ICE detuvo a científica rusa de Harvard clave en la investigación contra el cáncer
Kseniia Petrova, originaria de Rusia, laboró en el conocido Laboratorio Kirschner de Harvard hasta su detención en el aeropuerto de Boston a mediados de febrero

Harvard contrató a Petrova hace unos dos años, quien se graduó del prestigioso Instituto Ruso de Física y Tecnología y recibió excelentes recomendaciones. Crédito: Courtesy Petrova's attorney | Cortesía
Un microscopio innovador en la Facultad de Medicina de Harvard podría impulsar avances en la detección del cáncer y la investigación sobre la longevidad, pero la científica que desarrolló scripts informáticos para leer sus imágenes y liberar todo su potencial lleva dos meses en un centro de detención de inmigrantes, poniendo en riesgo los avances científicos cruciales.
Kseniia Petrova, de 30 años y originaria de Rusia, laboró en el conocido Laboratorio Kirschner de Harvard hasta su detención en el aeropuerto de Boston a mediados del mes de febrero.
Actualmente, está encarcelada en el Centro Correccional Richwood del ICE en Monroe, Louisiana, y está batallando con una posible deportación a Rusia, donde, según indicó, teme ser perseguida y puesta tras las rejas por sus protestas contra la guerra en Ucrania.
“Yo lo llamaría una máquina trituradora”, señaló Petrova, quien habló con NBC News desde las instalaciones de Louisiana, sobre su detención. “Estamos en esta máquina, y no le importa si tienes visa, tarjeta de residencia ni ninguna historia en particular. Simplemente sigue funcionando”.
El caso de Petrova y el arresto de académicos en Estados Unidos ha perjudicado la capacidad de las universidades del país para reclutar y retener talento destacado, de acuerdo con expertos y colegas de la científica rusa.
En campos donde la experiencia suele ser altamente especializada, la pérdida de talento podría tener graves consecuencias en el ámbito mundial para el futuro de la medicina y los descubrimientos científicos. Los profesores universitarios y científicos planean abandonar instituciones en todo EE.UU., de acuerdo con expertos legales, por temor a que sus visas sean revocadas o a verse implicados en medidas migratorias.
La primera audiencia de Petrova ante la corte de inmigración de Louisiana está programada para este martes. Su abogado, Gregory Romanovsky, aseguró que esperan tener más información sobre su caso de asilo tras la audiencia.
Por otro lado, el Dr. Leon Peshkin, científico investigador principal de Departamento de Biología de Sistemas de Harvard, gerente y mentor de Petrova, recibió una llamada de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (ICE) el 16 de febrero luego de que los funcionarios detuvieran a su pupila en el Aeropuerto Internacional Logan en Boston por no declarar muestras de embriones de rana para ser usados en una investigación científica.
“Acabamos de recibir una llamada diciendo: ‘Se le ha denegado la entrada. Es todo lo que podemos decirles para proteger su privacidad’”, dijo. Peshkin agregó que quien llamó no reveló el paradero de Petrova, lo que le obligó a buscarla rápidamente.
Romanovsky explico que la CBP suele imponer dos sanciones por este tipo de infracciones aduaneras: la confiscación de los artículos y una multa, que generalmente son unos $500 dólares, y que, si se trata de una primera infracción, la multa se reduce a $50 dólares. Pero en este caso, las autoridades cancelaron la visa de estudiante J-1 de Petrova.
“Parece ser parte de un esfuerzo más amplio para crear un ambiente hostil y poco acogedor para los no ciudadanos”, señaló Romanovsky.
Un representante del DHS dijo que Petrova había sido “legalmente detenida después de mentir a funcionarios federales sobre el transporte de sustancias al país”.
“Me preguntaron si tenía muestras biológicas en mi equipaje. Dije que sí”, declaró Petrova antes de describir su confusión con los procedimientos y el interrogatorio que le hicieron los agentes de ICE.
“Nadie sabía qué me estaba pasando. No tuve ningún contacto, ni con mi abogado, ni con Leon, ni con nadie. Y al día siguiente, no me dijeron qué pasaría. Estaba esperando en una celda”, apuntó.
Peshkin reiteró que la preocupación de los investigadores internacionales ante la agresiva estrategia del gobierno republicano contra la inmigración ilegal cada vez es más grande.
Al cuestionarle si le preocupa que esas políticas puedan disuadir a otros científicos extranjeros de ir a Harvard, respondió lo siguiente: “No me preocupa que pueda ser así. Me horroriza que así sea”.
