Jugador de la selección de Guatemala y su esposa se debaten entre la vida y la muerte tras atentado
El exfutbolista Gustavo Cabrera, que fue atacado a tiros este martes en horas de la madrugada en Guatemala, fue el mismo que en 2012 recibió una sanción de por vida por parte de la FIFA al demostrarse su participación en amaño de partidos
Gustavo Cabrera durante un partido amistoso ante Jamaica en 2007. Crédito: Ramon Espinosa | AP
El exdefensor de la selección de Guatemala, Gustavo Cabrera, y su esposa Sheny Vega sufrieron durante la madrugada de este martes un ataque armado que los mandó a ambos con un pronóstico reservado a un hospital de la localidad.
El cuerpo municipal de bomberos en la provincia de Jalapa, cerca de la capital guatemalteca, acudió a las labores de ayuda y rescate de Cabrera y Vega, quienes yacían en el pavimento con múltiples impactos de arma de fuego, para ser trasladados al centro hospitalarios en el que se desconoce su actual estado de salud.
Sobre el ataque las fuerzas policiales no han revelado algún comentario o detalle sobre el hecho, limitándose a asegurar que iniciaron las investigaciones del caso.
Sin embargo, otras fuentes extraoficiales aseguran que el ataque pudo deberse a los temas extradeportivos por los que Cabrera fue suspendido en su momento de por vida por la FIFA.
El central, que militó en la selección de Guatemala entre 2002 y 2008 y también fue uno de los más destacados en el Real Salt Lake de la MLS y el Aarhus de Dinamarca, fue perseguido en 2012 al verse implicado en amaños de partidos, por lo que el ataque podría deberse a temas relacionados con las apuestas en el fútbol.
De cualquier manera el ataque contra Cabrera y su pareja es parte de la violencia armada que vive Guatemala desde hace varios años, lo que lo ha convertido en uno de los países más peligrosos de América Latina y el mundo.
Segun datos oficiales, en 2023 la violencia cobró la vida de 4,361 habitantes, lo que representó en un aumento del 2% con respecto al 2022.
De todas las víctimas, un total de 3,039 murieron como consecuencia de heridas por arma de fuego, lo que también fue un incremento de 548 casos (22%) con respecto al año anterior.
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