¿Qué productos podrían subir de precio en Puerto Rico por aranceles de Trump?
La dependencia de Puerto Rico a las importaciones podría traducirse en un impacto significativo de los aranceles al bolsillo del consumidor boricua

Contenedores con productos en el puerto de San Juan, Puerto Rico. Crédito: Gerald Herbert | AP
Nueva York – Debido a que buena parte de los productos que consumen los residentes de Puerto Rico provienen de compañías fuera de Estados Unidos, el plan de aranceles del presidente Donald Trump podría traducirse en efectos significativos en el territorio, anticipó Sergio Marxuach, director de Política Pública del Centro para la Nueva Economía (CNE).
“En el 2024, Puerto Rico tuvo aproximadamente $55 billones de dólares ($55,000 millones) en importaciones, y, como la mitad, son de EE.UU., o sea que a esos no le aplica la tarifa; y $27 billones ($27,000 millones), más o menos, son de países que no son EE.UU., a esos les aplicaría el arancel. Eso es, aproximadamente, como 20% del Producto Interno Bruto (PIB)”, indicó Marxuach en el marco de un reciente estudio de la entidad titulado “Papas y cerveza: Cuando las guerras comerciales tocan nuestras puertas”.
En entrevista con El Diario, el experto estimó que el impacto mayor sería en bienes de consumo como ropa, calzado y equipos electrodomésticos.
También, los efectos podrían ser relevantes en el costo de dispositivos electrónicos que son los que forman los circuitos y hacen que aparatos de uso diario, como teléfonos móviles o televisores, funcionen. Además son necesarios para la industria farmacéutica.
“Nosotros mayormente importamos de Irlanda, porque se traen principalmente componentes activos que se utilizan para medicinas en farmacéutica; y lo mismo de Suiza. De México, traemos muchas piezas de automóviles; Singapur y Portugal, esos son los cinco países donde Puerto Rico más tiene importaciones”, mencionó el portavoz.
Otra área en la que la isla también se vería afectada es la que tiene que ver con alimentos que llegan desde países de Centro y Sudamérica, y hasta de Asia.
“Donde Puerto Rico se vería más afectado es en toda la comida que viene de sitios fuera de EE.UU. En Puerto Rico, se importa mucha comida de Centroamérica; mayormente carne de Nicaragua, El Salvador. Muchas frutas que se traen de Perú y de Chile; vegetales, ropa; zapatos, que vienen mucho de Asia…”, enumeró Marxuach.
Otra área que reviste atención es la de piezas de automóviles, cuyos precios también podrían aumentar porque en la isla no se producen. El entrevistado especificó que la mayoría de estos elementos provienen de países como Canadá y México.
¿Comprar autos estadounidenses es una opción efectiva?
“Lo que dijo la gobernadora (Jenniffer González) es que uno salía mejor comprando un carro americano; ¡ojo!, eso no es necesariamente cierto, porque el auto americano tiene muchas piezas que no se hacen en EE.UU. Habría que ver cómo se impacta, pero el estimado es que, aunque el automóvil se haga en EE.UU., como muchas de las piezas y componentes vienen de fuera de EE.UU., mayormente de Asia, pues estaríamos viendo un aumento de $5,000 a $6,000 en promedio por automóvil, en promedio, dependiendo de la marca, la complejidad, el lujo, lo cual es significativo”, adelantó.
“Los dispositivos médicos, como marcapasos, también están sujetos a los aranceles nuevos. O sea, que estamos viendo un efecto que puede ser en todos los ámbitos”, puntualizó el especialista.
El economista matizó con el dato de que, al momento, los productos farmacéuticos están exentos de los aranceles, así como el petróleo o derivados de.
A preguntas de hasta qué punto los consumidores en Puerto Rico podrían aplicar la estrategia de la sustitución u optar por los productos menos costosos en la misma línea para atenuar el impacto al bolsillo, respondió: “Depende del producto. Si es un producto que es fácil de sustituir, pues tal vez puedas conseguir uno que pague un arancel menor o que el impacto no sea tanto. Pero, si es un producto es fácil de sustituir, que es relativamente complicado de producir, pues no tiene mucha disponibilidad en el mercado. No es tan fácil sustituirlo”
Sin embargo, anticipó que, si estos aranceles se mantuvieran permanentemente, o, al menos, por un periodo de 3 a 5 años, Puerto Rico pudiera ver un aumento en la inversión en manufactura con compañías que pudieran relocalizarse y producir en el territorio para evitar el pago de los aranceles.
Puerto Rico y las leyes de cabotaje
Para hacer un balance del impacto que tendría la política de Trump a la luz de las leyes de cabotaje que aplican a Puerto Rico, Marxuach dijo que también hay que esperar.
