NYC tiene otros “caballos de batalla” contra el abuso laboral a trabajadoras domésticas en tiempos de crisis migratoria

Un programa de mediación entre trabajadores que reportan abusos y sus empleadores, sin necesidad de ir a tribunales, es la estrategia renovada de la Ciudad para resolver casos de explotación y discriminación

Angélica Novoa, una activista de la organización NICE, en Queens, forma parte de jornadas de capacitación para los trabajadores más vulnerables.

Angélica Novoa, una activista de la organización NICE, en Queens, forma parte de jornadas de capacitación para los trabajadores más vulnerables. Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

¡Conozca tus derechos! es una consigna que la Ciudad de Nueva York está tratando de amplificar en tono más alto en los últimos días, para que alcance los oídos de los trabajadores domésticos de limpieza, niñeras y cuidadores de ancianos que siguen sufriendo robo de salarios, violaciones de sus derechos de licencia por enfermedad, acoso, discriminación y muy particularmente miedo a represalias de sus empleadores. Más aún, si piensan en denunciar un comportamiento ilegal.

En este instante, cuando miles de nuevos inmigrantes siguen llegando a la Gran Manzana, desesperados por sobrevivir, este llamado adquiere un nuevo perfil. Precisamente porque se ha comprobado que existen todos los riesgos para que se expanda, lo que muchos activistas describen, como nuevos esquemas de “esclavitud moderna”.

La historia de la venezolana Damelys Marín, de 35 años, quien llegó hace tres meses, podría estar expandiéndose sin control.

“A través de una agencia de empleo en Astoria, me contrataron para limpiar un local comercial lleno de cochinadas. Fueron dos días. Más de 18 horas de trabajo. Y luego cuando el señor me fue a pagar, la cuenta terminó en menos de $8 la hora. Menos de la mitad de lo que yo calculaba. Como estaba desesperada por tener algo de dinero. Preferí tener algo, que nada“, contó la inmigrante.

Damelys comparte que las barreras del idioma y los temores sobre tu estatus migratorio la hicieron aceptar lo que sabía era un comportamiento cruel y abusivo, en un momento límite en donde tenía más dudas que certezas.

“Es muy duro tomar decisiones, cuando no tienes un dólar en tu bolsillo. Pero después que te informas, aunque pareciera tienes todo en contra: !Aqui tienes derechos! Y lo más importante es que cuando aceptas cualquier migaja o limosna, luego de trabajar duro, terminas destruyendo años de luchas de este gremio”, reconoce la venezolana.

Derechos y Mediación

En efecto, los años de lucha a los cuales se refiere esta inmigrante, han significado que en 2021 el Concejo Municipal aprobó una enmienda del Código Administrativo en la Ley de Derechos Humanos de la ciudad de Nueva York, la cual obliga a las personas que contratan a trabajadores domésticos, a garantizar ciertas protecciones y no discriminar por motivo de discapacidad, raza, religión, edad y nacionalidad.

Y el pasado mes de diciembre, la Ciudad de Nueva York anunció el lanzamiento de un Programa de Mediación creado para ayudar a los trabajadores domésticos de la ciudad y a sus empleadores, a resolver problemas en el lugar de trabajo de manera respetuosa, confidencial y gratuita sin tener que acudir a los tribunales.

Esta mediación, que beneficia tanto a los trabajadores como a los empleadores, es voluntaria y está disponible para resolver problemas con salarios no pagados y horas extras, infracciones de licencia por enfermedad y sobretodo evitar represalias.

Esta acción única en el país, es coordinada por Departamento de Protección al Consumidor y el Trabajador (DCWP) de la ciudad de Nueva York y la Oficina de Juicios y Audiencias Administrativas (OATH).

En general, se está tratando que miles de trabajadores domésticos y sus empleadores, puedan resolver disputas, sin tener que recurrir a litigios costosos.

Este nuevo programa marca una victoria para esta fuerza laboral, en su mayoría inmigrantes de color.

Se espera que contribuya en gran medida a quitar energía a los abusos, así como a educar a los empleadores sobre la mejor manera de cumplir las leyes vigentes en la Gran Manzana.

