En Rumania prohíben los nombres raros
Bucarest/EFE – Se acabó la fiesta en Rumanía para los padres inventivos y originales que bautizaban a sus hijos con nombres como “Paracetamol”, “Semáforo”, “Doctor” o “Mariano Monamour”.
Con la entrada en vigor este mes de octubre del nuevo Código Civil de este país balcánico, no más niños habrán de llevar de por vida la cruz de un nombre cómico por capricho de sus padres.
El artículo 84, punto 2, prohíbe a los funcionarios civiles del Estado “nombres indecentes, ridículos y otros que afecten al orden público, las buenas costumbres o los intereses del niño”.
Más allá de la obvia subjetividad del gusto de cada cual, parece claro que la nueva norma se refiere a nombres como Hitler, Basura o Pezón, algunos de los más raros que figuran en el Anuario Estadístico de la Dirección General de Evidencia y citados en la prensa local.
Pero la ambigüedad de la expresión “nombres indecentes, ridículos y otros que afecten al orden público, las buenas costumbres o los intereses del niño” es ya motivo de polémica.
Jueces como Cristi Danilet, miembro del Consejo Superior de la Magistratura, decidirán en caso de duda.
Danilet ha explicado al diario “Adevarul” que no está claro “qué significa ‘indecente’ y ‘ridículo'”.
De esta opinión también son funcionarios del registro como Adrian Toma, que se quejó al mismo periódico de la “vaguedad” de la normativa.
Más solemnes y graves son los nombres dedicados a las instituciones del Estado y los profesionales que hacen mejor la vida de los ciudadanos.
Destacan “Justicia” (Justitia), “Policía” (Politia) o “Gendarmería” (Jandarmeria), que como “Bombero” (Pompierul) o “Ambulancia” (Ambulanta) pueden marcar la vocación profesional del niño, además de homenajear a los pilares de la sociedad.
Y si de encarrilar al niño a hacer carrera se trata, qué mejor que ponerle “Presidente” (22 casos) o “Ministro”.
El fútbol es otra fuente de inspiración para los padres creativos ahora censurados.
Hay sin duda donde elegir, pero quizá el más espectacular sea Ion “Mariano Monamour”, toda una declaración de intenciones sobre el destino de conquistador del recién llegado al mundo.