“No podemos comparar todavía, porque no sabemos…Las leyes de cabotaje solamente aplican a los productos que compramos en EE.UU. Los productos que vienen de afuera de EE.UU. pueden llegar aquí en barcos de cualquier bandera. Entonces, los productos que vienen de EE.UU., sí hay que usar los barcos de bandera americana que tiene un precio más alto en términos de la tarifa que te cobra el barco o el precio que te cobra la compañía marítima por traerlo a Puerto Rico. Pero, cuando ese producto llega a San Juan, no pasa por aduanas, porque es un producto doméstico. Los vinos de La Rioja, en España, pueden venir en un barco de cualquier bandera; por lo tanto, traerlos de España es relativamente barato, pero cuando llegan a San Juan, esas botellas de vino tienen que pasar por aduanas, y, en aduanas, le ponen un 10% de arancel. En ese balance puede ser que los productos norteamericanos, dependiendo del producto, aún con todo y aranceles, sea más alto el costo de traerlo de EE.UU., y hay otros que serán más baratos, dependiendo del arancel, o sea que hay que ver producto por producto”, explicó.
La Ley de la Marina Mercante o Ley Jones de 1920 estipula que el transporte marítimo de mercancías entre puertos en Estados Unidos, incluyendo Puerto Rico, se debe hacer en embarcaciones documentadas, de propiedad y construidas en EE.UU.
Lo anterior limita las opciones de transporte hacia Puerto Rico y también puede aumentar los costos.
La pausa de 90 días impuesta por Trump
El presidente de EE.UU. decretó el miércoles una pausa 90 días para algunos de los aranceles anunciados el 2 de abril, excepto a los que aplican a China, socio comercial al que elevó los gravámenes por importaciones hasta el 125 %, para un total de 145 %.
Al día siguiente, dijo que no descartaba extender por más tiempo la tregua de tres meses.
Cabe señalar que, aún con la pausa temporal, el arancel base de 10 % continúa activo.
De igual manera, la suspensión no aplicaría al 25% en aranceles a autos y piezas importadas a EE.UU.
La agresiva política arancelaria de la Administración Trump ha hecho caer los mercados por la incertidumbre que ha generado. Este viernes, la Bolsa de Nueva York (Wall Street) abrió en terreno mixto con el selectivo S&P 500 cayendo un 0.16 %, hasta los 5.259 puntos, reportó la agencia Efe.
La suspensión parcial de 90 días de los llamados aranceles “recíprocos” no logró que Wall Street se recuperara ayer en comparación con los niveles previos, aunque llevó a ganancias históricas el miércoles tras el anuncio del presidente de la suspensión.
Ayer, el S&P 500 cayó un 3.46 %, mientras que el Dow Jones perdió un 2.5 % y el Nasdaq cerró un 4.31 % a la baja.
Hace falta una política arancelaria cara
A juicio del economista, parte del problema es la falta de una política clara, ya que muchos países del mundo básicamente están a merced de lo que determine el presidente día a día.
“Mucha gente está sorprendida con lo que está haciendo la Administración Trump, porque EE.UU. es de los países que más se ha beneficiado de un sistema de intercambio comercial abierto en términos de abrir otros mercados a los productos norteamericanos, espacios para inversión. Y segundo, EE.UU. también se beneficia de poder comprar productos que se manufacturan en otros sitios donde los hacen más baratos o lo hacen más eficientemente”, consideró Marxuach.
El economista es otro de los que sostiene que es inevitable un aumento general en el costo de los productos, lo que afectará directamente el bolsillo de los consumidores.
“El impacto primordial a corto plazo va a ser aumentar el costo de un montón de productos que nosotros todos compramos; ahora, ¿cuánto aumentaría?, no se sabe. Primero, porque el nivel del arancel lo cambian de un día a otro…”, anticipó.
El portavoz de CNE argumentó que el planteamiento de que, a largo plazo, la estrategia de Trump se traduciría en la creación de empleos si más empresas optan por trasladar sus operaciones a EE.UU. para evitar el pago de aranceles no parece estar convenciendo a mucha gente.
“Hay un sector que está diciendo que esto no va a ayudar a bajar los precios, y nosotros prometimos bajar los precios (Trump durante su campaña), y hay otro grupo de personas que está tratando de convencer al pueblo norteamericano de que es mejor aumentar el empleo, aunque tengamos que pagar un poco más caro todas estas cosas que compramos. Por lo que he visto, hay distintas encuestas que ya han salido, muchas personas no están considerando ese argumento como uno válido en la medida en que le afecte su bolsillo”, expuso.
