Ocasio Cortez pide acabar con la desesperación económica que generan los subsalarios
La congresista vuelve a servir mesas y barra en Queens
“Tenemos que tener libertad económica, ser libres para tomar las decisiones necesarias para nuestras vidas. Necesitamos un salario mínimo que nos permita rechazar el acoso [sexual] y poder trabajar con nuestras condiciones, porque tenemos vidas e hijos que mantener. No deberíamos trabajar 80 horas a la semana para que nuestros hijos tengan comida en la mesa”.
La congresista por El Bronx y Queens, Alexandria Ocasio-Cortez hizo ayer una defensa apasionada de la necesidad de un salario mínimo que, como dijo, confiera dignidad al trabajo que se hace. Hablaba del trabajo de camareros y camareras, manicuristas, limpiadores de carros y otras personas que trabajan por un salario que se conoce como submínimo porque está muy por debajo del salario mínimo cuando se reciben propinas.
A nivel federal este salario es de $2.13 la hora. En la ciudad de Nueva York es de $10 la hora para quienes trabajen en firmas de más de 10 empleados pero en el estado es de $7.50. El objetivo es que sea $10 en buena parte del estado en 2022 frente a los $15 la hora que será el salario mínimo sin propina. El Gobernador, Andrew Cuomo, se comprometió a subirlo pero aún no lo ha hecho.
Ocasio-Cortez, invitada por la organización que está abogando por esta subida, Restaurant Opportunity Centers United (ROC) se puso el delantal y tomó la libreta de órdenes de comida el viernes en el restaurante The Queensboro, en Queens, para mostrar que dominaba de lo que hablaba. Que había vivido con ello y de ello.
“Mucha gente dice que se debe tener experiencia en un restaurante o una tienda y trabajar en verano para realmente entender este trabajo y las condiciones de vida. Yo no trabajé veranos sino cuatro años muy formativos de mi vida”, dijo la congresista de 29 años.
Licenciada en la Universidad ayudaba con su salario a pagar las facturas médicas de su padre y antes, a los 16 años, trabajó también en esta industria para poder comprar el billete de tren y participar en las ferias de ciencia de su escuela.
“Todos los trabajos tienen dignidad y la forma en la que se la reconocemos es pagando el dinero y teniendo respeto por ese trabajo. Tenemos que tener un salario justo y subir el mínimo a $15 la hora y nada menos”, dijo. La congresista demócrata, que recogió aplausos y muestras de cariño de los miembros de ROC y los clientes que se dieron cita en el bar, dijo que en ciudades con elevados costos este salario mínimo debería ser mayor.
“Cuando nuestras rentas y comida suben de precio en ciudades como Nueva York, Chicago y San Francisco, tenemos que asegurarnos que a la gente se le paga lo suficiente para vivir y punto”.
Ocasio-Cortez, una de las legisladoras más populares del país usó su star power para elevar la relevancia de este debate y hablar del acoso sexual que las mujeres en este sector denuncian mucho más que las que tienen un salario estable y más elevado.
La congresista explicó que cuando es el día 28 o 29 del mes y hay un alquiler que pagar en dos días, se está menos preparada para rechazar un comentario inapropiado o un tocamiento que el día 10 o 15 del mes cuando se puede trabajar un turno extra para compensar lo que se pierde por plantar cara a quien agrede. Ocasio-Cortez también habló de no poder rechazar un turno que acaba a las 3:00 AM por necesidad.
“Como mujeres nos permitimos ser mas vulnerables de lo que nadie debería ser en EEUU por desesperación económica”, dijo entre aplausos.
En EEUU hay, según cifras de ROC, seis millones de trabajadores que ganan los salarios mínimos de propinas y el 58% son mujeres. Un porcentaje de dos dígitos son inmigrantes y viven con salarios de pobreza que les lleva a precisar de la asistencia del Estado.
En Nueva York, más del 50% de los empleados de restaurantes son personas de color y el 16% son madres solteras. En el caso de manicuristas como Glenda Sefla que también participó del acto en The Queensboro, el 81% son madres. El 64% de las trabajadoras tienen turnos de 10 horas y sus salarios medios son de $10.19 incluidas las propinas. La mayor parte de ellas viven en zonas representadas por la congresista.
Sefla dijo que tenían hora de entrada pero no de salida. “No sabemos qué vamos a ganar al final de la semana”, el tip, a diferencia de los restaurantes en los que está más fijado, “depende de la generosidad”. Algunas manicuristas, que dedican un mínimo de 20-30 minutos a un servicio, dicen que cuanto más barato es hacerse las uñas menos propina deja la clientela.
Saru Jayaraman, co-fundadora y presidenta de ROC United dijo que esta cuestión es económica pero por las personas a las que afecta es también un asunto de igualdad y de raza. Jayaramán pidió a Andrew Cuomo, el gobernador de NY, que finalmente subiera el salario submínimo como ya dijo que posiblemente haría y recordó que en otros siete estados en los que es más elevado la pobreza se ha reducido en un tercio, los restaurantes no tienen peores ingresos, tienen mayor crecimiento y no se han parado de abrir pese a ello.
Jayaraman quiere que las propinas, sean una generosidad, se mantengan pero que no sean parte del salario como ahora, algo que ella describe como una mutación de lo que es realmente.
Apoyo a los pequeños negocios
Alexandria Ocasio-Cortez dijo el viernes por la tarde que hay que apoyar a los dueños de pequeños negocios que van a entender “que cuanto más se apoye a los trabajadores mejor va a ser la atención a los clientes”. Es bueno para los negocios, para los trabajadores, quizá no para las corporaciones que dependen de la explotación de la gente pero está bien porque nuestra economía debe estar localmente establecida, debemos invertir en nuestros pequeños negocios en cualquier caso”.
Pero no todos los negocios están de acuerdo y The New York Hospitality Alliance está en contra de la subida de estos salarios por temor a que se eleven los costos de una industria con márgenes apretados.
Michael Fuquay, dueño de The Queensboro, donde se celebró el acto, dijo que es un asunto que definitivamente tiene que cambiar pero no está seguro de cuál debe ser la fórmula. Fuquay cree que hay que cambiar la mentalidad de los clientes y eso no es fácil, para que piensen que pueden pagar más por una cena pero no es necesario que dejen una fuerte propina. “Si el restaurante de al lado cobra $3 menos por una hamburguesa aunque se deje propina y aquí no, la gente irá al restaurante de al lado”.