El estado de la salud latina: invisible
Los latinos conformamos un tercio de los ocho millones de habitantes de la Ciudad de Nueva York. Pero, aun cuando representamos una parte sustancial del presente de Nueva York y no bien somos una población en aumento de suyo crucial para el futuro de la ciudad, nos mantenemos completamente invisibles.
Somos invisibles en gran medida porque somos diferentes. Y, dados estos factores en conjunto, la atención de nuestra salud está en crisis. En comparación con nuestros conciudadanos neoyorquinos, carecemos de una atención médica de calidad que sea, además, culturalmente competente, al tiempo que enfrentamos una escasez de opciones de atención familiar de buena calidad. De hecho, en comparación con nuestros demás vecinos, solemos enfrentar obstáculos únicos que nos hacen aún más susceptibles a contraer enfermedades, razón por la cual tendemos a experimentar resultados menos favorables en nuestro estado de salud.
Después de décadas de esfuerzo para brindar atención médica a los latinos más vulnerables de la ciudad, estamos en condiciones de plantear algunas preguntas cruciales: ¿Por qué hay todavía disparidades tan marcadas en materia de atención a la salud? Y, ¿por qué nuestras familias carecen de los servicios de salud que necesitan? ¿Por qué la salud de los latinos es mucho peor que la de nuestros vecinos?
Para un reciente reporte de mi organización —empresa sin fines de lucro conformada por más de 2,000 médicos y proveedores que atienden a más de 650,000 pacientes provenientes en su mayoría de comunidades de inmigrantes de bajos ingresos—, entrevistamos a cientos de médicos y pacientes de toda la Ciudad de Nueva York a fin de integrar la primera encuesta elaborada jamás en esta materia.
Confiamos en que esto detone todo un movimiento.
Nos propusimos sacar a la luz las disparidades existentes en materia de salud, así como las barreras culturales, económicas e institucionales que dificultan el acceso incluso a los servicios médicos básicos, todo lo cual desemboca en resultados devastadores para la salud de muchos de los miembros de nuestras comunidades.
Entonces, ¿qué aprendimos sobre el estado de la salud latina en la Ciudad de Nueva York en 2018?
Primero, aprendimos que hay una gran distancia entre los pacientes latinos y sus médicos con respecto a lo que constituye una buena salud. Mientras que la mayoría de los latinos piensa que su salud es buena, sus médicos discrepan al respecto por un amplio margen. Y sólo un tercio de los pacientes latinos piensan que no reciben la atención médica que necesitan, mientras que dos terceras partes de los médicos consideran que los latinos padecen barreras persistente para poder acceder a los servicios de atención médica.
Segundo, el transporte y los servicios de guardería suponen barreras significativas para poder acceder a los servicios de atención médica en las comunidades latinas. El idioma es otro problema sustancial: en el Bronx, donde vive la mayoría de la población latina de NYC, sólo el diez por ciento de los médicos hablan español, en comparación con el 60 por ciento de los residentes de esa zona. De hecho, los inmigrantes entrevistados afirman que las barreras idiomáticas les impiden explicarles su síntomas a los proveedores de los servicios de salud, lo cual causa visitas innecesarias a las salas de urgencias, así como crisis evitables y enfermedades crónicas fuera de control.
Por último, demasiados problemas de salud se quedan desatendidos dentro de la comunidad latina. Tabaquismo, asma, obesidad, diabetes e hipertensión arterial son los principales problemas, pero la educación en esta materia no es equiparable con la gravedad del asunto y, además, los materiales sobre educación sanitaria no se hallan a menudo en español. Asimismo, la salud mental y el abuso de sustancias siguen siendo enfermedades estigmatizadas, un tabú, por lo que suele tratárseles deficientemente o, de plano, no se les trata.
En concreto, nuestro informe reveló que aún nos queda mucho trabajo por hacer para elevar el nivel de la comunidad latina, pero no podremos hacer ningún progreso en este sentido si no estamos dispuestos a poner manos a la obra.
Al priorizar el compromiso con la comunidad, juntos podemos construir y hacer crecer una arquitectura sustentable de innovación para enfrentar y resolver estos problemas. No sólo podemos sino que debemos desarrollar y sustentar la fortaleza comunitaria, la salud pública y estrategias de atención públicas para mejorar el acceso a una atención médica de calidad y culturalmente competente que sirva a los más necesitados.
Por otra parte, los políticos y legisladores también deben reconocer que es necesario invertir seriamente en educación sanitaria, no sólo para atender estas enfermedades, sino para solucionar además la falta de recursos educativos en materia de salud. Y el idioma es aquí muy importante. Comprender los matices de estas disparidades culturalmente específicas, nos ayudará a construir un sistema que combine la calidad superior con una atención médica más efectiva, capaz de reducir los costos relativos a pacientes, instituciones, ciudades, estados y al gobierno federal.
La comunidad crece más rápido aquí que en Nevada o en California. Dentro de muy pocos años, por medio de la intervención, la innovación y la integración, usaremos los hallazgos de este reporte para asociarnos con el estado y la municipalidad en el objetivo de proporcionar una mejor atención médica que sea culturalmente competente y para construir una comunidad latina más fuerte y sana en Nueva York.
Las necesidades son urgentes, el camino está despejado: ¡es hora de poner manos a la obra!
-El Dr. Ramón Tallaj es fundador y presidente de la Junta Directiva de SOMOS Community Care.