Viajó a Tailandia y se sometió a un tratamiento exfoliante para pies que tuvo un resultado fatal

Una joven de 29 años perdió todos los dedos de su pie derecho por una infección que desarrolló tras someterse a dicho tratamiento estético

Exfoliación pies peces

En muchos sitios se han vuelto populares las exfoliaciones de piel con peces. Crédito: Shutterstock

Una mujer originaria de Australia jamás se imaginó que un viaje que realizó a Tailandia en 2010 sería la peor experiencia y decisión que ha tomado, ya que este le ha traído consecuencias fatales y de por vida.

En aquel tiempo, Victoria Curthoys, de 29 años, emprendió una aventura en aquel año rumbo a Tailandia, con la intensión de conocer este popular sitio turístico y conocer un poco más de su cultura. Con esto, parecería que se trataría de un viaje más; sin embargo, este dio un giro radical cuando decidió hacer algo que no tenía pensado.

Resulta ser que Victoria decidió practicarse un tratamiento exfoliante para pies, el cual utilizaba peces para quitar la piel muerta de esta parte del cuerpo. Todo parecía ir bien hasta que días después de haberse hecho este procedimiento, la mujer comenzó a presentar dolores de cabeza recurrentes, así como cosquilleos en la planta de los pies.

En Tailandia, es muy común las clínicas estéticas donde utilizan pequeños peces de agua dulce llamados Garra Rufa, debido a que se considera que estos tienen un poder medicinal. Pero en esta chica tuvieron un efecto contrario, pues al volver a su casa, continuó con los malestares.

Luego de padecer fuertes dolores en los pies, decidió acudir a un hospital en Australia, en donde los médicos la sometieron a varios estudios que confirmaron que padecía la llamada enfermedad Schwelmenella, una infección que se come los huesos, obligando a la paciente a ser intervenida quirúrgicamente para limpiar las infecciones, que tuvieron su origen en el procedimiento exfoliante con peces.

Dada su condición, los doctores tuvieron que amputarle a Victoria el dedo gordo de su pie derecho y días más tarde, al ver que la infección no cedía, tuvieron que quitarle el resto.

“Terminé teniendo otra infección ósea en el dedo gordo del pie y los médicos tardaron más de un año en descubrir qué tipo de virus tenía. Cuando se dieron cuenta de lo que era, todo el hueso del dedo del pie se me había comido y había estado sufriendo enfermedades todo el tiempo”, relató Curthoys sobre la traumática experiencia, en entrevista para Daily Mail.

“Honestamente, puedo decir que mi pie nunca fue tan saludable como lo es ahora. Tuve mucha suerte de poder levantarme”, sentenció la australiana.

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