Darás de beber al sediento

Dan Millis jamás olvidará el 20 de febrero de 2008. Como voluntario del grupo No Más Muertes, recorría el desierto de Arizona dejando recipientes de agua en los senderos usados por los inmigrantes indocumentados para evitar que mueran de sed.

Este buen samaritano y sus compañeros de repente se encontraron el cuerpo sin vida de una joven salvadoreña que hacía semanas que se había perdido en el desierto. Dos días más tarde, Dan fue recompensado por agentes del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre multándole por ensuciar terrenos públicos.

Este proceso “absurdo y ridículo”, como lo califica él mismo, culminó dos años y medio después cuando una corte federal anuló los cargos alegando que el agua no es basura. Los magistrados muy bien podrían haber agregado que la basura fue el acto de castigar una conducta humana y ejemplar.

“Definitivamente es insultante tener que luchar contra el gobierno federal por algo tan básico y de sentido común como proteger los derechos humanos”, dice Dan, quien sigue ofreciendo ayuda a quienes se atreven a cruzar este aterrador desierto.

Pero Dan no sólo trata de derribar el muro de la crueldad. Como coordinador del Programa de Terrenos Fronterizos del Sierra Club, se ha propuesto derribar otra “pesadilla” el muro construido a lo largo de la frontera con México.

“Tenemos 649 millas de muros y barreras que se han construido ignorando leyes medioambientales”, dice. “Como resultado, vemos inundaciones, erosión, y la destrucción del hábitat de la fauna”.

El muro se construyó en virtud de la Ley REAL ID, la cual en 2005 otorgó al gobierno federal la autoridad sin precedentes de anular cualquier ley que entorpeciera el proyecto. Hasta el momento, la construcción ha suprimido 36 leyes y costado cerca de $3,000 millones.

Y de remate, según la Oficina de Contabilidad Gubernamental, el proyecto ha tenido escaso impacto en el número de entradas de indocumentados.

“El muro no funciona para nada”, dice Dan. “Lo que hace es bloquear a la gente en Estados Unidos porque les hace más difícil cruzar de vuelta a México”.

Pese a este estrepitoso fracaso, el Congreso Federal y su miopía legislativa siguen cavando en este agujero en el que nos han metido a los contribuyentes.

La Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes aprobó hace un par de semanas la Ley de Protección de Seguridad Nacional y Terrenos Federales (HR 1505). Este engendro ampliaría la anulación de leyes que a todos nos protegen en un territorio de 100 millas de ancho a lo largo de las fronteras con México y también Canadá.

‘Esto es muy peligroso”, advierte Dan. “Es un asalto contra las leyes medioambientales que usa la seguridad fronteriza como un caballo de Troya”.

El fracaso del muro confirma una vez más que el problema de la inmigración indocumentada debe atacarse desde su raíz.

Y agrega que invertir en ayuda internacional para mejorar la educación, cuidado de la salud y desarrollo sostenible al sur de la frontera cuesta mucho menos que este despilfarro del dinero de los contribuyentes.

En esta era de ladrones disfrazados de banqueros y de contaminadores encubiertos de creadores de empleo, nos queda a todos una insaciable sed de héroes de admirable fuerza moral como Dan Millis.

El, como pocos, cumple con su obligación de dar de beber al sediento.

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