Reconocida empresa automotriz de EE.UU. entra en bancarrota: deudas de $10 millones

Stanley Oil & Lubricants, empresa que es parte importante de la industria automotriz en los Estados Unidos, se declaró en bancarrota por deudas que ascienden hasta los $10 millones de dólares, señala el sitio La Opinión.

La compañía presentó una solicitud para acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrotas de los Estados Unidos. El Tribunal de Quiebras con sede en el distrito Este de Nueva York, decidió conceder a uno de los proveedores del deudor la orden preliminar contra esta empresa americana, en una demanda por violación de marca registrada y derechos de autor.

La autoridad reguladora dictaminó congelar activos y confiscar distintas actividades comerciales, lo que podría afectar significativamente a la compañía por una serie de acusaciones y conflictos, con lo que Stanley Oil no podrá importar, fabricar ni distribuir ningún producto que use las marcas comerciales de General Petroleum.

Según se muestra en documentos judiciales, en agosto de 2019, Stanley Oil inició negocios con General Petroleum, adquiriendo productos petrolíferos de la empresa en Sharjah, Emiratos Árabes Unidos, para venderlos en Estados Unidos. El acuerdo dio lugar a una disputa de 5 años sobre marcas comerciales, derechos de autor y otros conflictos.

Más tarde, el 28 de marzo de 2024, General Petroleum presentó una demanda contra Stanley Oil en el Distrito Este de Nueva York, acusando una infracción de marca registrada, incumplimientos de derechos de autor, competencia desleal, prácticas comerciales engañosas, incumplimiento de contrato, ciberocupación, cancelación de registro de marca obtenida fraudulentamente y que el acusado estaba traficando productos con marcas falsificadas.

Con estas faltas la deuda oscilaría entre $1 millón y $10 millones de dólares, mientras que la distribuidora estadounidense solo posee activos por valor de alrededor de $50,000 dólares.

Stanley Oil se dedica a la comercialización de lubricantes automotrices, industriales y marinos; grasa automotriz; aditivos y productos químicos; líquido de frenos y refrigerante; y aceite base, bajo las marcas Stanley, Syntrol, Prime y Hexagen.

Se dice que que la situación financiera de la empresa se fue deteriorando, por una elevada carga de deuda y poco margen para invertir en nuevas tecnologías; así como problemas con la gestión del flujo de caja para pagar a sus proveedores y empleados; y por si fuera poco, por la expansión de la demanda de vehículos eléctricos y la fuerte competencia comercial de lubricantes tradicionales.

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