Regresan los ecos de la pandemia

Decíamos que se necesitaba la inmunidad del rebaño para que con más inmunizados tuviéramos menos enfermos, pero no fue así y millones de dosis se fueron a la basura

New York's Northwell Health Hospital Administers Covid Vaccines

Vacunación contra el Covid-19. Crédito: Scott Heins | Getty Images

La falta de consenso y las teorías de supuesta conspiración nos cobran los errores cometidos durante la pandemia. Me refiero al inusitado crecimiento en los reportes de nuevas infecciones del Convid-19, de acuerdo con los Centros para Control y Prevención de Enfermedades y la Organización Mundial de la Salud, que alertan sobre ese enemigo silencioso, oculto pero mortal que todavía anda por ahí.

Y es posible que si las cosas siguen como van, tengamos que prepararnos para aceptar una posible orden nacional y masiva de vacunación, en el próximo otoño, para prevenir otro brote de coronavirus.

Escuchábamos esta semana que los analistas atribuyen el fenómeno a que, aunque más personas enferman, ya no se hacen las medidas de rigor. ¿Para qué, si desde mayo el gobierno de Joe Biden dio por terminada la emergencia por la pandemia del coronavirus?

Pero no tan rápido, señor Presidente, pues según las cifras van casi dos y medio millones de personas que volvieron a infectarse en unos 17 de los 50 estados de la unión, algo hay que hacer.

Y esta situación nos deja en ascuas, pues creíamos que, una vez enfermos ya tendríamos los antivirus, pero las variantes como Ómicron, nos dicen otra cosa, y desafían las vacunas aplicadas de Pfizer, Moderna o de Johnson & Jonhson.

Esta sorpresa es casi tan cruel como la amenaza en los años 2020 y el 2021, porque nos advierte que no tenemos inmunidad contra el COVID, aunque hayamos recibidos la vacuna. 

Entonces quedan dos salidas: que tengamos que aceptar vacunarnos periódicamente, o al menos cada año, como ocurre con el flu o la gripa.

O que aprendamos a evitar el virus, utilizar más frecuentemente la incómoda, pero salvadora mascarilla, a la extrema higiene y evitar el tradicional saludo de darse las manos; pero ante todo a reconocer que los recursos de salud no pueden cortarse, pues debe seguir la investigación del coronavirus, especialmente en países más ricos como los Estados Unidos.

Parte de ese cobro del que hablábamos al principio es el debate interminable y la resistencia de millones de personas que de plano dijeron a la vacuna.

Decíamos que se necesitaba la inmunidad del rebaño para que con más inmunizados tuviéramos menos enfermos, pero no fue así y millones de dosis se fueron a la basura. Pues muchos estaban convencidos de las teorías que entonces lanzaban personajes como Donald Trump, que, aunque se infectó desestimó los riesgos, dando ejemplo contra la inmunización masiva que se necesitábamos.

Y ahora sólo en New York van más de 600 mil enfermos. Este mal es de todos, manos a la obra y a lavarse muy bien las manos.

La autora, Sofía Villa, escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision donde trabaja como Writer /Producer. 

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain