Lula toma protesta como Jefe de Gabinete; juez anula su designación
Se agrava la crisis en Brasil por acusaciones de corrupción contra el expresidente
Brasil – La Presidenta brasileña, Dilma Rousseff, juramentó este jueves como nuevo Ministro a su antecesor Luiz Inácio Lulada Silva, en una ceremonia en la que expresó duras críticas a los jueces que lo investigan por supuesta corrupción.
“Las circunstancias actuales me dan la magnífica oportunidad de traer al Gobierno al mayor líder político de este país”, declaró Rousseff en el Palacio Presidencial de Planalto, al que acudieron cientos de parlamentarios, tanto oficialistas como opositores, y miembros de movimientos sociales.
Minutos después de tomar protesta, un Juez de Brasilia anuló de forma cautelar el nombramiento del ex Presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva como Ministro de la Presidencia del gabinete de su sucesora, Dilma Rousseff, informaron fuentes judiciales.
La decisión judicial, tomada por el Magistrado Itagiba Catta Preta Neto, del Tribunal Federal de Brasilia, anuló así el acto por el que Lula fue juramentado hoy por Rousseff.
En un clima de abierta polarización, Rousseff expresó su “repudio total e integral” a la divulgación, por parte del tribunal que investiga al exmandatario, de unos audios de una conversación entre ambos, que parecen sugerir unas maniobras de la mandataria para influir en favor de su nuevo Ministro.
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Esa conversación fue interpretada por la oposición como un intento de Rousseff por impedir un posible arresto de Lula antes de su asumir su condición de ministro, que le ha dado fuero privilegiado ante los tribunales.
Rousseff calificó de “ilegal” tanto el hecho de que se hayan grabado unas conversaciones que ella sostuvo con Lula como su propia difusión y aseguró que todo el asunto será investigado para saber “quién lo autorizó, por qué lo autorizó y por qué lo divulgó”, cuando no tenía “nada que pueda levantar sospechas”.
En ese audio, grabado este miércoles, tras el nombramiento de Lula, se escucha a Rousseff cuando dice que le enviará documentos que lo acreditan como Ministro, aunque aún no había asumido, para que los use “en caso de necesidad”.
La mandataria mostró ese documento, que tiene sólo la firma de Lula, y explicó que la única intención era tenerlo suscrito por si el ex mandatario no podía acudir a la ceremonia de hoy, por un problema de salud que sufre su esposa.
Según Rousseff, la divulgación de esas grabaciones tiene como objetivo “convulsionar a la sociedad brasileña con métodos oscuros y criticables, viola los principios y garantías constitucionales, los derechos de los ciudadanos y abre precedentes gravísimos. Los golpes comienzan así”, afirmó.
“El combate a la corrupción en Brasil ha sido realizado sin ningún obstáculo por parte del Gobierno” pero tiene que “observar los derechos individuales, respetar el papel de las instituciones y principios fundamentales, como el de la presunción de inocencia”, apuntó.
También instó al diálogo a “todos” los que “buscan el bien de Brasil” y pidió “superar los odios y la actuación de aquellos que no están del lado de la verdad, que no tendrán fuerza política para provocar el caos y la convulsión social”.
En alusión a ese clima político y los intentos de la oposición por avanzar hacia un juicio político en el Congreso, cuyo trámite será retomado hoy mismo, afirmó que “los gritos de los golpistas no nos van torcer el rumbo (del Gobierno) ni a poner a nuestro pueblo de rodillas”.
En las afueras del Palacio de Planalto se congregaron cientos de partidarios del Gobierno y otros grupos que exigían la destitución de Rousseff y que Lula sea juzgado, que por momentos llegaron a enfrentarse y obligaron a la intervención de la policía, cuya presencia fue reforzada para la toma de posesión de Lula.
En el resto del país también hubo manifestaciones y sonoros cacelorazos en protesta por el nombramiento de Lula como ministro de la Presidencia, el cargo más influyente del Gobierno.
En el mismo acto también asumieron sus cargos los nuevos ministros de Justicia, Eugenio Aragão, y Aviación Civil, Mauro Lopes.
Este último pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera el vicepresidente Michel Temer, quien hoy no estuvo presente en la ceremonia.
El PMDB decidió el pasado sábado que se tomará treinta días para decidir si permanece en el Gobierno o rompe con Rousseff y alertó a sus afiliados que no podría asumir nuevos cargos en el Ejecutivo, por lo que Lopes pudiera llegar a ser expulsado del partido.