La semana pasada se realizó una jornada en la iglesia St. Constantine & Helen en Queens en donde autoridades de la Ciudad realizaron una conferencia abierta para explicar los alcances de este programa y reiterar que los trabajadores auxiliares domésticos tienen derechos laborales, como cualquier otro sector económico.

Esa jornada marcó el inicio de una secuencia de actividades similares que se han ido realizado en los cinco condados.

Un onda expansiva

Todo apunta, en resumen, a difundir por todos los medios posibles que el estatus migratorio de una persona no le quita el derecho a ganar el salario mínimo legal vigente, obtener una licencia de enfermedad y optar por cambios de horarios laborales vigentes para ciertos “eventos personales”, como ir al médico.

Ahora, si en medio de una queja, el trabajador y el empleador aceptan la mediación, un funcionario neutral del Centro para la Resolución Creativa de Conflictos de la OATH se reunirá con las dos partes para comprender los problemas y llegar a un acuerdo que sea justo para todos.  Un miembro del personal del DCWP y los representantes de los trabajadores o empleadores también podrían participar en la negociación.

Pero aunque las iniciativas y las legislaciones pueden ser muy claras, sin la intermediación de organizaciones de base comunitaria, que acerquen esta información a los trabajadores, especialmente a los inmigrantes, todo pareciera ser “letra muerta”.

Por ello, en las últimas semanas se han encendido los motores a jornadas de divulgación comunitaria, para que en el corazón de los vecindarios más afectados por la discriminación laboral, estas iniciativas de intermediación se conviertan en una onda expansiva.

Angélica Novoa: “Con el nuevo flujo de migrantes estamos conociendo nuevas historias de abuso laboral”. (Foto: F. Martínez)

“No bajen la cabeza”

En esta dirección, organizaciones como New Inmigrants Community Empowering (NICE) con más de dos décadas de acciones de empoderamiento a trabajadores en Jackson Heights, en Queens, se ha trazado como objetivo atraer al mayor número de miembros para que participen en jornadas de capacitación para que entiendan cómo reclamar sus derechos laborales.

Por años desde este espacio se pelean casos de explotación laboral como robo de salarios, discriminación, compensación de trabajadores, acoso sexual, organizando casos individuales y grupales contra empleadores corruptos, en coalición con sindicatos, socios legales y el Departamento de Trabajo.

Y en el nuevo panorama definido por el flujo de miles de recién llegados, que están en situación de sobrevivencia, este desafío adquiere dimensiones gigantescas.

Asi lo explica, la colombiana, Angélica Novoa, Directora de Entrenamiento y Educación de NICE, quien pondera que en la Gran Manzana se ha avanzado en un gran marco legal de protección a los trabajadores domésticos, pero que sigue contrastando con una terrible situación de abusos.

“Nuestra misión como organización comunitaria es realizar jornadas de educación para que los trabajadores entiendan cuáles son sus derechos. Además, que sepan los nuevos programas de intermediación facilitados por la Ciudad. Sabemos que los cambios no van a venir del empleador. Es una emergencia generar conciencia en nuestros miembros. Que se entienda que no se hacen ningún favor aceptando cualquier condición”, subrayó la activista.

Novoa destaca que tristemente en las últimas semanas se han acercado nuevos miembros a la organización, compartiendo historias terribles de abuso.

La constante son mujeres recién llegadas que están desesperadas por obtener dinero, para enviar a sus países de origen, en donde en muchos casos dejaron a sus hijos.

Se repiten además muchos testimonios de trabajadoras que son sometidas a prolongadas jornadas, incluso turnos de 12 horas, en donde no gozan ni del salario mínimo legal, ni días de enfermedad, ni días descanso.

El otro aspecto de este esquema laboral, es que como se trata de acuerdos verbales, no se dejan claros cuáles son las funciones específicas de cada trabajadora doméstica, entonces son obligadas a jornadas agobiantes de limpieza, cocina y cuidado de niños o ancianos. Todo al mismo tiempo.

