Recetas para las fisuras del capitalismo
Líderes de empresas y accionistas critican las desigualdades
La falla es tan grande que el terremoto parece inevitable.
La falla es la brecha de la oportunidad y las diferencias cada vez más grandes entre quienes más tienen y más ganan con los que menos además de la erosión y fragilidad de la clase media. El terremoto llega al territorio del capitalismo y no solo por parte de una parte de los políticos del partido demócrata. Hay otras voces, otros nombres y quizá en lugares inesperados que están repensando lo que debería cambiar a la vista de la gravedad de la fractura.
La toma de posición más reciente y llamativa ha sido la de Abigail Disney.
Este mismo fin de semana, la nieta del confundador de la empresa que lleva su nombre, Roy Disney, repitió en un hilo de Twitter una reflexión que compartió el jueves en el Fast Company Impact Council y que resume en su primera entrada en este monólogo en el medio social: los ingresos de Bob Iger son “una locura” (insane).
Let me very clear. I like Bob Iger. I do NOT speak for my family but only for myself. Other than owning shares (not that many) I have no more say in what happens there than anyone else. But by any objective measure a pay ratio over a thousand is insane. https://t.co/O34OjXd6rr
— Abigail Disney (@abigaildisney) April 21, 2019
Iger es el presidente de Disney, una empresa en la que esta activista y cineasta tiene acciones, y en 2018 ganó $65.6 millones según Equilar. Disney dió el año pasado un pequeño bonus a sus trabajadores poco después de que la corporación fuera beneficiada con los recortes fiscales de la última reforma tributaria.
Abigail Disney arremetió contra la diferencia entre lo que ganó Iger y los salarios de muchos de sus trabajadores porque la diferencia es abismal. “Desdeñar las críticas a los trabajadores de los que menos cobran en la empresa diciendo que reciben más que el salario mínimo federal [$7.25 la hora] y se proporcionan oportunidades para educación es una maniobra. Todos sabemos que el salario mínimo es demasiado bajo como para vivir con ello”.
Disney explica que las diferencias en lo que se paga a uno y a otros es incongruente y “provoca una reacción porque viola nuestro sentido innato de lo que es justo y es imposible no sentir el dolor”.
La nieta del creador de Mickey sugiere que el bonus de $1,000 a los empleados después de invertir $3,600 millones en la recompra de acciones (que suele elevar la compensación de los accionistas) es una broma y añade que lo que los trabajadores quieren es una subida de salario, sobre todo porque los recortes fiscales con los que se justificaron son permanentes y los bonus no.
Aunque la nieta de Disney asegura que la labor de Iger al frente de la empresa es “brillante”, en su hilo de Twitter critica lo condescendiente que es financiar la educación de los trabajadores. Para ella, lo importante es que “un trabajador a tiempo completo, en cualquier trabajo, debe poder permitirse medicinas, comida, vivienda, transporte, cuidado de hijos y educación”. “Que no se les insulten dando a entender que no se esfuerzan lo suficiente”, asevera.
Ese mismo jueves, en la cadena CNBC el presidente de Blackstone, Steve Schwarzman hablaba de un “Plan Marshall” para la clase media y lanzaba la idea de que los maestros no deberían ser fiscalizados, es decir, no deben pagar taxes.
Los maestros han estado en huelga y en las calles en varios estados reclamando mayor salarios. La candidata demócrata a la presidencia, Kamala Harris, tiene en su programa una subida de salarios para los maestros de un 23%.
El presidente de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, concede en su última carta a los accionistas que existe esa fractura: la desigualdad es mayor, el 40% de los americanos ganan menos de $15 la hora y 5% de los trabajadores ganan el salario mínimo o menos “y ciertamente no es un salario con el que se pueda vivir”.
Dimon recuerda que 28 millones de personas no tienen seguro médico- “Nadie puede proclamar que la promesa de la igualdad de oportunidades se ofrece a todos los americanos a través de nuestro sistema educativo”, dice en la misma misiva en la que reconoce el estancamiento del debate migratorio y que “las necesidades sociales de muchos de nuestros ciudadanos no tienen respuesta”.
Dimon no se pasa al ala más progresista de la banda política sino que aboga por eliminar las fisuras del capitalismo.
Ray Dalio, co presidente de uno los mayores hedge funds del mundo, Bridgewater Associates, lleva tiempo diciendo lo mismo. Dalio ya ha expuesto lo que le preocupan las desigualdades sociales y hace unas semanas en el programa 60 minutos de CBS explicó que el capitalismo, el debe reformarse por la falta de oportunidades para todos.
Para Dalio, el problema es una “emergencia nacional” y las disparidades son el germen de un conflicto.
Todo ello llega en un momento crucial políticamente en el que los políticos que abogan por un socialismo democrático, desde las filas del partido demócrata, siguen siendo señalados como de extrema izquierda pero no mirados con el recelo que tradicionalmente se les ha dispensado. Es algo que abre una nueva vía en la política estadounidense que no se veía desde que Ronald Reagan cerró el paradigma político creado con el New Deal.