Comidas que debes evitar para prevenir enfermedades hepáticas

Evitar el consumo de alimentos ricos en azúcares y grasa contribuye a evitar enfermedades hepáticas, afirma una especialista de Harvard

El consumo de azúcares, alcohol y la comida rápida contribuyen a la formación de grasa en el hígado

El consumo de azúcares, alcohol y la comida rápida contribuyen a la formación de grasa en el hígado  Crédito: Shutterstock

El consumo de determinados alimentos pueden contribuir a ganar peso y grasa en el cuerpo, sin embargo, hay órganos que se ven afectados más allá de la grasa abdominal y los problemas de presión que esto implica, tal es el caso del hígado graso.

Uno de cada cuatro adultos en todo el mundo padecen de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD), que puede generar cicatrices extensas conocidas como cirrosis, insuficiencia hepática y un mayor riesgo de cáncer de hígado.

El hígado graso es consecuencia de la acumulación de cantidades anormales de grasa en el tejido hepático, esta enfermedad viene dada por una afección causada por la irritación del hígado, explica  Kathleen Viveiros hepatóloga clínica en Brigham and Women’s Hospital.

La especialista, en un artículo publicado por la Universidad de Harvard, destaca que “NAFLD es más común en personas que tienen presión arterial alta, colesterol alto, resistencia a la insulina (prediabetes) o diabetes tipo 2”.

Así mismo, en personas con sobrepeso u obesidad, advierte que “es posible desarrollar NAFLD incluso si su índice de masa corporal (IMC) es normal”.

La investigación han demostrado que la inflamación crónica de bajo grado puede convertirse en un asesino silencioso, ocasionando enfermedades crónicas como: cardiovasculares, el cáncer, la diabetes tipo 2 y otras afecciones.

Para la prevención y combate de enfermedades la alimentación cobra relevancia, en el caso de la NAFLD se vincula a la salud metabólica, por lo que una alimentación sana disminuye los riesgos.

Las claves para prevenir NAFLD está la pérdida de peso, actividad física y alimentación saludable, esto deviene en mejores condiciones y a su vez ayuda a controlar la presión arterial, el colesterol y el azúcar en sangre.

Hay evidencia científica de los riesgos que representa para la salud, ciertos alimentos:

Azúcares añadidos y refrescos

Refresco de cola
El consumo de bebidas azúcaradas como los refrescos puede aumentar el riesgo de cáncer de hígado.
Crédito: New Africa | Shutterstock

Alimentos con jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, así como refrescos, generan grandes cantidades de depósitos de grasa en el hígado.

 Para conocer la cantidad de azúcares añadida es preciso leer con detenimiento las etiquetas de los alimentos a fin de verificar que contiene azúcares agregados, jarabe de maíz, la dextrosa, la miel y el agave.

Comida rápida

Imagen de comida chatarra
Los amantes de la comida rápida sufren un aumento de la grasa hepática.
Crédito: Joenomias | Pixabay

Por contener altos niveles de azúcar agregada, grasas saturadas, y otros ingredientes perjudiciales para la salud metabólica, los especialistas recomiendan evitar el consumo de este tipo de alimentos.

El consumo regular de comida rápida se asocia con la enfermedad del hígado graso, de acuerdo a un estudio reciente en Clinical Gastroenterology and Hepatology .

Esta condición se ve con mayor frecuencia en  personas que tenían diabetes tipo 2 u obesidad. Las comidas rápidas tienden a tener un alto contenido

Las bebidas alcohólicas

Consumo de bebidas alcohólicas
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan establecer un límite de cuánto será el consumo de alcohol.
Crédito: Dean Drobot | Shutterstock

El alcohol no tiene valor nutricional, daña directamente el hígado y afecta una microbioma saludable. “Si tiene NAFLD, es mejor evitar cualquier causa adicional de lesión hepática. Simplemente, no sabemos qué cantidad de alcohol es segura para quienes padecen la enfermedad del hígado graso; incluso el consumo social puede ser excesivo”, explica Viveiros.

Recomendaciones alimenticias

Dentro de las recomendaciones que da la especialista de Harvard, destaca adoptar la dieta mediterránea por sus múltiples beneficios para la salud.

En su artículo cita un estudio en el cual participaron 294 personas con obesidad abdominal y desequilibrios de lípidos, como triglicéridos altos, que durante 18 meses siguieron tres esquemas de alimentación: pautas dietéticas saludables estándar, una dieta mediterránea tradicional o una dieta.

Los resultados indican que los tres grupos perdieron algo de peso, los dos grupos de la dieta mediterránea perdieron más peso y se mantuvieron así durante un período más largo.

También mostraron una reducción de la grasa hepática al final de los 18 meses, “pero la grasa hepática disminuyó dos veces más en el grupo de dieta verde-mediterránea que en el grupo de dieta mediterránea tradicional”, agrega.

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