Un “ejército” de trabajadores de salud comunitarios es el punto de apoyo a los pacientes más vulnerables de la Gran Manzana

En los últimos tres años, 25,000 personas han recibido atención y asesoría de 250 personas entrenadas para que los más débiles puedan recibir salud preventiva

Esta iniciativa pone a disposición un equipo para facilitar la atención primaria en los 11 hospitales de NYC Health + Hospitals

Esta iniciativa pone a disposición un equipo para facilitar la atención primaria en los 11 hospitales de NYC Health + Hospitals Crédito: NYC Health + Hospitals | Cortesía

Cuando la ciudad de Nueva York trataba de recuperarse del golpe fuerte que asestó la pandemia de COVID-19, surgió un programa de apoyo a la salud para los más necesitados, que fuera del contexto de una emergencia de salud pública, demuestran el valor de abrir la puerta al bienestar y la salud preventiva a las comunidades, independientemente de su estatus migratorio o afiliación a un seguro médico.

La corporación de Hospitales Públicos de la Ciudad de Nueva York (NYC Health + Hospitals), anunció hace unos días que más de 25,000 pacientes han recibido atención del Programa de Trabajadores de Salud Comunitarios desde que se empezó a conformar este equipo en 2021.

Estos trabajadores se reúnen con pacientes vulnerables socioeconómicamente para identificar las barreras a su bienestar, como por ejemplo la falta de vivienda, las necesidades financieras, alimentarias y legales. Además de tenderle una mano en asuntos que podrían ser muy simples como programar citas de atención médica y coordinar el transporte. 

“Nos acercamos a personas que están luchando en los vecindarios de muy bajos ingresos, que además viven momentos difíciles. Los ayudamos a cruzar el puente a servicios de salud preventivos. Nos llena de orgullo saber que estos trabajadores representan además la gran diversidad de Nueva York”, compartió el Dr Mitchell Katz, director de NYC Health + Hospitals, en un micro documental que fue divulgado esta semana, para honrar los avances de este programa.

Las tres necesidades de derivación más comunes entre las familias son la atención y educación temprana, el apoyo a los padres y las necesidades sociales, como comida, vivienda, beneficios y seguro médico.

Este “ejército” incluye a personas formadas en salud conductual quienes trabajan con pacientes adultos y pediátricos, por ejemplo, con asma no controlada.

El objetivo es reducir las visitas a la sala de emergencias y las hospitalizaciones, por esta enfermedad respiratoria, mejorar la capacidad de los pacientes para controlarla y conectarlos con atención especializada.

Este equipo en expansión atiende a pacientes adultos, familias con niños pequeños, en paralelo a adultos y niños con necesidades especiales, personas sin hogar, implicadas en el sistema penal y problemas de salud conductual.

Casi todos los pacientes envueltos en este plan, tienen una o más enfermedades crónicas. Los diagnósticos más comunes son hipertensión, diabetes, enfermedades cardíacas, cáncer, asma, enfermedad renal crónica y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

250 trabajadores de salud comunitarios, en los cinco condados de NYC Health + Hospitals, da pasos más firmes en un programa, que enlaza a las personas más vulnerables, con necesidades muy especiales, al sistema de salud más grande del país. (Foto: Cortesía NYC Health + Hospitals)

Brincando barreras

Con más de 250 trabajadores de salud comunitarios, en los cinco condados que integran la Gran Manzana, NYC Health + Hospitals, da pasos más firmes en este programa, que enlaza a las personas más vulnerables, con necesidades muy especiales, al sistema de salud más grande del país.

Este equipo se ha integrado con los planes de atención primaria en los 11 hospitales públicos de la ciudad, seis de sus sitios de Gotham Health y Virtual ExpressCare.

Estos servidores pueden reunirse con los pacientes en la clínica, en la comunidad o en el hogar, según la preferencia y las necesidades individuales.

Esta iniciativa se dirige a un amplio espectro de necesidades de salud pública, desde ayudar a las personas a vacunarse, hasta asesorar a los residentes sobre enfermedades crónicas y la depresión.

Pero cada iniciativa comparte un objetivo común: promover la salud de los neoyorquinos.

Este plan tiene mucho que ver con las lecciones aprendidas durante la pandemia de COVID-19, para fortalecer la salud comunitaria en toda la ciudad de Nueva York, al empoderar a una fuerza laboral capacitada que cuenta con la confianza de los residentes.

“Pequeñas y grandes victorias”

Uno de estos 250 servidores de salud comunitario es el argentino, Oscar Martínez quien empezó a formar parte de esta iniciativa, cuando tuvo que navegar en el sistema de salud público de la Gran Manzana, por las complicaciones de salud que padecía su madre.

“Empecé a conocer muchos doctores, a conectar con recursos, por el entrenamiento personal que requirió el caso de mi mamá. Luego decidí ser voluntario. Al poco tiempo, terminé formalmente siendo parte del programa, el cual me ha dado la posibilidad de orientar a cientos de personas en su camino a una vida más saludable. Todos los días, tenemos pequeñas y grandes victorias”, contó Oscar.

