La razón por la que debes presionar la tecla “Cancelar” cuando retiras dinero del cajero automático
Protege tu cuenta bancaria con medidas clave al usar cajeros automáticos: pulsa “Cancelar” tras la transacción y evita fraudes
Los cajeros automáticos son una herramienta fundamental en el día a día de millones de personas. Sin embargo, también son un objetivo frecuente de los delincuentes que buscan vulnerar la información financiera de los usuarios.
Por ello, adoptar medidas sencillas, pero efectivas, es crucial para proteger tanto tu dinero como tus datos personales.
Una acción simple, pero poderosa, es pulsar la tecla “Cancelar” después de realizar cualquier operación en el cajero.
Por qué pulsar la tecla “Cancelar” es esencial
Cuando terminas una transacción en el cajero y no presionas la tecla “Cancelar”, existe el riesgo de que el sistema permanezca activo con tu sesión abierta. Esto podría permitir que otra persona acceda a tu cuenta, revise tu información personal o, incluso, realice transacciones no autorizadas.
Pulsar “Cancelar” asegura que la sesión se cierre correctamente, protegiendo tu información y evitando accesos indebidos.
Además, los recibos impresos después de una operación también representan un riesgo. Estos documentos pueden contener detalles sensibles, como el saldo de tu cuenta o fragmentos del número de tarjeta. Si los desechas de forma descuidada, podrían caer en manos equivocadas y ser utilizados para cometer fraudes.
Una medida recomendada para reducir riesgos es evitar imprimir los recibos de las transacciones en el cajero. En su lugar, utiliza las aplicaciones móviles de tu banco, que te permiten consultar saldos y movimientos de manera segura y en tiempo real. Estas plataformas son cada vez más robustas y ofrecen funcionalidades avanzadas que eliminan la necesidad de comprobantes físicos.
Consejos prácticos para protegerte al usar cajeros automáticos
Según el Banco de España, pulsar la tecla “Cancelar” es una de las formas más efectivas de prevenir fraudes. Sin embargo, esta medida debe complementarse con otras prácticas de seguridad para garantizar una protección integral.
A continuación, se detallan algunas recomendaciones esenciales:
1) Elige cajeros en lugares seguros. Siempre que sea posible, utiliza cajeros automáticos ubicados en zonas bien iluminadas y con alta afluencia de personas, como bancos o centros comerciales. Evita los cajeros en áreas aisladas o poco transitadas, especialmente durante la noche.
2) Inspecciona el cajero antes de usarlo. Antes de insertar tu tarjeta, revisa si hay objetos extraños en la ranura o en el teclado. Los dispositivos de clonación, conocidos como “skimmers”, son colocados por delincuentes para capturar la información de las tarjetas. Si detectas algo sospechoso, utiliza otro cajero e informa a las autoridades.
3) Protege tu clave personal. Al ingresar tu número PIN, utiliza una mano para cubrir el teclado. Esto evita que cámaras ocultas o personas cercanas puedan observarlo.
4) No aceptes ayuda de extraños. Si alguien se ofrece a asistirte, rechaza la ayuda cortésmente. Aunque parezcan amables, podrían estar intentando distraerte para robar tus datos o dinero.
5) Actúa rápidamente ante anomalías. Si el cajero retiene tu tarjeta o presenta un comportamiento inusual, como fallos en la pantalla o lentitud excesiva, presiona inmediatamente la tecla “Cancelar” y retírate. Contacta a tu banco para informar sobre la situación y solicitar apoyo.
6) Guarda tu efectivo y tarjeta antes de retirarte. Asegúrate de recoger tu dinero, tarjeta y recibo (si lo imprimiste) antes de abandonar el cajero. No te apresures durante la transacción para evitar errores.
Medidas adicionales para garantizar tu seguridad en tu visita al cajero automático
La protección no termina al salir del cajero. Si retiraste una cantidad considerable de dinero, procura no caminar largas distancias solo. Si es posible, pídele a alguien de confianza que te acompañe o solicita apoyo de las autoridades locales.
Además, destruye de manera segura cualquier documento financiero que ya no necesites. Por ejemplo, los recibos y extractos bancarios deben ser triturados o cortados en pequeños fragmentos para que no puedan ser utilizados por terceros.
Al incorporar estas prácticas a tu rutina, protegerás no solo tu dinero, sino también tu tranquilidad. La seguridad empieza con pequeñas acciones que, a la larga, marcan la diferencia.
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