En medio de la oscuridad, damos gracias

La necesidad de ayudar sigue siendo más apremiante que nunca. La necesidad de esperanza es aún mayor que nunca

Thanksgiving

Muchos pudieron compartir en Thanksgiving gracias a la dedicación, generosidad y sacrificio de muchos voluntarios. Crédito: Shutterstock

Hace casi tres milenios, mientras el pueblo de Israel estaba en exilio, el salmista lamentaba: “¿Cómo podemos cantar los cánticos del Señor estando en tierra extranjera?” En esta temporada de dar gracias, permítanme adaptar dicha frase:

“¿Cómo podemos dar gracias al Señor en medio de la oscuridad y el sufrimiento que experimentan tantos hijos de Dios? ¿Podemos dar gracias por la masacre de niños israelíes y la muerte de niños palestinos? ¿Deberíamos alabar a Dios por el secuestro de niños nigerianos y el tráfico de niños de Myanmar?”

Y déjenme detenerme aquí pues la lista de la maldad y la oscuridad de nuestro mundo parece no tener límites.

Entonces, ¿qué hacemos a medida que estamos en la temporada de dar gracias este año? ¿Nos quedamos en nuestro propio circulo como si todo fuese color rosa e ignoramos lo que no nos impacta directa e inmediatamente? Es tentador, pero no es el enfoque correcto.

Con los ojos bien abiertos a los problemas del mundo, sugiero que nos centremos en el tremendo bien que tantas personas están haciendo para aliviar al menos parte del sufrimiento de muchas personas en nuestro mundo.

Este trabajo de Caridades Católicas para aliviar el sufrimiento, mejorar la dignidad y salvar vidas es el resultado de la generosidad de nuestros voluntarios, donantes, la asociación con el gobierno, el compromiso de nuestras juntas directivas y, especialmente, la dedicación de nuestro personal.

El cardenal Dolan bendijo la comida que Caridades Católicas está distribuyendo a los neoyorquinos que de otra forma se hubieran quedado sin comer en este pasado Día de Acción de Gracias.

Gracias a la dedicación, generosidad y sacrificio de muchas personas los niños están recibiendo alimentación nutritiva, las familias están pudiendo permanecer en sus apartamentos, los jóvenes están teniendo éxito en las escuelas, y las personas con discapacidades están recibiendo alojamiento seguro y mucho más.

Por esto, y con mucha razón doy gracias. Esto es luz en medio de la oscuridad. La necesidad de ayudar sigue siendo más apremiante que nunca. La necesidad de esperanza es aún mayor que nunca.

Somos afortunados de poder reunirnos con nuestras familias con abundancia de comida y apoyados por familiares y amigos amorosos. Vamos a recordar darles gracias a Dios por estas bendiciones, pero también agreguemos una oración por aquellos que no serán tan afortunados.

Con gratitud.

Monseñor Kevin Sullivan es el Director ejecutivo de Caridades Católicas de Nueva York

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