“Puerto Rico: Historia de una Nación”, un libro sobre “la indocilidad de los boricuas” y el aporte de la diáspora
El historiador puertorriqueño y profesor en University of Wisconsin-Madison Jorell Meléndez Badillo abunda sobre su nuevo libro en el que ubica a la nación puertorriqueña más allá de los límites geográficos de la isla
Nueva York – En la página 14 del libro de 324, Carlos Alberto Nieves Rivera posa desde una acera en Boston, Massachussets. La foto fue tomada en el 1954. La mano izquierda del protagonista está en uno de sus bolsillos. Viste abrigo, camisa blanca y pantalón oscuro. En su rostro se percibe una sonrisa a medias o incompleta.
Al que no conoce la historia de Nieves Rivera, puede parecerle una imagen más.
Sin embargo, la instantánea resume una realidad que está enraizada en la lucha puertorriqueña al menos desde los años 40 del siglo pasado.
Nieves Rivera formó parte de los aproximadamente 850,000 puertorriqueños que, durante la “Gran Migración”, se mudaron a Estados Unidos con el sueño de prosperar y mejorar sus condiciones de vida, mientras las autoridades en la isla cuajaban un proyecto de modernización que dejó atrás a muchos pobres de las zonas más rurales del país.
Tras dos décadas buscando avanzar económica y socialmente, Nieves Rivera decidió regresar a su natal pueblo de Aguadilla. En ese municipio al oeste de la isla conoció a quien sería su segunda esposa, Ana Nilda Roldán Soto, otra boricua que apostó a la promesa del “sueño americano”, pero mudándose a Nueva York.
Al igual que Nieves Rivera, Roldán Soto retornó a Puerto Rico cansada de la falta de vivienda asequible, racismo y las malas condiciones laborales.
Varias décadas después, en el 2013, Jorell Meléndez Badillo, nieto de Nieves Rivera y Roldán Soto migró a Connecticut para realizar estudios doctorales en historia latinoamericana.
En el caso de Meléndez Badillo, este pensó que el traslado sería temporero. Sin embargo, ya han pasado unos 11 años de su llegada a EE.UU.; de Connecticut se movió a Wisconsin, y actualmente es profesor asistente de historia latinoamericana en University of Wisconsin-Madison.
El académico no vislumbra regresar por ahora a la isla.
“Yo me fui de Puerto Rico en el 2013 pensando que iba a hacer mis estudios doctorales y me devolvía al país, y ahí fue cuando se exacerbó la crisis y me tuve que quedar acá. Mi sueño siempre es regresar como el sueño de tanta gente”, se sinceró el historiador en entrevista con El Diario.
La experiencia migratoria de este puertorriqueño está marcada por la imposición federal, en el 2016, de una Junta de Control Fiscal para atajar una crisis fiscal de la que aún no sale la isla. Los estragos del huracán María, un año después, también han incidido en su sueño de regresar.
A pesar de que la propia historia de Meléndez Badillo es también la de sus abuelos y la de millones de boricuas, las experiencias de los miembros de la diáspora escasean en los libros de historia general de Puerto Rico.
El por qué de “Puerto Rico: Historia de una nación”
Lo anterior fue parte de lo que lo motivó a escribir su más reciente libro “Puerto Rico: A National History” (Princeton University Press) o “Puerto Rico: Historia de una nación (Grupo Planeta), ambas versiones publicadas en abril pasado.
“La razón por la que va desde los tiempos precolombinos hasta el momento actual es porque me interesaba escribir una historia de Puerto Rico diferente; una historia de P.R. que fuese la historia que yo hubiese querido tener creciendo en P.R., pasando por el sistema de instrucción pública…que es una historia que, aunque se han escrito otras historias sobre P.R. que van desde los tiempos de Colón, no prestaban atención a sujetos como mis abuelos; personas que no fueron parte del entramado político. El libro no solo es una historia de la época precolombina hasta ahora, sino que también es una historia que presta atención a sujetos que han estado marginalizados en las historias tradicionales de P.R.”, explicó el investigador.
Una historia con subjetividades
En un desafío a los postulados objetivistas de que la historia se basa solo en los hechos, Meléndez Badillo incluye sus subjetividades a través del relato sobre sus abuelos y su propia experiencia migratoria.
