Juan Gabriel demostró en LA que es único
El Divo de Juárez presentó su show en la ciudad luego de diez años de ausencia
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Crédito: J. Emilio Flores / La Opinión
Sin duda Juan Gabriel es único. No solo es un divo, es un maestro del escenario. En él quedan todas las definiciones de un verdadero artista.
A juzgar por el público que llenó en su totalidad el Nokia Theatre L.A. Live, esa noche del jueves, en su primera de dos presentaciones que tendrá este fin de semana, todos –incluyendo al cantautor- decidieron entregarse por completo en ese reencuentro.
“Juanga” tenía casi una década de no presentarse en concierto en esta ciudad. Y cuando hace unos meses, ya estaban previstos varios shows, tuvo que posponerlos debido a una neumonía que lo mantuvo hospitalizado por varios días en Las Vegas y en recuperación por varias semanas en su casa, en México.
Su reaparición en los escenarios fue mucho mejor de lo que se esperaba. Regresó con una vitalidad envidiable. Con mucho menos peso y con una voz fortalecida. Mostró que él puede seguir creando y añadiendo nuevas estrofas en sus clásicos, que baila con agilidad ?aunque a veces terminara agitado- y que su amor por México es incondicional.
Agradeció a todos los que oraron por él. “(…) a todos les deseo salud y vida larga para que disfruten de todo”, dijo.
¿Pero que hace tan único a Juan Gabriel?, en principio que en él no hay términos medios, hay una entrega total en cada presentación. Nunca se fue del escenario durante las poco más de dos horas y media de show. Era evidente su necesidad de cantarle al público, a sus mexicanos, a los que tanto enalteció. “Este es el mariachi “De mi tierra” de mi México”, dijo a los asistentes. “Mariachi, este es el México que se nos fue”, señalo al público.
De manera muy elegante, agradeció al resto de su público de toda Latinoamérica.
Sus movimientos sensuales, eróticos varias veces y esas manera de hacer señas con sus manos, lo que su boca no puede pronunciar, enloquecía a una audiencia muy variada en género y edad.
Juan Gabriel tuvo en escena a un mariachi, a una orquesta, un acordeonista – todos, en ocasiones, entonando al mismo tiempo -y un grupo de coristas. Hizo un repaso de épocas, nostalgias y emociones. El público se desahogo con “La diferencia”, “Inocente pobre amigo” y “Hasta que te conocí”. Cantó en su totalidad “Se me olvidó otra vez”, bailó el “Noa, noa” y lloró irremediablemente con “Amor eterno”, que dedicó en parte a la cantante Beatriz Adriana.
“Es muy doloroso perder a una madre… pero algo más duro todavía, para quien perdió un hijo”, le dijo a la artista que estaba entre los asistentes, donde también estaban Angélica María y su hija, Angélica Vale.
A Angélica María dedico el tema “Abrázame muy fuerte”, pero antes agradeció su talento y las muchas alegrías que le dio con sus canciones.
También rindió homenaje a los grandes de la música mexicana como Pedro Infante, Javier Solís, José Alfredo Jiménez, Antonio Aguilar y Jorge Negrete, entonando algunos de temas y bailando algunos sones clásicos.
Juan Gabriel se despidió con una copa de vino en mano y el tema “Para qué me haces llorar”. Agradeció al público, le mandó besos y su corazón. Desapareció del escenario y no volvió más.
lucero.amador@laopinon.com