Juega con tus niños y crea adultos sanos

si adultos de autoridad o padres juegan con sus hijos, ayudan a prevenir enfermedades psicológicas a futuro.

Jugar con tus hijos afianza el lazo amoroso entre ustedes.

Jugar con tus hijos afianza el lazo amoroso entre ustedes. Crédito: Flickr by James Emery

Para los niños jugar forma parte de su trabajo, uno ideal donde se disfruta y se está ansioso por hacerlo. Durante la primera década de vida, jugar cobra especial relevancia ya que a través de ello se desarrollan capacidades físicas, mentales e incluso espirituales. Juega con tus niños y descubre aquí el bien que les estarás haciendo.

Sabemos que los niños no necesariamente necesitan a un adulto para desarrollar esta actividad, de hecho suelen disfrutar con otros niños para acompañarles e incluso lo hacen solos. Sin embargo a nivel psicológico, si adultos de autoridad o padres juegan con sus hijos, ayudan a prevenir enfermedades psicológicas a futuro.

A través del juego un niño desarrolla capacidades motoras, aprende a expresar sus emociones, socializa y entre otras cosas, desarrolla la inteligencia cognitiva y emocional. Esta última es la más importante de todas, ya que rige el nivel de bienestar que una persona mantendrá en su vida.

Esto se entiende fácilmente al reconocer que las emociones y sentimientos varían de acuerdo a la habilidad que tengamos para manejar una situación equis, sobre todo si hablamos de un problema. Estas emociones están directamente ligadas a la fisiología del cuerpo, siendo capaces de sanar o enfermar al organismo.

Beneficios de que un adulto o padre juegue con sus niños.

–Afianza el lazo amoroso entre padre e hijo.

–Fortalece la autoestima del niño, rasgo que influye positivamente en todas las áreas de la vida.

–Brinda oportunidades para enseñarle de forma sutil, entretenida.

–Desarrolla habilidades cognitivas en el niño: para seguir instrucciones, de estrategia, memorización, concentración.

–Desarrolla habilidades de inteligencia emocional en el niño: capacidad de resolver problemas, paciencia (habilidad de esperar su turno), creatividad, auto-control, adaptación a los cambios; empatía, aprendiendo a ponerse en el lugar de otros.

–Son menos propensos a manifestar problemas psicológicos en la adolescencia.

–Previene que cuando adulto sufra algún desorden de personalidad grave.

–Refuerza la confianza en el niño, abriendo la puerta para que tu hijo te cuente cualquier problema independientemente de su naturaleza.

Como adulto aprende a tomar en serio la necesidad del niño de jugar. Especialistas reconocen el jugar como un requerimiento vital en la niñez y un criterio principal para la salud mental. Los juegos varían dependiendo la edad del niño. Respecto al tiempo, la calidad es más importante que la cantidad, aunque se aconseja sean unos minutos diariamente.

Sugerencias de juegos a compartir.

-Juegos de cartas, de tablero (ajedrez, damas). Enséñale a tomar turnos, a ganar y perder, elógialo, anímale, ríanse.

-Juegos al aire libre. Hacer pasteles de barro, caminar por el barrio, lanzar pelota, ir a los columpios, disfruten de la naturaleza en el patio trasero.

-Vean una película juntos. Descubre cómo se siente, comenten lo que le gusta y lo que no.

-Compartan juegos de niños típicos. Las escondidas (esconderse y buscar), correr y pillarse, perseguirse con globos o pistolas de agua.

-Jueguen a cosas manuales. Hagan un puzzle o rompecabezas, pinten un cuadro, cocinen galletas.

-Lean un libro juntos. Hazle preguntas, pídele que cambiar la historia o crear una nueva.

-Escuchen música juntos. Canten, toquen con las manos al ritmo de la música.

Procura apartar unos minutos diarios para estar con tus hijos y ¡juega con tus niños!

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