Indocumentados exigen ser reconocidos ante ‘alivio incompleto’
Pese a la felicidad que exhiben muchos por el alivio limitado, millones se quedan en el aire ante la falta de apoyo
Andrea Guadarrama se subió al autobús de la esperanza, el que viaja de Los Ángeles a Las Vegas con decenas de activistas para escuchar el viernes más detalles del alivio migratorio, con sentimientos encontrados.
“Por una parte me da gusto porque entran mis hijas [ellas tienen hijos nacidos en este país] y por otro siento tristeza porque no entro yo”, comenta la nacida en la Ciudad de México hace “cincuenta y tantos años”.
“Voy a agradecerle al Presidente que mucha gente va a realizar su sueño, que no va a tener miedo de salir a la calle y un día podrá arreglar papeles”, dice. Guadarrama confía en que una segunda orden administrativa del presidente Barack Obama le permita regresar a su tierra, ver a sus familiares y comer antojitos típicos.
“Tengo más de 24 años sin ver a mis hermanos; murió mi mamá y mis tíos y no pude ir”, cuenta con tristeza.
Ella se ha dedicado a limpiar casas en los últimos años. Antes, durante casi dos décadas, fue niñera y trabajadora de la costura.
“Tuve la suerte que desde que llegué a este país he tenido buenos patrones, algo que no todos pueden decir”, menciona. No aspira a otro empleo, dice, por su edad y porque le gusta.
Ahorrar un dinero para poner un negocio en el Distrito Federal fue lo que la motivó a venir a Estados Unidos hace 27 años. Pero jamás pudo y decidió mejor traer a sus tres hijas; primero dos y luego una. Ahora
ellas, que no pudieron aspirar a la universidad ni al Ejército por falta de papeles, podrían acogerse al alivio migratorio a través de sus hijos.
“Gracias a Dios ellas van a salir de la ‘jaula de oro’, porque esa jaula ya se abrió”, comenta sentada en la segunda fila del bus que viaja a Las Vegas.
Hace seis años, cuando Obama prometió un camino hacia la legalización de once millones de indocumentados, Guadarrama se ilusionó, pero después le decepcionó que todo era retórica.
Hoy las palabras del mandatario le llenaron de esperanza.
“Vamos a seguir luchando porque hay gente como yo que tiene más de veinte años en este país y merecemos ser reconocidos. Aquí he pasado la mitad de mi vida. Este es más mi país que donde nací”.