No es culpa mia, son los genes

Varios estudios encuentran relación entre infidelidad y herencia genética

¿Cuál es tu excusa? Las razones que puede esgrimir una persona cuando la descubren teniendo un affair son muchas y variadas. ¿Por qué no echarle la culpa a los genes?

Un estudio realizado por la Universidad de Queensland encontró que un porcentaje de las infidelidades podrían ser resultado de la composición genética de la persona.  Según los hallazgos de la investigación, el 40% del comportamiento infiel de las mujeres, y el 63% de los hombres tenían una base genética.

Los investigadores recabaron información de 7,300 mellizos, de entre 18 y 49 años, algunos idénticos y otros con diferencias genéticas, que tenían relaciones sentimentales y pudieron confirmaron la teoría inicial.

Lo que se hereda no se roba

“Cada comportamiento humano es el resultado de la influencia de miles de genes en conjunto. Poder identificar a un gen en particular es más difícil, ya que su influencia es mucho menor”, explicó el doctor Brendan Zietsch, a cargo del estudio. “Sin embargo, la investigación encontró evidencia inicial de un gen en particular que influye en el comportamiento infiel en las mujeres”.

Aquellas mujeres que presentaban variaciones de un gen llamado AVPRIA, responsable por la producción de una hormona que regula el comportamiento social (Arginine Vasopressin),  eran más propensas a la infidelidad. Zietsch agregó que era necesario seguir investigando.

El estudio de la Universidad de Queensland no es el primero en interesarse en los motivos de los infieles. Los investigadores de la Universidad Binghamton (Universidad estatal de New York) previamente habían encontrado una relación entre la promiscuidad y un gen conocido como DRD4, responsable de adicciones como el alcoholismo y de tendencias a buscar emociones fuertes y peligrosas.

Según los investigadores, la tendencia a la infidelidad tiene raíces en una parte del cerebro donde se originan las sensaciones de placer. Cuando una persona toma alcohol, tiene relaciones sexuales o realiza actividades de alto riesgo, el cerebro libera una hormona de placer conocida como dopamina. La producción de dicha sustancia es lo que motiva a la persona en busca de placer a comportarse de cierto modo.

Justin García, a cargo de la investigación de Binghamtom, señaló que las personas con ciertas variaciones del gen DRD4 necesitaban más estimulación para sentir satisfacción y que dicho gen era hereditario.

Según el estudio, el 50% de las personas con variaciones del gen DRD4 era más proclive a ser infiel y promiscuo. Dichas variaciones afectan a mujeres y hombres por igual.

Al igual que con el estudio de Queensland, se trata de resultados iniciales y más investigación es necesaria.

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