Inmigrantes son motor de la economía de EEUU

En su afán de conseguir el llamado sueño americano, millones de inmigrantes están caminando la milla extra y convirtiéndose en propietarios de pequeños negocios en los diferentes sectores económicos.

Marisol Barbaza y su esposo Fred Jasso son los dueños de US Metal & Steel Supply.

Marisol Barbaza y su esposo Fred Jasso son los dueños de US Metal & Steel Supply. Crédito: J. Emilio Flores / La Opinion

En su afán de conseguir el llamado sueño americano, millones de inmigrantes están caminando la milla extra y convirtiéndose en propietarios de pequeños negocios en los diferentes sectores económicos.

Marisol Barbosa, propietaria US Metal and Steel Supply, en Paramount, ha abierto varios pequeños negocios, utilizando cada uno de estos como base para establecer otro más grande. Originaria de México, asegura que “este país es como una mina de oro, pero hay que saber dónde escarbarle”.

De los 28 millones de pequeñas empresas que existen en Estados Unidos, el 18% son propiedad de inmigrantes que se emplean ellos mismos para operarlos, el doble que hace apenas dos décadas, un progreso considerable tomando en cuenta que éstos conforman sólo un 13% de la población en general.

“Uno de cada seis pequeños negocios en el país es ahora propiedad de un inmigrante”, señala David Dysseggard Kallick, director de la Iniciativa de Investigación Migratoria del Instituto de Políticas Fiscales, una organización independiente y no partidista, la cual hoy jueves da a conocer el reporte Dueños de Negocios Inmigrantes.

“A pesar de las barreras que enfrentan (como inmigrantes) porque tienen que aprender inglés, el proceso para la incorporación de sus empresas, de la dificultad que tienen al intentar conseguir préstamos para iniciar sus negocios, los inmigrantes está jugando un papel particularmente importante en el tipo de empresas que trae a la gente a las áreas del centro urbano de las ciudades y ayuda revitalizar vecindarios”, indicó Dysseggard Kallick.

Por ejemplo, un 20% de empresas de diseños de sistemas de computación son propiedad de inmigrantes, un 37% de los restaurantes, 49% de las tiendas de supermercados, 54 de lavanderías de ropa y tintoterías.

La mayoría de los inmigrantes dueños de negocios no tiene un título universitario, pero sí los inmigrantes con más educación son los que tienden a convertirse en empresarios.

“Crecí en el Este de Los Ángeles y fui a un colegio comunitario porque no tenía dinero para la universidad, pero no me ha hecho falta porque como empresaria siempre he traído dinero en la bolsa y no dependo de un cheque a la semana o la quincena”, señala Barbosa.

Según el reporte, los inmigrantes mexicanos están menos dispuestos que otros grupos a ser dueños de negocios, sin embargo hay más mexicanos con pequeñas empresas que cualquier otro grupo por ser la comunidad más grande en el país. Los otros grupos son hindúes, coreanos, cubanos, chinos, vietnamitas, o del Medio Este.

Fue precisamente a los chinos y coreanos a quienes Barbosa les aprendió “el arte del comercio” cuando trabajaba en sus tiendas en el área de “los callejones” en el centro de Los Ángeles.

“No me gustó cómo me hacían trabajar, (en ese tiempo) me pagaban 20 dólares por 12 horas de trabajo, y pensé que eso no era para mí. Cuando tuve experiencia en el comercio abrí un puesto en un swap meet con maletas, ropa y bisuterías”, cuenta. Después ya no fue el puesto sino una tienda de ropa en una transitada calle de Azusa, luego una oficina de preparación de impuestos y, finalmente, el negocio de venta de acero por mayoreo que comparte con su pareja, Fred Jasso, el cual comenzó con ventas de 50 mil dólares el primer mes. En mayo pasado registró 220 mil dólares y su meta ahora son 500 mil mensuales.

“No creo que los inmigrantes son superempresarios, pero veo que están jugando un papel importante y cada vez más grande (en la economía), señala Dysseggard Kallick.

En 2007 entre los pequeños negocios con menos de 100 empleados, aquellos donde la mitad o más de los dueños eran inmigrantes, registraron ventas de $776,000 millones y emplearon a 4.7 millones de personas.

Pero, como explica Dysseggard Kallick, no todos los negocios propiedad de inmigrantes son una historia de éxito.

“El espíritu empresarial de los inmigrantes está subutilizado, es un recurso del país al que no se le está poniendo atención. Tendría más sentido para el gobierno hacer algo para remover las barreras que impiden la creación de más negocios entre los inmigrantes”, indicó Dysseggard Kallick, citando por ejemplo el que se les facilite el proceso burocrático para establecerse.

En general, en las últimas dos décadas los pequeños negocios han creado dos de cada tres nuevos empleos dando trabajo a 60 millones de estadounidenses.

Pero aún así, Diego Salazar, propietario de una empresa de construcción en el área de Whitter, que en 2008 contaba con 50 empleados, de los cuales sólo le quedan seis, asegura que, de no ser por el alto costo del Seguro de Compensación al Trabajador, el tener que pagar por licencias para poder trabajar en cada una de la mayoría de las ciudades del Sur de California, sus márgenes de ganancia no se verían tan sacrificados y le permitiría generar más empleo.

“Principalmente en esta época en la que la economía está tan baja, la industria de la construcción tan débil y el mercado tan competitivo es cuando más apoyo necesita la pequeña empresa”, sostiene Salazar. “Pero el gobierno federal, estatal y local están más enfocados en rescatar con subsidios o atraer con incentivos a las grandes empresas que, al final terminan comiéndose a las pequeñas”.

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