Ese enfoque, dijo, hizo más fácil y fluido el proceso de desarrollar el texto.
“Yo creo que lo hizo más fácil. Yo, en mi trabajo académico, me enfocó y especializo en la historia de la clase obrera puertorriqueña; esos son mis libros anteriores. Escribí un libro que (mis abuelos) pudiesen leer, identificarse y verse; pero también era un poco incorporarme yo. Así que yo siempre digo que el libro tiene una sensibilidad más personal, más íntima. La historia de Puerto Rico es una que todo el mundo la experimenta de maneras diferentes, y yo quería traer cómo yo experimento la puertorriqueñidad escribiendo el libro en la diáspora por alguien criado en P.R. Yo creo que las historias como las de mis abuelos que son las historias que yo crecí escuchando, pero no leí en los libros de historia; para mí era importante empezar el libro con la historia de ellos que en realidad es la historia de 850,000 puertorriqueños que migraron a mediados del siglo 20…Así que por una parte fue un poco más fácil…”, analizó quien estimó en dos años el proceso de investigación para armar el libro con ayuda de asistentes.
En un lenguaje claro y accesible, el autor también visibiliza la historia de otras figuras que resistieron al colonialismo desde los tiempos precolombinos.
“Un libro sobre la indocilidad puertorriqueña”’
De esta forma, Meléndez Badillo evidencia el carácter combativo del puertorriqueño desde los tiempos de Agueybaná II hasta el “Verano del 2019” cuando, tras dos semanas de protestas masivas y multisectoriales en la isla que tuvieron eco en la diáspora, el entonces gobernador Ricardo Rosselló renunció.
“Hay un escritor muy importante del siglo 20 en Puerto Rico que es René Marqués, y yo utilizo ‘La Carreta’ en el libro para pensar la migración; pero Marqués escribió un ensayo super problemático que se llamaba “El puertorriqueño dócil”. Muchas personas después de leer mi libro me dicen, ‘esto es un libro sobre la indocilidad puertorriqueña’. Desde el comienzo de la conquista española, los puertorriqueños han desafiado el colonialismo…Lo que quería plasmar era cómo los puertorriqueños hemos tenido agencia. Los que han vivido en Borinquén primero, que luego se le llamó Puerto Rico; no hemos simplemente dejado que el sistema colonial español y luego estadounidense nos moldee…”, insistió el entrevistado.
Según el historiador, la falsa idea de que los puertorriqueños no se levantan contra las autoridades está intrínsecamente ligada al ordenamiento legal de Estados Unidos a través de decisiones como los Casos Insulares de la Corte Suprema.
“Para mantener una situación colonial, tiene que haber un sentido de inferioridad de aquel que coloniza. Muchos académicos han estudiado el periodo después de 1989 en Puerto Rico, y si uno mira los documentos legales, para darte un ejemplo, la relación entre EE.UU. y P.R. la dictamina una serie de casos del Tribunal Supremo que se llaman los Casos Insulares, de 1901 a 1921 más o menos; si uno mira esos casos, la forma en la que hablan de los puertorriqueños es sumamente despectiva, xenofóbica y racista. Eso permeó la relación entre EE.UU. y P.R…las elites en Puerto Rico adoptaron esos discursos también”, señaló.
Una nación puertorriqueña ambigua, diaspórica y fluida
Otra parte de la tesis del libro se enfoca en la idea de la nación puertorriqueña, pero no como una limitada geográficamente, sino “legalmente ambigua, diásporica y fluida” o en constante evolución por el ir y venir de los boricuas entre “ambos lados del charco”.
Meléndez Badillo argumenta en el texto que, a pesar de siglos de colonialismo, primero bajo España, y, actualmente, bajo EE.UU., los boricuas tanto en la isla como en el exterior han creado su propio concepto de nación, que, aunque autóctono, es al mismo tiempo plural o diverso.
“Una de las cosas que yo argumento en el libro es que la puertorriqueñidad no solo se define en el archipiélago, en la isla; sino que también la definimos nosotros que estamos en la diáspora que somos casi 8 millones. Parte del argumento del libro es que aunque Puerto Rico no es un estado nación soberano, hemos creado una idea de la nación que es real, fluida y diaspórica. Para mí, la puertorriqueñidad es pertenecer a algo que no es Estados Unidos ni fue España, sino que es algo autóctono que nosotros hemos creado a través de cinco siglos, y eso era lo que yo creía traer, y en parte, muchos libros de historia general de Puerto Rico no le prestan atención a la diáspora, y para mí era importante hacerla una pieza central del argumento”, expuso el autor quien nació en el estado de Georgia y fue traído a Puerto Rico cuando aún era bebé.