En una ciudad diversa, en donde existen tantas barreras lingüísticas, muchas veces los pacientes simplemente necesitan a alguien que los interprete o los defienda, porque no saben o no pueden explicar su situación particular.

Este trabajador comunitario de la salud, con tres años en este programa, contó que recuerda con particular emoción, a un paciente con problemas de audición que vive solo y enfrentaba grandes desafíos, entre ellos cuantiosas deudas hospitalarias. Durante tres meses le hicimos seguimiento, le dimos apoyo emocional. Y hoy es otra persona.

“Creo que lo más valioso de este esquema, es lograr que las personas cuiden de si mismas, asistan a sus citas médicas y no terminen en una sala de emergencia, ya cuando hay poco que hacer. También es muy relevante, que podemos manejar el mismo lenguaje sociocultural. Eso da vigor al paciente”, puntualizó Oscar.

Asimismo, la dominicana Evelyn Perdomo, es hoy gerente de operaciones especiales del Programa de Trabajadores de Salud Comunitario, y luego de 25 años en varios terrenos del trabajo social, pondera simplemente como “extraordinario”, que se pueda lograr un “enlace vital” con personas que tienen condiciones médicas, muchas limitaciones, y puedan ser acompañados para darle sentido a su misma existencia.

“Ver al final del día a tantos pacientes, que sienten que están viviendo mejor, es el mejor capítulo de esta iniciativa”, acotó.

Un testimonio: Detectando prioridades

Entre la serie de historias y testimonios que destaca esta corporación de hospitales, sobresale la del jamaiquino Neville Facey, quien llegó el año pasado al Hospital Kings County, quizás en una de las situaciones más complicadas de su vida.

Este residente de Flatbush, de 58 años, se había mudado a Brooklyn desde Jamaica en 1988. Recurrió a este centro de salud, en busca de ayuda, después de experimentar falta de aire y notar un bulto en el cuello. Después de recibir una biopsia, los médicos descubrieron que tenía cáncer de pulmón en etapa 3.

Después de comenzar el tratamiento, su médico de atención primaria derivó a Facey al programa de trabajadores de salud comunitarios de NYC Health + Hospitals. Más que un tratamiento, necesitaba mucho soporte para enfrentar esta etapa difícil.

Una trabajadora tomó el caso de este paciente, conociendo sobre su historia, su familia y evaluando sus necesidades, que se centraban en el acceso al transporte, los medicamentos y la asistencia financiera.

Para empezar, luego de escuchar sus demandas personales más importantes, el primer paso fue facilitar el transporte para que Facey pudiera llegar a las numerosas citas asignadas. Se le ayudó a inscribirse en Access-a-Ride, el servicio de movilización de la Ciudad, para las personas elegibles que tienen discapacidades, que les impiden usar los autobuses y el Subway.

Aunque la inscripción en Access-a-Ride, requiere una solicitud y un largo proceso de aprobación, por el caso de este paciente, mientras su solicitud estaba en revisión, se consiguió acceso provisional, lo que le permitió comenzar la quimioterapia de inmediato.

“Facey necesitaba una tomografía computarizada, poco después de comenzar la quimioterapia para determinar si el tratamiento debía continuar o ajustarse. Sin embargo, no pudo encontrar una cita antes de tres meses. Después de ponerse en contacto con un jefe de departamento y explicarle, cómo una demora podría ser perjudicial, la trabajadora de salud, lo ayudó a programar una cita para una semana y media más tarde”, detalló NYC Health + Hospitals, en una historia compartida en su portal digital.

Además, se le ayudó a acceder a Medicaid, a encontrar fondos a través de la Sociedad de Cáncer de Pulmón y se le enseñó a tomar sus medicamentos.

“Me ayudó con mi tratamiento en casa, con mis médicos, mis citas y a mantenerme al día con todo. Ella estuvo allí para mí. Me hizo sentir muy bien, tener esta gran ayuda adicional”, destacó Facey. 

Atención compleja

Como expone la corporación de hospitales públicos de la Ciudad de Nueva York, “este equipo de trabajadores suele pasar más de un año, con pacientes en un equipo interdisciplinario con otros dos modelos clínicos, más complejos: primero quienes atienden a personas sin hogar, con necesidades de atención especial y personas que regresan a la comunidad, después de haber estado encarceladas”.

El año pasado, más de 500 pacientes se inscribieron en este programa. Los trabajadores de salud comunitarios de este programa abordan las necesidades médicas, sociales y de salud conductual complejas específicas, tanto en los centros de salud, como a través de un programa de medicina callejera llamado SHOW.

En el centro de las comunidades:

  • 26.9% de esta fuerza laboral comunitaria de salud son hispanos, 54.6% son negros, el 6.5% blancos y el 10% asiáticos.
  • 50.8% de estos trabajadores viven en códigos postales identificados como desproporcionadamente altos en cuanto a disparidades socioeconómicas y de salud.
  • 100% del equipo sanitario comunitario y sus supervisores recibieron capacitación intensiva dentro de los dos meses posteriores a su contratación.

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