En este contexto, el economista alertó sobre el hecho de que, aún originando los productos en EE.UU, lo anterior no significa que vayan a ser más baratos.
“De entrada, es bien difícil, porque, como hay tanta incertidumbre, hay muchas compañías que lo que están decidiendo es paralizar toda la inversión. Si voy a hacer una fábrica nueva, no sé dónde la voy a poner ahora mismo, porque no sé cuánto me va a costar traer el producto a EE.UU.; cuánto me va a costar hacerlo en China; cuánto me va a costar hacerlo en otro sitio. Eso es lo primero, que va a haber una parálisis. Segundo, vamos a partir de la premisa que una compañía dice, ‘lo que está haciendo Trump, estos aranceles, parece que van a ser permanentes; van a estar aquí un buen tiempo, voy a hacer una fábrica nueva en EE.UU.’. Eso no se hace en dos días…las fábricas sofisticadas estamos hablando de una inversión de más de $100, $200 millones, algunas veces más. A veces toman 2 años, 3 años, montar la fábrica nada más. Aunque decidas hoy manufacturar en EE.UU., probablemente no lo puedas empezar hasta de aquí 2 o 3 años, y sabrá Dios lo que estará pasando de aquí a dos años. O sea, que no es necesariamente cierto que se va a dar todo ese empleo…”, abundó.
Sobre cuánto más habría que esperar para tener un panorama más certero del efecto de los aranceles, Marxuach dijo que es difícil predecirlo.
“Depende de cuándo entren en vigor. Ayer (miércoles), Trump emitió una orden suspendiendo la efectividad por 90 días, excepto el arancel básico de 10%; y el de China que lo dejó. Ese asunto es bien complicado y no se va a resolver…China aumentó también los aranceles sobre los productos que ellos le compran a EE.UU. y parece que ninguno quiere ceder hasta ahora…Pero, con todo lo demás, va a haber un aumento, definitivamente, pero va a ser menor. Ahora mismo, el arancel promedio en EE.UU. está en menos de 2%, es como 1.55% o 1.58%. Si subes es promedio a 10%, un producto que antes te paga $1.58 por cada dólar de valor, ahora se va a pagar $10 por cada dólar de valor”, calculó.
El entrevistado apostó a que buena parte de los esfuerzos de la Administración Trump se enfocarán, a partir de ahora, en tratar de negociar más directamente con sus socios comerciales más influyentes como China.
“Lo que tal vez veamos es que la Administración Trump trate de negociar con los países más grandes, que son socios comerciales de EE.UU., a ver dónde aterriza esto. Ahí es que hay mucha incertidumbre. No sabemos cuánto tiempo pueden tomar esas negociaciones; qué exactamente se va a negociar; cómo va a terminar el cuadro. Tenemos el problema con China, porque China es igual o más grande que el de EE.UU., y es de los pocos países que puede hacerle frente directo a EE.UU., y ahí no sabemos quién va a ceder”, destacó sobre la lucha comercial.
El informe sobre las consecuencias de la política arancelaria de Trump, escrito por Enrique Figueroa Grillasca, asociado de Investigación del CNE, señala que los próximos cuatro años estarán marcados por “la incertidumbre económica y cambios en las políticas comerciales”.
El economista además afirma que, en esta etapa de la discusión y en vista de la complejidad, no es “factible” medir el impacto específico que tendría a mediano y corto plazo.
“Cualquier aumento en los aranceles afectará los precios de los bienes, el empleo y la producción en la isla. Sin embargo, predecir el impacto preciso es difícil debido a que depende directamente de las respuestas tanto de consumidores como productores, las cuales a su vez dependen de las elasticidades de ingreso y precio, la disponibilidad de bienes sustitutos y estrategias cambiantes de producción”, escribió Figueroa Grillasca.
Sin embargo, debido al hecho de que Puerto Rico importa una cantidad “significativa” de productos el asunto es motivo de preocupación.
“Lo anterior incluye productos para consumo final, como $72 millones en papas canadienses o $26 millones de cervezas de México, así como productos intermedios utilizados en la manufactura local, incluyendo $24 millones en compresores provenientes de México”, detalla Grillasca en “Papas y cerveza: Cuando las guerras comerciales tocan nuestras puertas”.
Este escrito lo complementa otro de Marxuach, titulado “Puerto Rico: Impacto de los cambios en la en política pública federal” en el que se aborda el proceder de Trump mediante orden ejecutiva y el impacto económico que podrían tener acciones como el freno en fondos federales para distintos programas.
Aquí puedes leer más del contenido de ambos análisis.
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