Marchar en el Día del Padre
El domingo, familias de todas las razas y etnias, se tomarán al menos unos minutos para honrar el Día del Padre.
Para muchos inmigrantes hispanos, cuya cultura gira en torno a la familia, la celebración incluye una llamada internacional, una videoconferencia, envíos de regalos y de dinero extra. Las relaciones a distancia son parte de la transculturalidad y de la experiencia inmigrante.
Pero para demasiados hijos de inmigrantes, muchos de ellos nacidos en este país, este Día del Padre será a distancia, no por decisión propia, sino porque sus padres han sido deportados o están en proceso de deportación.
Según datos del gobierno federal, desde enero a junio de 2011, la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) expulsó a 46,486 padres indocumentados que reportaron tener al menos un hijo ciudadano estadounidense. El número es por supuesto mucho mayor cuando se incluyen niños y adolescentes no americanos cuyos padres han sido deportados. La tendencia, a sabiendas de que el gobierno se ha propuesto expeler a 400,000 indocumentados al año, es de aumentar el número de familias separadas y de niños sin padres.
Para llamar la atención al respecto, este domingo varias organizaciones están convocando a familias disgustadas con la agresiva política de deportaciones de Obama a que salgan a marchar en contra de su programa de remociones masivas “Comunidades Seguras” el cual fue recientemente activado en la ciudad de Nueva York- y de Stop and Frisk, la práctica de detenciones y cacheo del NYPD que pone en riesgo a hombres y mujeres inmigrantes a ser puestos en proceso de deportación.
Quien sea que haya inventado el Día del Padre probablemente no pensó en marchas de protesta como una forma de celebrarlo. Definitivamente es menos que ideal, pero necesario en vista del tono hostil que moldea el tema de la inmigración en los Estados Unidos, y la negativa de autoridades locales de reformar seriamente stop and frisk.