñas va en detrimento de la salud reproductiva de nuestras compañeras. Por ejemplo, por ley, todos los salones deberían tener una ventilación apropiada, pero hay dueños que cuentan con ventilación y no la prenden más que cuando llega alguna inspección”, resaltó Vidal. 

Lo que plantea Reyna Bello

Reyna Bello es otra afiliada de la NY COSH que recién cumplió 15 años en la industria. Ella se queja que una vez la corrieron sin motivo de un sitio donde era normal que la dueña del local las tratara a gritos y no les diera más que 5 minutos para comer. 

Bello suele participar en cada manifestación y trata de apoyar a otras pues ha sufrido los maltratos y el pisoteo de sus derechos. “Los propietarios de los salones de belleza deben detener las prácticas ilegales y de explotación de los trabajadores”, propone junto a un “consejo de la industria” que formarían trabajadores, empleadores y funcionarios públicos”, culmina

“¿O acaso es mucho pedir?”, se pregunta antes de despedirse para poder llegar a tiempo a su lugar de trabajo. 

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