Encara los días festivos con una mente positiva

Psicóloga brinda consejos para dejar a un lado el negativismo y vivir la alegría de la temporada decembrina

Cada vez que llega diciembre, el espíritu de Claudia Cortes se apaga y quisiera que las horas de sus días corrieran rápido.

“Es una tristeza que me agobia desde la partida de mi hijo, hace ya seis años, porque diciembre era su mes preferido. Era tal su alegría, que apenas pasaba el Día de Acción de Gracias, teníamos que vestir el arbolito y poner todos los adornos navideños”, cuenta esta madre colombiana, quien para minimizar el dolor que todavía le causa la ausencia de su único hijo, tomó la decisión de seguir decorando la casa de Navidad en memoria del pequeño, y hacerlo con toda alegría para apalear la tristeza que le embarga.

Y es que como dice la psicóloga Rebecca Peterson, basada en Sherman Oaks (California), las festividades decembrinas suelen traer consigo no solo alegría sino también alteraciones del estado de ánimo, ya sea por la ausencia de los seres queridos que ya partieron o se encuentran lejos, las experiencias vividas, la situación económica que tiene cada quien en este país, y este año se le puede sumar el panorama político que se perfila para los inmigrantes ante la elección de Donald Trump como Presidente.

“Cada quien tiene una razón particular para el cambio negativo de ánimo, si es que se da”, dice la experta en comportamiento humano. Pero sea cual sea la causa, Peterson denota que siempre se debe recordar que la felicidad es una condición de la mente y no de las circunstancias.

Es así que parar encarar esta temporada decembrina, Peterson recomienda seguir estos consejos prácticos, que pueden facilitar el optimismo y mantener un estado de ánimo positivo:

1. Revertir los pensamientos de negativos a positivos

“No podemos evitar que las aves de tristeza vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí impedir que hagan un nido fijo dentro de ella”, denota la psicóloga. “Con esto quiero decir que no podemos permitir que los aspectos negativos de nuestras vidas se apoderen de nuestra mente”.

Y para evitar que esto suceda, la experta recomienda frenar de inmediato cualquier pensamiento negativo que se nos viene a la cabeza y  cambiarlo por uno positivo que nos genere alegría y esperanzas.

2. Reducir el estrés con la práctica de la meditación o la atención plena

Estudios han demostrado que con la práctica de la meditación se lograr una mayor consciencia de la mente y el cuerpo, algo que incrementa las sensaciones positivas del bienestar y de las emociones de afecto, felicidad y satisfacción.

“Tanto la meditación como la atención plena (o Mindfulness, en inglés), en la que se aprende a tomar consciencia de las experiencias presentes, aceptándolas sin juicio alguno, se deben practicar con constancia y disciplina para alcanzar sus beneficios, entre los que se cuenta la reducción de los síntomas de la depresión y ansiedad”, dice la Dra. Peterson.

3. Enfocarse en los aspectos positivos de la vida, por insignificantes que sean

Esta práctica es una de las más sencillas, pero más difíciles, ya que, como denota la psicóloga, la mayoría de las personas tienden a “ver las flores del jardín ajeno y no las que florecen en el  propio”.

“Cuando la gente tienden a comparar su vida con las experiencias de los demás no llega a ningún lado”, sostiene la experta. “Uno debe estar enfocado siempre en los logros personales según sus recursos y circunstancias y si resulta difícil identificarlos, un buen ejercicio es crear a diario una lista de tres cosas de las cuales debemos sentirnos satisfechos y agradecidos”.

4. Valorar lo que se tiene

Cuando se valora a conciencia el amor y afecto que se recibe de parte de familiares y amigos, la salud, la existencia, lo poco o mucho que se tiene, se crea un sensación de bienestar que incrementa la capacidad de resilencia frente a cualquier momento adverso que se esté viviendo.

5. Practicar el voluntariado u otras acciones altruistas

“Estudios han demostrado que cuando se dona tiempo para servir a personas con algún tipo de necesidad o se contribuye económicamente para mejorar sus vidas, se desarrolla dentro del individuo una sensación de alegría o bienestar, que minimiza el estrés causado por cualquier situación que se está viviendo”, explica la Dra. Peterson.

Y que mejor que diciembre para practicar el voluntariado u otras acciones altruistas.  En estos tiempos, por ejemplo, cuando las calles están llenas de desamparados por todas partes podemos donar un par de horas de nuestro tiempo a las parroquias u organizaciones benéficas que  les proveen alimentos, cobijas y ropa, o donarles cierta cantidad de dinero, si nuestra situación económica  lo permite, para apoyar sus programas o proyectos para los sin techo.

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