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Limite el consumo de sal

Su ingesta excesiva es el principal factor de riesgo que puede provocar presión alta y causar una embolia

¿Es usted de los que le echan sal a la comida antes de probarla?, ¿de los que condimentan con mucha sal y limón sus botanas de jícama, pepino, mango o naranjas?, ¿de los que les compran a sus niños “chamoy” y “saladitos”?, ¿de los que piden pizza a domicilio?, ¿de los que se refrescan con micheladas? Pues, si además lleva una vida sedentaria sin hacer ejercicio ni tomar suficiente agua durante el día, usted es candidato a padecer de obesidad, hipertensión sanguínea y desarrollar diabetes.

El consumo excesivo de sal es el principal factor de riesgo y el más importante de un accidente cerebro vascular. Por eso la última semana de marzo (del 25 al 31 de marzo de 2013) está dedicada, en el calendario de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la concientización y sensibilización sobre la relación entre el consumo excesivo de sal (cloruro de sodio), la presión arterial y el accidente cardiovascular, comúnmente conocido como “embolia”.

En Estados Unidos, alrededor de 800 mil personas al año sufren un accidente cerebro vascular, y aunque la mayor parte de ellos sobrevive, las consecuencias son graves en la mayoría de los casos. Por lo menos la mitad de las personas que sufren un accidente cerebro vascular, quedan dañadas de forma permanente: paralizados de alguna parte del cuerpo y de la cara, con dificultades para hablar, pérdida de la memoria y problemas emocionales.

Los sobrevivientes a una embolia enfrentan fuertes gastos médicos y pérdidas por incapacidad laboral del paciente, que impactan no solo la economía familiar. En 2010, el costo al país por accidentes cerebro vasculares se estimó en 54 mil millones de dólares, y la cifra aumenta cada año.

El cuerpo humano necesita de una pequeña cantidad de sal al día, pero también es un hecho que el consumo excesivo de sal aumenta al menos al doble el riesgo de un accidente cerebro vascular en el transcurso de la vida. Una abrumadora mayoría de los estadounidenses, 9 de cada 10, consumen mucha sal, y las cantidades en exceso del saborizante no siempre dependen directamente de la persona que las consume, pues gran parte del sodio que ingiere ya viene en los alimentos procesados, empaquetados, y en las comidas preparadas en los restaurantes.

Y aunque existen fuertes evidencias, aceptadas por la comunidad médica, de que el alto consumo de sal de mesa aumenta la presión arterial y que la hipertensión es el factor de riesgo que desencadena accidentes cerebro vasculares, pocos cambios se observan en la sociedad. Sin embargo, algunas ciudades han empezado a ordenar que los restaurantes retiren los saleros de las mesas, ofrezcan opciones de sal baja en sodio, e incluso colocan letreros similares a las etiquetas de los cigarrillos, advirtiendo: “El consumo excesivo de sal es nocivo a la salud”.

El cambio en la manera en que la sociedad consume la sal, es un cambio cultural tan importante como el de las restricciones al consumo del tabaco en áreas públicas en los pasados 20 años. Eso incluye alejar el salero de la mesa, condimentar los alimentos con sal baja en sodio, y sustituir la sal con otros condimentos que den sabor a las comidas, especialmente en la preparación de los 10 tipos de alimentos de los que tomamos la mitad del sodio que consumimos, que incluyen pan, carnes frías, pizza, sándwiches, pasta y snacks.

Los cambios incluyen acostumbrarse a pedir poca sal en la preparación de su platillo en los restaurantes, del mismo modo como pide la manera en que prefiere que le cocinen su carne, jugosa o bien cocida. Reducir el consumo de sal afina las papilas gustativas y permite apreciar otros sabores “escondidos” en las comidas.

Además, está comprobado que tras unas semanas, las personas que empiezan a comer los alimentos con menos -e incluso sin- sal, se acostumbran a los nuevos sabores y terminan prefiriendolos. Así es que, bienvenidos a los demás sabores de la naturaleza.

Esta última semana de marzo celebre su propio cambio de sabor uniéndose a la campaña de concienciación sobre el consumo de la sal. htp://www.nlm.nih.gov/medlineplus/hispanicamericanhealth.html

El sodio de la sal ayuda a regular la cantidad de líquidos en nuestro cuerpo y coopera en la transmisión de impulsos nerviosos. Por eso necesitamos una pequeña cantidad de sal en nuestras comidas: una cucharadita de sal al día es suficiente, menos de eso si ya pasa de los 50 años o padece de presión alta.

Reducir el consumo de sodio es una parte importante de la iniciativa de Million Hearts™ para prevenir un millón de ataques cardiacos y de accidentes cerebro vasculares en los próximos cinco años.

Un mito extendido entre los amantes de la sal, es que piensan que sin sal los alimentos no tienen sabor. La sorpresa llega cuando al reducir el consumo de sal en sus alimentos, utilizando otras opciones de sabor como limón, vinagre, hierbas y especies, descubren los sutiles sabores de las comidas, antes escondidas por el fuerte sabor de la sal.

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