Es como si, al migrar, el boricua descubriera un nuevo sentido de puertorriqueñidad; como si la distancia del archipiélago ayudara a enfocar mejor.
“Uno se descubre, y yo siempre pienso, cuando enseño estudios sobre diáspora, hay muchos escritores que hablan de cómo se descubren en la diáspora, en el exilio; así que yo creo que esa es la experiencia puertorriqueña, y una va viendo otras realidades desde afuera…Y lo que yo creo que pasa con el caso de Puerto Rico, como nosotros estamos yendo y viviendo, hay un diálogo constante. Mis abuelos fueron parte de esa migración de los 850,000 que se fueron en los 50, pero volvieron en los 70, y volvieron con una comprensión diferente de lo que era la puertorriqueñidad, porque forjaron la puertorriqueñidad en Aguadilla, en la barriada Cabán, pero también en los ‘projects’ en El Barrio. Ahí hay diferentes sentidos de puertorriqueñidad que están en diálogo”, abundó el entrevistado.
En ese contexto, Meléndez Badillo sostiene que no hay una sola experiencia puertorriqueña, sino que hay muchas.
“Si pudiéramos identificar unos puntos en común de esa experiencia que cada cual la vive de forma distinta, ¿cuáles serían?”, preguntó El Diario.
“Es ese sentido de haber creado pertenencia a algo que durante los años de España, no era España; seguía estando en la órbita, legamente y políticamente, éramos territorio, pero los puertorriqueños comenzaron a crear algo, no solamente a nivel revolucionario con el Grito de Lares en el 1868 clamando la independencia, pero también dentro de la puertorriqueñidad, de ser diferente dentro de esas metrópolis imperiales que nos han dominado; primero España y ahora EE.UU. Aunque somos un Estado Libre Asociado desde 1952, nosotros hemos creado un sentido autóctono de ser algo diferente; por eso es que cuando Tito Trinidad ganaba un campeonato, todo el mundo, ‘Tito, Tito’ y cuando ganamos las Miss Universe. Independientemente del estatus político, que es muy importante (resolverlo), no lo niego en ninguna parte del libro…hemos creado algo diferente”, contestó.
Esto de ser diferentes a pesar de los intentos de asimilación va de la mano con una estrechez en las relaciones entre los puertorriqueños en la isla y los de la diáspora, particularmente luego de eventos traumáticos como el embate de María.
“Yo crecí en un hogar donde mis abuelos fueron parte de esa migración. Vivieron casi 20 años en Estados Unidos, y ellos le llamaban a la gente de afuera, la gente de afuera; o sea, los de la diáspora. Y ahora yo soy de los de afuera. Yo creo que siempre ha habido esa pugna entre los de aquí y los de allá. Pero, precisamente, en el huracán María lo que pasó fue que los puertorriqueños en la isla dijeron, ‘no nos están ayudando ni el gobierno local ni el federal’, y la diáspora cumplió un papel fundamental en enviar ayudas, suministros, solidaridad; creando redes; trayéndose gente para acá; dándole casa un tiempo. Yo creo que la diáspora sirvió para lo que llamamos en inglés, ‘lifeline’, y logró sopesar un poco esa división que hay entre los de aquí y los de allá. Yo creo que falta mucho trabajo…”, opinó.
Como parte del análisis en el libro de la historia más contemporánea puertorriqueña, Meléndez Badillo no titubea en mencionar cómo la frase “un Puerto Rico sin puertorriqueños” del publicista Edwin Miranda que forma parte del infame chat liderado por Rosselló pareció anticipar una de las luchas más recientes que enfrenta la población: el desplazamiento por parte de multimillonarios extranjeros.
“Hay como un proyecto en el imaginario político de desplazamiento. Mucha gente con la que hablo, joven, que dicen que no se querían ir, pero las condiciones los expulsaron”, relató.
¿Dónde está la solución?
Parte de la solución a los retos que enfrenta Puerto Rico tendría que estar vinculada directamente a un proyecto económico de país que no dependa tanto de capital extranjero, apuntó el autor.
