Columna de Ismael Cala: Atrévete a ir al próximo nivel
No somos prisioneros de viejos hábitos ni de narrativas heredadas. Somos seres en constante proceso de construcción

Nuestros cerebros se reconfiguran en respuesta a nuestras experiencias, pensamientos, aprendizajes. Crédito: Shutterstock
¿Cuántas veces hemos dicho o escuchado frases como “yo soy así”, “no puedo cambiar” o “es que a mi edad ya no se aprende”? Es fascinante —y a la vez un poco alarmante— cuán poderosamente limitantes pueden ser esas palabras. Porque detrás de ellas está la idea equivocada de que nuestra mente está fija, que nuestro carácter es inmutable y que estamos condenados a repetir patrones por siempre.
Pero la ciencia nos recuerda algo esencial: nuestro cerebro es moldeable.
La neuroplasticidad —esa maravillosa capacidad del cerebro para reorganizarse, crear nuevas conexiones y adaptarse— nos ofrece una de las noticias más liberadoras de nuestra existencia. No somos prisioneros de viejos hábitos ni de narrativas heredadas. Somos seres en constante proceso de construcción.
Y esto no es simple optimismo espiritual. Es evidencia. Nuestros cerebros se reconfiguran en respuesta a nuestras experiencias, pensamientos, aprendizajes y prácticas diarias. Literalmente, cada elección y cada hábito esculpen nuestros circuitos neuronales.
El problema es que la mayoría de nosotros utilizamos esta capacidad plástica de manera inconsciente, dejando que el miedo, la queja o el piloto automático dirijan el cincel. Cuando repetimos pensamientos negativos, cultivamos ansiedad o reforzamos creencias limitantes, no solo estamos “teniendo un mal día”, estamos entrenando a nuestro cerebro para permanecer allí.
Pero así como el hábito de criticar se fortalece, también se puede cultivar el de agradecer. La neuroplasticidad no discrimina: nos permite evolucionar en la dirección que elijamos conscientemente.
Por eso, si queremos vidas más plenas, con mayor bienestar, con más impacto y sentido, necesitamos tomar las riendas de nuestra propia reprogramación mental.
Se trata de elegir conscientemente: ¿Qué pensamientos vas a reforzar hoy? ¿Qué nuevas habilidades vas a practicar? ¿Qué emociones quieres sembrar para que florezcan mañana?
Esto no es fácil, ni instantáneo. Pero es posible. Y es el trabajo más profundo y significativo que podemos hacer. Porque al transformar la forma en que pensamos, transformamos nuestra biología, nuestras acciones y, finalmente, nuestro destino.
Hoy te invito a recordarlo: no eres estático. No estás “terminado”. Eres un proyecto en permanente expansión, y si te animas a invertir tiempo, atención y amor en ti mismo, descubrirás que tienes el poder no solo de soñar con otra vida, sino de construirla, neurona a neurona, día a día.
Porque el mayor viaje que podemos emprender no es hacia afuera, sino hacia dentro.
Atrévete a escalar a tu próximo nivel.
http://www.IsmaelCala.com
Twitter: @cala
Instagram: ismaelcala
Facebook: Ismael Cala