Boxeo, tabla de salvación en Tijuana

Jóvenes humildes siguen los pasos de leyendas del ring en un gimnasio

Antonio DeMarco, de 26 años, es ayudado por su entrenador, Rómulo Quirarte (d), en el gimnasio de boxeo CREA, en  Tijuana.

Antonio DeMarco, de 26 años, es ayudado por su entrenador, Rómulo Quirarte (d), en el gimnasio de boxeo CREA, en Tijuana. Crédito: AP / Alejandro Cossio

TIJUANA, México/AP – Apenas sobrepasaban los 12 años de edad, pero ya se sentían boxeadores. Y soñaban en grande.

Antonio DeMarco, David De la Mora y Marvin Quintero se entrenaban por las tardes en el gimnasio del Crea, por el que desfilaron varios campeones mundiales, incluido Julio César Chávez y que le dieron a Tijuana fama de cuna de grandes pugilistas.

Daban los primeros pasos en el deporte de los puños, pero con todo ese historial, tenían metas ambiciosas. Ser profesionales. Ganar títulos.

Hoy son parte de una camada que podría marcar una época, como lo hicieran hace 20 años Chávez, Raúl ‘Jíbaro’ Pérez y José ‘Dinamita’ Estrada, así como el ídolo con movimientos circenses Jorge ‘Maromero’ Páez y el cinco veces campeón mundial de peso pluma Manuel ‘Mantecas’ Medina.

En octubre del año pasado, DeMarco, de 26 años, ganó el campeonato del peso ligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) al noquear sorpresivamente en el décimoprimer round al venezolano Jorge Linares en Los Angeles, California.

“Estamos muy contentos y motivados. En lo personal me siento privilegiado de poder haber llegado hasta aquí con esta generación de peleadores”, declaró Rómulo Quirarte, el mentor de todos estos boxeadores, quien ahora es ayudado por sus hijos Rómulo y Roberto.

“Mis hijos tienen mucho que ver en este proceso porque desde que entraron al gimnasio le dieron mucha frescura”, agregó Quirarte, de 65 años, 40 de ellos como entrenador.

“Crecimos con un sueño desde que entramos al gimnasio, pero un sueño que no se veía lejano, que vivimos día a día y que, por los que antes han estado aquí, sabes que se puede cumplir”, manifestó Marvin Quintero, de 25 años.

El gimnasio está en el distrito Centro entre una docena de barrios donde el crimen organizado fincó laboratorios de drogas sintéticas, bandas de traficantes de inmigrantes, escuadrones de sicarios y casas de seguridad.

Cientos de jóvenes intentan salir de ese infierno y algunos han llegado a este club-escuela, donde además de boxeo se les enseña valores humanos, disciplina, resistencia física y a alejarse de la delincuencia.

La principal condición para dejarlos entrenar es que no abandonen sus estudios, dijo Rómulo Quirarte, quien no cobra un salario a condición de que no se les cobre a los chicos. La mayoría proviene de familias humildes que ven en el boxeo una esperanza de mejorar su condición económica.

También muchos de los que ahí entrenan son hijos, sobrinos o nietos de boxeadores profesionales que se establecieron en esta frontera y quieren que sus familiares sigan el oficio. Es el caso de DeMarco, De la Mora y Quintero.

En 1998, a raíz de que Quirarte acompañó a Chávez al Estado de México para la preparación que tuvo éste para el segundo combate ante Oscar de la Hoya, sus hijos Rómulo y Roberto se unieron al gimnasio como entrenadores. Ambos conocían el oficio desde niños, lo habían palpitado como los hijos de los carpinteros olfatean la madera.

“Los primeros ocho años en el gimnasio fueron de mucho aprendizaje, mientras que en los últimos años hemos obtenido experiencia, aunque seguimos aprendiendo. Fue muy importante compartir esquina con mi papá y estar con boxeadores de renombre”, dijo Rómulo Quirarte, hijo, de 39.

Rómulo es el entrenador del triple campeón mundial Humberto ‘La Zorrita’ Soto, y ha compartido esquina con su padre en contiendas que sostuvieron monarcas como José Luis Castillo y Jesús ‘Matador’ Chávez.

El entrenador agregó que todas las generaciones de peleadores corren el riesgo de perderse; la suerte que tienen con esta nueva camada es que tienen más estudios y están más conscientes de lo que les ha sucedido a otros.

Entre los boxeadores amateurs que entrenaban diariamente en el gimnasio CREA, cuando los hijos de Quirarte empezaban, estaban DeMarco, De la Mora y Quintero.

“Todos hemos crecido en el gimnasio, nos conocemos desde chicos; que se dé que todos seamos campeones mundiales sería algo chingón, un sueño hecho realidad”, dijo De la Mora, quien actualmente estudia la carrera de Comunicación en el Centro Universitario de Tijuana (CUT).

De la Mora es miembro de una familia de boxeadores. Su padre, su tío y dos de sus primos fueron peleadores profesionales, pero él es quien ha llegado más lejos.

“El boxeo me ha dado prácticamente lo que tengo, es mi empleo y mi vida, pero aún quiero más”, dijo De la Mora.

Poco antes de debutar como profesional en el verano de 2004, Quintero dijo que hizo un trato con Rómulo Quirarte: conseguir dos títulos profesionales. El primero ya lo obtuvo al egresar el año pasado de la carrera de Ingeniería Industrial del Instituto Tecnológico de Tijuana. El otro tiene que ver con el boxeo: llegar a ser campeón mundial.

“Tengo que cumplir este trato para estar tranquilo, y qué mejor que con esta camada”, dijo.

Durante esta primavera entrenan en el gimnasio 140 personas, aproximadamente el 20% son boxeadores profesionales y el resto amateurs.

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