El tartamudeo se puede vencer

Se aconseja a los padres iniciar terapias temprano para poder controlar este problema en sus hijos

Nueva York – ¿Qué tienen en común el vicepresidente Joe Biden, la actriz Marilyn Monroe, el cantante Marc Anthony, el escritor Jorge Luis Borges, y el golfista Tiger Woods?

Todos ellos son, o fueron en algún momento de su vida, tartamudos.

La tartamudez, cuyo día mundial se conmemora este sábado 22 de octubre, es un desorden del habla que afecta a más de 68 millones de personas alrededor del mundo, incluyendo a 3 millones en Estados Unidos, lo que representa aproximadamente el 1% de la población.

Si bien se trata de un problema que se puede corregir casi totalmente con terapia de lenguaje, existe mucha desinformación, mitos y temores en torno al mismo.

“Por lo general los padres se dan cuenta de los primeros síntomas de que su hijo tartamudea entre las edades de 2 y 4 años, que es cuando comienzan a aprender muchas palabras y tratan de usarlas en oraciones”, indica Jane H. Fraser, presidenta de la Fundación de Tartamudeo de América.

“En este tipo de situaciones les recomendamos a los padres que les hablen más lento, que usen vocabulario simple, y oraciones más sencillas, hasta que mejoren las habilidades de hablar de sus hijos”, sugiere la experta cuya fundación ofrece una lista de 7 consejos (ver recuadro).

El tartamudeo -explica Fraser- es un desorden del lenguaje que se da por la inhabilidad o interrupción del flujo normal del habla. Puede caracterizarse por repeticiones o prolongaciones de las palabras cuando se habla o por un bloqueo completo. Sin embargo, la mayoría de la gente lo que oye son las repeticiones.

“Los niños tartamudos procesan el lenguaje en formas diferentes, y su cerebro está organizado de una manera distinta que el de la gente que no tartamudea. No significa que esos niños no van a hablar fluidamente, pero van a tener más dificultades”, dice Fraser.

Según la experta, algo que puede causar tartamudeo es el hecho de que el niño sea muy inteligente y sepa mucho vocabulario. “Están muy avanzados en su lenguaje, pero sus habilidades motoras son más lentas o no tan desarrolladas para pronunciar todo ese vocabulario”, aclara Fraser rechazando el mito de que los tartamudos no son inteligentes.

La especialista recomienda a los padres que lean todo lo que puedan encontrar sobre este tema, porque mientras más sepan menos temor van a tener. “Da miedo cuando un niño está hablando y de repente comienza a tartamudear”.

“Los padres no deben tener miedo de hablar de esto, por el contario, deben hablarlo abiertamente con su hijo, para que el niño comience a entender que no es algo de lo que deben tener vergüenza”, sugiere Fraser.

El tartamudeo es una condición genética, por lo que ciertos niños nacen ya con la predisposición a sufrirlo, aunque eso no significa que deben vivir con eso toda la vida.

“Investigaciones médicas han demostrado que el tartamudeo es algo físico y que corre en la familia. Es neurológico y tiene que ver con la forma en que el sistema nervioso está organizado. Hay niños más predispuestos a ser adultos tartamudos. Es algo que tiende a ser hereditario”, aclara Heather L. Grossman, directora clínica del Instituto Americano del Tartamudeo.

Se estima que aproximadamente 60% de las personas que tartamudean tienen un miembro en la familia que también lo hace. El 95% de los casos comienzan entre las edades de 2 y 4 años, y se ha demostrado que el problema afecta a varones cuatro veces más que a las hembras.

Expertos consultados coinciden en que el éxito en la mejoría de un niño tartamudo depende de si se comienza una terapia de lenguaje temprana o no.

“Una intervención temprana en niños que comienzan a presentar síntomas de tartamudeo, incrementa la oportunidad de que no sea un tartamudo en la edad adulta”, indica Heather L. Grossman.

“Sabemos que el 80 por ciento de los niños que son tartamudos antes de tener 5 años, no siguen siendo tartamudos en la edad adulta, pero el 20 por ciento sí continuará siéndolo cuando sean adultos (1 de cada 5)”, agrega Grossman.

Por esta razón la especialista insiste en que los padres no deben ignorar el problema y busquen la ayuda de un experto cuanto antes.

La mayoría de los que tratan el tartamudeo en niños no son pediatras, sino terapistas de lenguaje especialmente entrenados en este campo.

Para los padres que no tienen seguro médico o que no pueden pagar un terapista privado, Jane Fraser indica que todos los niños a la edad de tres años tienen el derecho de obtener terapia de lenguaje gratuita en la escuela. “Hay una ley especial de educación que dice que si tú crees que tu niño tartamudea, la escuela está supuesta a proveerle de una evaluación del lenguaje a su hijo”.

Enrique González, un terapista de lenguaje que trabaja para el Departamento de Educación Nueva York, en un escuela pública de Washington Heights, en el Alto Manhattan, aconseja a los padres que si creen que su hijo tartamudea lo primero que tienen que hacer es hablar con un terapista para que evalúe al niño.

Además -sugiere González- hay que determinar si esta condición afecta la vida social del menor. “Si el niño se da cuenta de que habla diferente y de que por eso se están burlando de él, le puede afectar académica y socialmente. A lo mejor no quiere salir, ni hacer amigos, porque le da vergüenza hablar o teme contestar en la clase porque no quiere hacer el ridículo aunque sepa la respuesta”.

Muchos niños tartamudos desarrollan frustración, inseguridad y depresión, por ello el terapista considera que si esto le está afectando académica y socialmente, entonces se debe poner en tratamiento cuanto antes. “Mayormente es ayuda psicológica y se les enseñan algunas técnicas de cómo respirar adecuadamente o cómo hablar despacio”, indica González.

El terapista, cuyos pacientes son 100 por ciento de origen hispano, recomienda que toda la familia se involucre en el proceso terapéutico. “Es una parte esencial involucrar a los padres, a la familia, porque muchas veces son los mismos hermanos los que se están burlando del tartamudo. Se tiene que educar a toda la familia”.

Recuerde, el porcentaje de gente que aprende a manejar su tartamudeo es muy alto, sólo tiene que informarse, educarse y buscar ayuda.

pedro.frisneda@eldiariony.com

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