Inteligencia Artificial detecta, confirma y clasifica una supernova por primera vez

La Inteligencia Artificial, en colaboración con telescopios robóticos, identificó una supernova en un logro sin precedentes

Ilustración de una supernova generada con IA. Bing

Ilustración de una supernova generada con IA. Crédito: Ilustación generada con Bing | Impremedia

En el ámbito de la astronomía, la Inteligencia Artificial (IA) está demostrando rápidamente su valía al asumir tareas que antes requerían mucha mano de obra y tiempo para los humanos.

Ahora, se ha logrado un hito importante cuando la colaboración entre telescopios robóticos y algoritmos de aprendizaje automático permitió la primera detección, confirmación, clasificación y posterior intercambio de una supernova con la comunidad astronómica gracias a la IA.

Además, sorprendentemente, todos estos procesos se desarrollaron en cuestión de días, según el anunció del descubrimiento el pasado 7 de octubre publicado en el sitio web del grupo de trabajo de supernovas de la Unión Astronómica Internacional.

IA: Conoce al BTSbot

La herramienta de vanguardia responsable de este logro se llama acertadamente Bright Transient Survey Bot (BTSbot). Se sometió a su primera prueba en el mundo real con gran éxito. El 3 de octubre, Zwicky Transient Facility (ZTF), un observatorio robótico especializado en capturar imágenes celestes, desenterró una fuente candidata inesperada en el cielo nocturno, bautizada como SN2023tyk.

Apenas dos días después, BTSbot no solo detectó a este candidato en los datos de ZTF sino que también lo consideró un hallazgo prometedor.

Normalmente, este proceso de evaluación cae dentro del ámbito de los astrónomos humanos que deciden si un candidato merece una mayor investigación. Luego solicitarían un observatorio para observar el evento y recolectar un espectro de luz. El espectro de luz actúa como una huella digital cósmica, revelando el tipo de supernova.

Una sinfonía de IA y telescopios

Una vez que BTSbot identificó al candidato intrigante en los datos de ZTF, entró en acción estableciendo contacto con otro telescopio robótico, la máquina SED en el Observatorio Palomar. La tarea que nos ocupaba era capturar el espectro.

Posteriormente, el espectro recopilado fue analizado mediante un segundo algoritmo llamado SNIascore, que determinó que el evento celeste era una supernova de Tipo Ia. Estas supernovas ocurren cuando una estrella enana blanca acumula suficiente masa de una estrella compañera, lo que finalmente desencadena una explosión cataclísmica.

“Nunca antes una serie de robots y algoritmos de inteligencia artificial habían observado, identificado y comunicado con otro telescopio para finalmente confirmar el descubrimiento de una supernova”, afirmó Adam Miller de la Universidad Northwestern, quien dirigió este trabajo pionero.

Este notable logro allana el camino para futuros avances. Al excluir a los humanos del proceso, los investigadores tienen más tiempo para analizar observaciones y formular hipótesis sobre los orígenes de las explosiones cósmicas. El desarrollo de modelos más refinados puede permitir a los robots aislar subtipos específicos de explosiones estelares.

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