China invierte en viejas tácticas desinformativas, pero el mundo ya no le cree

Según el Departamento de Estado, el gobierno del gigante asiático compra contenidos, fabrica ciertos personajes para difundir mensajes y oculta las narrativas desfavorables

Xi Jinping, presidente de la República Popular China.

Xi Jinping, presidente de la República Popular China. Crédito: Lintao Zhang | Getty Images

Para nada sorprende, debido a su historial, un informe publicado recientemente por el Departamento de Estado de EEUU que señala que China está invirtiendo en modificar el discurso mundial sobre su país con desinformación.

En su incesante búsqueda por controlar la narrativa a nivel internacional y lo que se habla del gigante asiático, el gobierno de Xi Jinping no escatima en gastos para desinformar, a pesar de la crisis económica en que se encuentra tras la pandemia de COVID-19.

Estados Unidos acusó a China de promover la censura y el “autoritarismo digital” mediante “métodos engañosos y coercitivos”, como parte de sus esfuerzos propagandísticos. Fue el Global Engagement Center, del Departamento de Estado, el que publicó el informe de 58 páginas.

Jamie Rubin, director del centro, expresó que los esfuerzos de Beijing podrían “transformar el panorama de la información global y dañar la seguridad y estabilidad de Estados Unidos, sus amigos y socios”.

“Si no se controla, la manipulación de la información (por parte del gobierno chino), podría disminuir en muchas partes del mundo la libertad de expresar opiniones críticas hacia Beijing”, agregó Rubin.

De acuerdo con los reportes, el gobierno de Xi Jinping organizó un viaje con todos los gastos cubiertos a 22 periodistas de 17 países, para que visitaran la región de Xinjiang, conocida por las denuncias de trabajos forzados y detenciones arbitrarias de la población uigur.

Desde 2022, la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos responsabilizó a China de “graves violaciones de los derechos humanos” contra los uigures y “otras comunidades predominantemente musulmanas”.

Los periodistas internacionales entonces redactaron elogios sobre la región, obviando las violaciones de derechos humanos que se cometen allí.

El informe menciona otros casos de manipulación mediática, como el de un comentarista falso, identificado como Yi Fan, que difunde artículos favorables a China en medios de comunicación asiáticos, africanos y latinoamericanos.

También señalaron el uso de bots y trolls en las redes sociales para contrarrestar las críticas y respaldar los mensajes favorables. Estos hechos preocupan a Estados Unidos, pues contribuyen al borrado de la represión en China y su limpieza de imagen a nivel internacional.

Según el Departamento de Estado, el gobierno del gigante asiático compra contenidos, fabrica ciertos personajes para difundir mensajes y oculta las narrativas desfavorables. Incluso, la agencia federal alertó que la estrategia de Xi Jinping podría afectar la toma de decisiones a nivel internacional con respecto a China, lo que sería una amenaza para los intereses de EEUU.

Como es habitual, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China acusó a la agencia del Departamento de Estado de ser un “difusor de desinformación” y el centro de mando de la “guerra de percepción”. Mientras la economía china va en picada, el gobierno continúa invirtiendo en viejas tácticas desinformativas; sin embargo, sus estrategias cada vez le funcionan menos en la arena internacional.

Karla M. Pérez González es periodista y editora.

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