Sequía en Nueva York: 9 preguntas clave ante la escasez de agua
Cómo afecta la falta de lluvias a la ciudad y qué medidas puedes tomar para ayudar a conservar agua son algunos de los cuestionamientos de los ciudadanos

Aunque no hay que alarmarse, sí hay que actuar ante la situación de sequía en NY. Crédito: Shutterstock
La alerta de sequía emitida la semana pasada por el alcalde Eric Adams para la ciudad de Nueva York ha puesto el tema de la conservación de agua en el foco de atención.
La sequía es evidente, ya que la ciudad no ha visto precipitaciones significativas desde el 27 de septiembre y octubre fue uno de los meses más secos en décadas, registrando un nivel de lluvias extremadamente bajo.
En el siguiente artículo, exploraremos lo que significa esta alerta de sequía, por qué es importante, cómo afecta a la ciudad y qué podemos hacer para colaborar en la conservación de agua.
10 preguntas y respuestas sobre la sequía en Nueva York
1) ¿Qué significa una alerta de sequía en Nueva York?
La alerta de sequía emitida por el alcalde es el primer nivel del sistema de alerta temprana del estado, una medida preventiva que señala que las condiciones de sequía están comenzando a desarrollarse. Este tipo de alerta no implica restricciones obligatorias en el uso de agua, pero es una señal para que los ciudadanos y las agencias municipales tomen precauciones.
Una alerta de sequía no debe confundirse con una emergencia de sequía. En este momento, la ciudad pide a los neoyorquinos que adopten hábitos de conservación de agua de forma voluntaria. Sin embargo, si la sequía persiste y los niveles de agua siguen bajando, la alerta podría elevarse a un nivel más serio, eventualmente llevando a una emergencia, y, en el peor de los casos, a un desastre por sequía. En ese momento, podrían imponerse restricciones obligatorias de uso de agua.

2) ¿Es realmente preocupante la situación en Nueva York?
Los efectos de la sequía actual son notables: el área metropolitana de Nueva York no ha registrado lluvias significativas desde finales de septiembre, y el mes de octubre, que suele tener un promedio de 4,5 pulgadas de precipitación, quedó completamente seco. Este período de sequía lo convierte en el segundo mes de octubre más seco registrado desde 1869, lo cual es una muestra clara de que la situación es inusual y alarmante.
Si las condiciones continúan así, el estado podría implementar restricciones más estrictas para el uso de agua en las próximas semanas. Esto es preocupante, ya que la falta de lluvias y la baja en los niveles de agua en los embalses podrían afectar el suministro para los próximos meses.
3) ¿Qué le pide la ciudad a los neoyorquinos?
En respuesta a la sequía, el Departamento de Protección Ambiental (DEP, por sus siglas en inglés) ha publicado recomendaciones para ayudar a los ciudadanos a reducir su consumo de agua en sus actividades diarias.
Estas medidas de conservación de agua, aunque parezcan sencillas, pueden tener un impacto positivo. Se calcula que si los neoyorquinos logran reducir el consumo en solo un 5%, el suministro de agua podría extenderse y cubrir necesidades en períodos críticos.
4) ¿Realmente funcionan las recomendaciones de ahorro del agua?
Aunque adoptar estos hábitos de conservación de agua puede ayudar, algunos expertos destacan que también se necesitan políticas que promuevan medidas de ahorro a largo plazo, como la instalación de inodoros y electrodomésticos de bajo consumo.
Andrew Kruczkiewicz, investigador del Centro Nacional de Preparación para Desastres de la Universidad de Columbia, se pregunta hasta qué punto la ciudad podrá incentivar o apoyar económicamente a los ciudadanos para realizar estos cambios, especialmente si la sequía se prolonga.
5) ¿Es necesario preocuparse?
“No es necesario entrar en pánico”, mencionó el comisionado Aggarwala en una rueda de prensa. “Pero realmente queremos que los neoyorquinos empiecen a ser mucho más conscientes de su consumo diario de agua”. La situación, aunque es seria, aún no requiere medidas extremas, pero es importante que los ciudadanos adopten una mentalidad de conservación en el uso diario de agua.
6) ¿Cuándo fue la última sequía importante en Nueva York?
La última emergencia por sequía en Nueva York fue en 2002, durante la administración del alcalde Michael Bloomberg. En esa ocasión, los comercios se vieron obligados a reducir su consumo en un 15%, y se impusieron prohibiciones sobre el riego de jardines y el lavado de coches. Dicha situación de emergencia que se vivió hace más de 2 décadas sirve como recordatorio de que una sequía severa puede afectar la vida diaria en la ciudad, lo cual subraya la importancia de la alerta actual.

7) ¿Qué está pasando con el suministro de agua de Nueva York?
El suministro de agua de Nueva York proviene de 3 cuencas hidrográficas en el norte del estado. En la actualidad, se está realizando una reparación en el acueducto de Delaware, que normalmente proporciona el 90 % del agua de la ciudad. Esto ha hecho que Nueva York dependa más de la cuenca de Croton, cuyo nivel está directamente influenciado por las precipitaciones locales.
Actualmente, los embalses de Nueva York están a aproximadamente 2 tercios de su capacidad, cuando lo usual es que estén al 75% en esta época del año. La ciudad necesita al menos 6 pulgadas de lluvia para recuperar el déficit y estabilizar los niveles.
8) ¿Qué pasa si la sequía persiste?
Si las condiciones de sequía continúan, es probable que los ciudadanos experimenten restricciones en el uso de agua. Sin embargo, los impactos de la sequía no serán iguales para todos: mientras que algunos solo tendrán que restringir actividades como el riego de jardines, otras personas, como los trabajadores en jardinería y paisajismo, podrían ver afectados sus ingresos.
9) ¿El cambio climático tiene que ver?
Aunque no todos los eventos de sequía están directamente relacionados con el cambio climático, los científicos destacan que los fenómenos extremos de sequías repentinas son cada vez más frecuentes. Kruczkiewicz señala que es importante analizar el impacto del cambio climático en el tipo de sequía que afecta a la región, aunque no todas las áreas enfrentarán el mismo riesgo.
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