“Yo creo que parte de eso tiene que ver con dos cosas. Económica y políticamente desde mediados del siglo 20, desde que se creó el Puerto Rico moderno con el ELA en el 1952, las políticas económicas de Puerto Rico dependen de las compañías foráneas y de atraer capital extranjero; en eso se basaba la Operación Manos a la Obra; luego en los 70 cuando se pasa el Código de Rentas Internas 936 que se elimina en el 1996 hasta el 2006; y ahora con la Ley 20, 22 y 60, con lo que se intenta atraer personas millonarias a Puerto Rico, siempre hemos dependido de ese capital extranjero. Yo creo que lo primero que nosotros necesitamos es un proyecto de país que esté anclado en el desarrollo económico autóctono”, apostó.
El académico además destacó la necesidad de resolver el estatus político del territorio.
“Yo creo que es importante tener un proyecto de país autóctono; trabajar el estatus político de Puerto Rico, y también yo creo que parte de lo que quería el libro era también reconocer que la diáspora es crucial en estas conversaciones. Independientemente de que mañana Puerto Rico sea estado o independiente, eso nos va a afectar a ti y a mí como puertorriqueños en los EE.UU. Entonces nosotros también tenemos que participar de esas conversaciones”, agregó.
Por otro lado, Meléndez Badillo cree que las secuelas del Verano del 2019 siguen latentes en el imaginario colectivo, y anticipa que las próximas elecciones podrían reflejar las ansias de cambio encabezadas principalmente por votantes jóvenes cansados del bipartidismo.
“El impacto del 2019 fue innegable en las elecciones del 2020, y yo creo que todavía estamos viviendo esas secuelas del verano del 19. Yo creo que hay mucha posibilidad de que se reconfigure el panorama político, y lo que me deja saber eso es que el PPD y el PNP cerraron filas y se unieron para descalificar candidatos de los partidos emergentes. Eso ha pasado antes; en las elecciones de 1924; en las de 1928; y en las elecciones de 1932 que ganó el Partido Socialista Puertorriqueño hay unas similitudes. Yo creo que sí, todavía podemos ver los remanentes del Verano del 19 en la reconfiguración política, pero más allá del Verano del 19, yo creo que la gente ya está cansada del bipartidismo, de lo mismo desde mediados del siglo pasado, y yo creo que hay un relevo generacional también importante ahí que tomar en consideración. La gente joven no está votando por los partidos tradicionales…”, planteó.
El aporte de figuras como Bad Bunny
Meléndez Badillo también ve en propuestas de figuras como el reguetonero Bad Bunny, otros Puerto Ricos posibles o imaginados. Cuando el trapero canta canciones como “El Apagón”, el autor está convencido de que hay algo más que un espectáculo, hay sentido de pertenencia, resistencia, esperanza…
“Puerto Rico está bien cabr**”, canta el “Conejo Malo”…
“Yo no me quiero ir de aquí
No me quiero ir de aquí
Que se vayan ellos
Que se vayan ellos
Que se vayan ellos
Que se vayan ellos
Lo que me pertenece a mí
Se lo quedan ellos
Que se vayan ellos
Esta es mi playa
Este es mi sol
Esta es mi tierra
Esta soy yo
Esta es mi playa
Este es mi sol
Esta es mi tierra
Esta soy yo”
Otros libros e investigaciones de Jorell Meléndez Badillo
Meléndez Badillo también escribió “The Lettered Barriada: Workers, Archival Power, and the Politics of Knowledge in Puerto Rico (La barriada letrada: Trabajadores, poder de archivo y las políticas del saber en Puerto Rico / Durham: Duke University Press, Nov. 2021),
Al momento, el profesor trabaja en un proyecto monográfico titulado “La contra-república de las letras: Redes radicales a través del mundo atlántico”. El libro explora las maneras en que un puñado de intelectuales radicales crearon una comunidad transatlántica a comienzos del siglo 20 a través de medios impresos, correspondencia y migración.
También se encuentra coeditando un volumen con la Dra. Aurora Santiago Ortiz titulado “Interrogating the Future of Puerto Rican Studies” (bajo contrato con Duke University Press). El libro busca documentar conversaciones y debates recientes que están reconfigurando el campo de los estudios puertorriqueños.