Hasta que la ‘migra’ los separe
Mujer lucha por evitar la deportación de su prometido y pide les permitan casarse
NEWARK, NJ – El futuro de una pareja a punto de casarse pende de un hilo, ya que si el hombre es deportado por las autoridades de inmigración, a su nativo Uruguay, tendrán que esperar 10 años antes de volver a vivir juntos en los Estados Unidos.
“Todo lo que pido es una oportunidad para ser feliz”, dijo Neida Lavayen, una colombiana de 46 años -naturalizada estadoudinense- que solicita a las autoridades de inmigración que le permitan contraer matrimonio con su prometido, Rubén Quinteros Barboza, que se encuentra en el Centro de Detención Delaney Hall, Newark, bajo la amenaza de ser deportado en cualquier momento.
“Cada minuto es valioso”, dice en tono angustiado Lavayen, que todos los días visita a su prometido en la cárcel, a donde fue trasladado luego de ser arrestado por agentes de inmigración el 15 de septiembre.
Quinteros Barboza, de 43, trabajaba como mecánico en un taller de Elizabeth cuando fue arrestado. Sin antecedentes criminales y sin haber cometido ninguna infracción, Lavayen sospecha que “alguien lo denunció a inmigración porque su visa ya había vencido”.
El hombre entró a los Estados Unidos en el 2003, bajo un permiso temporal (“Waiver”) -que le permitía una estadía máxima de 90 días- un tipo de visa que mantiene los Estados Unidos con algunos países, pero que bajo esta condición, la persona que viola el límite de tiempo permitido para quedarse, puede ser deportada sin derecho a una audiencia con un juez de inmigración.
Lavayen conoció a Quinteros Barboza hace casi tres años. “Duramos de amores seis meses y luego nos fuimos a vivir juntos hace dos años. En junio me entregó el anillo y nos comprometimos para casarnos el 23 de septiembre, el día de su cumpleaños”, relata la mujer que trabaja en un centro para personas mayores.
“No alcanzamos a sacar la licencia para casarnos. Y al tratar de obtenerla ahora, tanto en Newark como en Elizabeth, exigen la presencia de los dos contrayentes para otorgarla”.
Según explicó Heather Benno, abogada de Quinteros Barboza, “hemos pedido a las oficinas que emiten las licencias -de Elizabeth y de Newark- que vayan a la cárcel y celebren el matrimonio ahí que se puede hacer- pero se han rehusado”.
Al casarse, la orden de deportación contra Quinteros Barboza se detendría. “La deportación de mi cliente es inminente si no logramos que le permitan contraer matrimonio. Este es un claro ejemplo del porqué necesitamos una reforma de inmigración, porque contrariamente a lo que se ha dicho, se está deportando a personas, aun cuando no tienen récord criminal”.
Lavayen, madre de dos hijos, indicó que “mi prometido es una persona buena, un caballero, que tiene dos hijos en Uruguay y que con su trabajo los sostiene allá en su país”.
“El es el hombre de mi vida, me divorcié hace tres años. Yo venía de una relación violenta y él me trajo nuevamente la luz a mi vida. Este buen hombre es mi regalo de Dios y ahora, este país al que quiero tanto y considero mío, no me quiere permitir ver culminada mi felicidad casándome con el hombre que quiero”.
Lavayen tiene cifradas sus esperanzas en la oficina del senador Robert Menendez, a donde dirigió una carta pidiendo interceder ante las autoridades de inmigración para que se detenga la deportación, al tiempo que le permitan contraer nupcias.
Del Servicio de Inmigración no fueron devueltas llamadas a este rotativo para comentar acerca de este caso.