“En nuestros entrenamientos le dejamos principalmente claro a los trabajadores que no bajen la cabeza. Y reforzamos que aunque están en una situación de sobrevivencia, deben poner en foco su salud y su dignidad. Finalmente, vemos a mujeres que en poco tiempo terminan enfermas física y emocionalmente. Y eso complica toda su situación”, reflexiona Novoa.

“Somos unas profesionales”

La colombiana Carmen Marmolejo, como prefirió identificarse para esta entrevista, hace cinco años vino a Nueva York y empezó un trabajo como niñera en una casa. Como ella misma precisa, estuvo “casi un año y medio encerrada” cuidando un bebé.

“Se me subió el azúcar de tanto estrés. Como las citas médicas son de lunes a viernes, no tenía opción de salir libre, porque la señora de la casa no tenía tiempo. Sufrí muchos abusos por ignorar mis derechos. Trabajaba 12 y 13 horas diarias y me pagaban $300 a la semana“, cuenta Carmen.

Ahora la inmigrante es activista comunitaria de NICE y quiere replicar varias lecciones aprendidas de un proceso que ha sido complicado y que estropeó su estado emocional y físico.

“Es importante que nuestros trabajadores domésticos sepan las leyes, incluso para protegerse de grandes problemas. Cuando eres niñera debes estar 100% dedicada al niño. No descuidarlo por un minuto. Si estás además limpiando, haciendo otras labores, y en ese momento al bebé le pasa algo, puedes terminar presa. Por eso la importancia de que nos formemos y acudamos a este tipo de organizaciones”.

Como NICE existen en los cinco condados centenares de organizaciones de base comunitaria que tratan de poner muros al abuso laboral, como el Proyecto de Justicia Laboral, Make The Road NY, La Colmena, la Alianza Ecuatoriana Internacional. Por citar apenas unos ejemplos.

La experiencia de Carmen la motiva a convertirse en una multiplicadora, no solo de la necesidad de expandir la información sobre los derechos, sino también de crear conciencia en esta fuerza laboral que considera vital para una ciudad como Nueva York.

“Debemos proyectar que somos esenciales, que muchas familias no podrían funcionar sin nosotras. Por ello, además debemos insistir en que somos profesionales, somos honestas, somos puntuales, bien presentadas. Y nunca permitamos las humillaciones, ni por el robo de salario, ni por los malos tratos“, concluyó.

“Se ha avanzado, pero falta”

Asimismo la concejal Carmen de la Rosa, presidenta del comité de asuntos laborales del Concejo Municipal recuerda que en 2013 se pasó una legislación que da derechos a los trabajadores auxiliares domésticos a días de enfermedad. En paralelo, se ha avanzado en ofrecer las protecciones mínimas a una masa laboral que históricamente ha sido abusada.

“Pero si las personas no saben sus derechos, se seguirán empleando siendo víctimas de abusos. Estamos conscientes que los nuevos inmigrantes llegan en una situación muy frágil. También que hay centenares de personas que siguen aceptando jornadas de 24 horas. Es el momento de seguir nuestra alianza con organizaciones sin fines de lucro, para educar mayoritariamente a inmigrantes mujeres de color”, dijo la legisladora local.

¿Cómo acceder a un programa de mediación?

  • El Programa de Mediación para Trabajadores Domésticos es gratuito, confidencial, se ofrece sin importar el estatus migratorio y brinda una resolución justa más rápida que iniciar acciones legales en los tribunales. 
  • El programa va dirigido a niñeras, cuidadores de atención domiciliaria, asistentes de atención personal y limpiadores de casas.

Una mayoría laboral hispana:

  • 78% de esta masa laboral nació fuera de Estados Unidos.
  • 38% son hispanos / latinos, el 27% negros (no hispanos) y el 18% asiáticos.
  • 1/4 de estos trabajadores no reciben ni siquiera el sueldo mínimo de $15 por ahora con base a una investigación de la Universidad de Cornell realizada antes de la pandemia, La crisis que refleja esta cifra podría ser más aguda en este instante.

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