Amenaza arancelaria de Trump a Hollywood ya se está desmoronando
Si se toma en serio los aranceles a las películas extranjeras, Donald Trump estaría abriendo un nuevo frente en una guerra que carece de un plan real para ganar

Quizá Trump no lo sepa, pero, EE.UU.es el mayor exportador de servicios del mundo. Esto le da a sus socios comerciales una ventaja que podrían usar en su contra. Crédito: Alex Brandon | AP
La guerra comercial del presidente Donald Trump se había enfocado, hasta el domingo en la noche, en los bienes: automóviles, juguetes, alimentos, ropa, las cosas tangibles que ponemos dentro y fuera de los carritos de compras físicos y virtuales.
No obstante, esos bienes representan menos de una cuarta parte de la economía en EE.UU. La parte más grande del pastel económico son los servicios, entre ellos: Google, Netflix, Facebook, la infraestructura de internet, la banca, los seguros. Y, sí, las películas de Hollywood, la industria que Trump ahora pretende que necesita ser salvada con más aranceles.
El republicano escribió en Truth Social que estaba ordenando a su administración “iniciar de inmediato el proceso de instaurar un arancel del 100% sobre todas las películas que ingresen a nuestro país producidas en el extranjero”.
Como es frecuente en el segundo mandato de Trump, no está del todo claro si el mandatario habla en serio.
Jon Voight, uno de los embajadores de Trump en Hollywood, declaró el lunes que se reunió recientemente con el ejecutivo para conversar sobre “ciertas disposiciones fiscales que pueden ayudar a la industria; algunas pueden extenderse y otras podrían reactivarse o implementarse”. Es decir, Voight recomendó una cosa y Trump anunció lo opuesto.
El gobernador de California, Gavin Newsom, tuvo un enfoque más moderado, haciendo un llamado al presidente a colaborar con California para crear un crédito fiscal federal de $7,500 millones de dólares para la industria del cine y la televisión. Actualmente, los incentivos fiscales son competencia exclusiva de los estados y municipios.
“Hemos demostrado lo que pueden lograr los fuertes incentivos estatales. Ahora es el momento de una verdadera colaboración federal para que Estados Unidos vuelva a ser cine”, indicó Newsom en una publicación en X. ” @POTUS , ¡hagámoslo!”.
Horas después, la Casa Blanca dijo de la publicación que “no se habían tomado decisiones finales”, y posteriormente Trump dijo a la prensa que quería consultar la idea con gente de la industria cinematográfica, informó CNN.
No obstante, si se toma en serio los aranceles a las películas extranjeras, el presidente estaría abriendo un nuevo frente en una guerra que carece de un plan real para ganar. Y estaría aceptando ante el mundo que su afición por los aranceles no está, como afirmó hace tiempo, mezclada a una profunda preocupación por los desequilibrios comerciales, sino más bien un deseo de ejercer presión económica.
Diferencias entre bienes y servicios
Quizá sea la lealtad intelectual de Trump a las opiniones que se formó hace más de 40 años es tan fuerte, que seguramente imagino barcos portacontenedores llenos de cintas VHS y carretes de Kodachrome cruzando los océanos cuando piensa en la industria del cine en el ámbito mundial.
Pero las películas no son bienes que entran y salen de los puertos, son propiedad intelectual que se clasifica en la economía como un bien, el gobierno tendría que definir claramente su valor y determinar cuánta producción extranjera clasificaría un proyecto como “importado”.
La diferencia entre bienes y servicios es importante. Ya que, pese a la indignación de Trump por el hecho de que EE.UU. compra más bienes del extranjero de los que vende, exporta muchos más servicios que los que importa al país.
De hecho, la nación norteamericana es el mayor exportador de servicios del mundo. Esto le da a sus socios comerciales una ventaja que podrían usar en su contra.
“Si Trump habla en serio sobre los aranceles a las películas, es una escalada muy peligrosa”, apuntó el economista Justin Wolfers en Bluesky . “Seríamos extremadamente vulnerables a cualquier represalia relacionada con los servicios”.
La buena noticia es que Trump podría no habla tan en serio como se piensa. Continuando la tradición arancelaria de primer mandatario, anunció el impuesto a la importación con pocas precisiones en una publicación nocturna en redes social, con el tipo de mayúsculas dramáticas que se relaciona con el chat grupal de un adolescente: “LA INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA EN ESTADOS UNIDOS ESTÁ MURIENDO RÁPIDAMENTE”, comienza.
Cuando se le cuestionó sobre los aranceles en una rueda de prensa el lunes en la tarde, el presidente fue menos contundente que el domingo en la noche y expresó: “Nos reuniremos con la industria; quiero asegurarme de que estén contentos con ello”.
Sin embargo, no están contentos. Varios ejecutivos de estudios cinematográficos y de la industria del streaming están furiosos, según CNN.
Las acciones de Warner Bros. Discovery, empresa matriz de Netflix, Disney y CNN, cayeron el lunes.
Trump ha tocado un verdadero problema que afecta directamente a Hollywood, conocido como la “producción descontrolada”. Por años, ciudades extranjeras como Toronto y Dublín han brindado grandes exenciones fiscales a estudios de cine y televisión. En respuesta, Newson propuso un crédito fiscal masivo para reactivar la producción en Hollywood.
Pero fuentes de la industria dijeron que la idea de usar aranceles “representaría una detención prácticamente total de la producción… Pero, en realidad, no tiene jurisdicción para hacerlo y es demasiado complejo de aplicar”.
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