El Circo de Trump adquiere fama mundial

He comprobado que entre los muchos asuntos que se generan en los USA el de los juicios penales ligados al expresidente Donald Trump acapara el interés de la opinión pública mexicana

Trump enfrenta acusaciones por conspirar para anular la elección presidencial del 2020.

Trump enfrenta acusaciones por conspirar para anular la elección presidencial del 2020. Crédito: Drew Angerer | Getty Images

Por estos días me encuentro en la Ciudad de México atendiendo asuntos tanto de índole profesional como familiares. Este periplo me ha servido para monitorear obsesivamente informativos en mi país y calibrar así su contenido, tono y carencias.

En ese recorrido he comprobado que entre los muchos asuntos que se generan en los USA el de los juicios penales ligados al expresidente Donald Trump acapara el interés de la opinión pública mexicana.

Es revelador que “El Circo de Trump” que ha tenido paradas en Nueva York, Florida, y Washington, a pesar de no beneficiar (ni perjudicar) a la población allende las fronteras, —como si influyen en muchos casos noticias relativas a la migración, la economía o la diplomacia—, gane los titulares, los likes y los memes.

Tampoco debe sonar extraño que el desquiciado espectáculo que un exprimer mandatario se ha propuesto presentar a la opinión pública mundial, tenga a millones esperando ya sea cualquier nuevo dictamen cuando no el más reciente exabrupto de Trump vía sus redes sociales. Hallo cierto placer morboso entre mis paisanos que, al mirar los problemas de un magnate, olvidan por un momento los propios.

El detallado repaso de los líos legales de Trump que envuelven (presuntos) fraudes financieros, sustracción oficial de documentos oficiales clasificados y un esquema para defraudar al sistema electoral de los Estados Unidos, ha permitido además que muchos se adentren en los entresijos de la política interna de este país.

Pero a pesar del empeño de los informadores en tratar de clarificar los hechos, sobre todo en el caso de los recovecos buscados por Trump y su equipo de asesores para, presuntamente, defraudar al sistema electoral, muchos de mis compatriotas en México no terminan de entender a plenitud lo que sucede, acostumbrados ellos a que el mismo día de la votación se realice el conteo de votos y, a menos que suceda algo extraordinario, se proclame al vencedor.

—¿Los electores estatales? —se preguntan con una mezcla de sorna y genuina perplejidad.

—Pero si la elección se realizó en noviembre, ¿por qué se reúnen los congresistas en enero para declarar un ganador? — me cuestionan cuando busco explicarles el intrincado método donde unos estados ofrecen más votos electorales que otros.

Lo que les queda claro a los mexicanos con los que hablé, es que un presidente cuestiono la limpieza de las elecciones antes de que se realizaran, y luego buscó diversas maneras de defraudar al sistema electoral reuniendo una mafia estilo crimen organizado para buscar perpetuarse en el poder.

“¿Qué no se supone que eso sólo pasaba en los países bananeros al sur del Rio Bravo?”, me dijo un querido colega no sin algo de sorna.

Mientras los mexicanos miran divertidos los pataleos de un expresidente desquiciado, lo que no alcanzan a ver es la posibilidad de violencia en la calle ni la profunda grieta que se abre en Estados Unidos entre dos visiones del mundo que había aprendido a convivir pero que ahora parecen querer destruirse.

* Juan Alberto Vázquez es corresponsal de MVS Noticias (México) y autor del libro “NXIVM: La secta que sedujo al poder en México” y “Los padrotes de Tlaxcala”Twitter @juansinatra

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