“Ya está surtiendo efecto. Muchos colegas me dicen que quienes planeaban quedarse han cambiado de opinión porque necesitan viajar”, explicó Peshkin, y agregó que los científicos suelen asistir a congresos en todo el mundo para presentar sus investigaciones y compartir conocimientos.
En un sondeo reciente de la revista científica Nature dio a conocer que el 75% de los 1,600 científicos encuestados estaban considerando mudarse a Europa o Canadá, citando las medidas de Trump.
Asimismo, una base de datos de seguimiento de Inside Higher Ed muestra que, hasta el 18 de abril, más de 240 universidades informaron que el Departamento de Estado había modificado el estatus legal de más de 1,550 estudiantes extranjeros y recién graduados.
Cerca de 180 estudiantes internacionales han presentado 28 demandas federales para recuperar su estatus en el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio o sus visas estadounidenses, según reporta Inside Higher Ed.
Una demanda interpuesta por estudiantes extranjeros, entre ellos doctorando en las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), el 15 de abril alega que las recientes cancelaciones de visa son “arbitrarias, caprichosas y contrarias a los derechos, facultades, privilegios e inmunidades constitucionales”. Además, dijeron que los repentinos cambios de política amenazan su futuro académico y profesional.
Harvard contrató a Petrova hace unos dos años. Se graduó del prestigioso Instituto Ruso de Física y Tecnología y recibió excelentes recomendaciones, de acuerdo con Peshkin. Igualmente, asistió a la misma escuela secundaria en Moscú que él, un lugar que describió que es “para personas que suelen ser científicas desinteresadas, devotas, fanáticas y ascetas”.
“Estas personas no se dedican a la ciencia para ganar dinero. Se dedican a la ciencia porque creen que su misión es comprender cómo funciona la naturaleza y encontrar curas”, manifestó Peshkin.
El Dr. percibió inmediatamente estas cualidades en la dedicación de Petrova a su labor y su disposición a ir más allá de la ciencia computacional, para lo que fue contratada. Peshkin explicó que la investigación de su laboratorio “requiere un conjunto único de habilidades, ya que es necesario ser capaz de trabajar como embriólogo y, al mismo tiempo, realizar matemáticas aplicadas, modelado, análisis de datos y bioinformática, todo en un mismo paquete”.
Cuando le preguntaron cuantas personas en su laboratorio podían hacer todo lo mencionado antes, respondió: “Solo ella. Solo ella”.
Otros científicos coincidieron en esa opinión. El Dr. William Trim, investigador postdoctoral y compañero de trabajo y de residencia de Petrova, resalto su papel fundamental en el proyecto de investigación que hizo con este microscopio único en su tipo. La científica encarcelada desarrollo los scripts informáticos para analizar las 100,000 imágenes que contiene.
“Estoy completamente seguro de que ella es la única manera de alcanzar el verdadero potencial de este microscopio y los descubrimientos que podríamos lograr“, expresó Trim. “Sin ella, creo firmemente que no se lograrían todos los descubrimientos sobre curas o biología fundamental que podríamos lograr”.
Sin embargo, Petrova no se ve a sí misma de esa manera: simplemente le apasiona su trabajo y su equipo, y dijo que cree que el trabajo en el laboratorio de Kirschner fue “un milagro”.
En el año 2021, luego de obtener su maestría, Petrova fue contratada por el Dr. Konstantin Severinov, un destacado biólogo molecular de Rutgers, para un proyecto de secuenciación genómica en Moscú. “Es una científica muy talentosa, con un enorme potencial… la capacidad de ser la mejor de las mejores”, afirmó.
Al preguntarle sobre su activismo político, Petrova indicó que cree que “debería haber democracia en la ciencia” y que Estados Unidos es un “hermoso lugar” donde la gente puede expresarse libremente.
“No quiero ocultar mi opinión política”, dijo. “Si quieres decir algo contra Putin, no hay manera de que no vayas a la cárcel. No hay manera de que no te arresten”.
Trim y científicos extranjeros se suman a la preocupación por la aplicación de las políticas migratorias en EE.UU. Mientras tanto, él y sus colegas esperan con ansias el destino de Petrova.
“Realmente no sabemos si algún día volveremos a verla”, manifestó, “porque si la deportan a Rusia, es posible que nunca la volvamos a ver”.
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