Francisco hispano

El nuevo papa eligió un nombre popular con un significado muy especial

El Papa Francisco besa a un bebé después de celebrar la Misa de Resurección en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

El Papa Francisco besa a un bebé después de celebrar la Misa de Resurección en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Crédito: AP

La cresta de la lengua

Los nombres que adoptan los papas siempre dan mucho juego, el de ahora no iba a ser menos. Unos dijeron que en español debía ser Francisco I, otros, que Francisco a secas. Aunque es cierto que el cardenal protodiácono Jean-Louis Touran anunció la identidad del nuevo pontífice sin mencionar lo de “primero”, la agencia oficial de noticias de la Santa Sede en sus primeros tuits se refería al nuevo papa como Francisco I. Según Federico Lombardi, director de la oficina de prensa vaticana, lo que le corresponde ser es Papa Francisco. Nos dice que no se convertirá en Francisco I mientras no se elija a un Francisco II. La lógica, sin embargo, es quebradiza.

El razonamiento esgrimido por el Vaticano para rechazar la numeración de “primero” choca con que el papa Juan Pablo I escogiera este nombre para sí. Así se reconoce en la obra de David Yallop In God’s Name. Ahora se lee en fuentes vaticanas que fue un error. ¿Cómo puede haber ese tipo de errores después de dos mil años de papados?

La fortaleza de los argumentos se tambalea cuando se comprueba, yendo a una lista al uso de los papas, que el papa Clemente sigue siendo Clemente aunque haya un Clemente II, solo por poner un ejemplo de fácil comprobación. Los papas y los reyes van de la mano, por lo que basta con echar un vistazo a la historia moderna para ver que el actual monarca español es Juan Carlos I, y no hay que se sepa un Juan Carlos II. Igual ocurre con Luis I de España.

En latín el nombre es Franciscus. Algunos dicen Franciscum porque en la frase HABEMUS PAPAM FRANCISCUM la forma Franciscus se cambia a Franciscum. No estudiar hoy latín da lugar a estos traspiés.

Lo de Francisco suena a cantante de otro siglo o a don Francisco. Sería uno de los pocos Franciscos sin mayor acompañamiento. Contamos entre otros con un Francisco de Asís, del que toma nombre el nuevo papa, un Francisco de Borja, y un Francisco Javier, a veces escrito Xavier.

Como nombre, Francisco añade bien poco a los apellidos, véase el caso de Franco, Madero, Miranda o los de Quevedo y Goya. ¿Será ello una pista del porqué de la elección del nombre? Francisco se ha utilizado tradicionalmente como representación de uno que puede ser “cualquiera”. Francisco es el nombre con más hipocorísticos en español.

Empecemos con Pancho —’adios mi chaparrita, don’t cry for your pancho’, así es en Tin Tan: muestra y símbolo del emigrante—, Pacho, Farruco —”no te pongas farruco” se le decía al emigrado que protestaba ante las injusticias—, y Pachuco, más Paco, Kiko, Francis, Curro —”currar” es por extensión ‘trabajar’—, y Sisco e Isco. Y hay un Paquirri torero. Y están ahí las historias de mano Fashico en el suroeste del país, que provienen de “hermano Francisco”. En estas historias se le quiere hacer pasar al personaje por “simple”. Francisco es el prototípico nombre del que vaga por el mundo, y el del anónimo que se ve forzado a marchar a otra parte.

Dicen que el papa ha escogido el nombre por la austeridad que irradia san Francisco de Asís, yo me inclino a que sea por el deseo de enfrentarse al mundo actual con sencillez, que no simpleza. Es lo que pregona el nombre. El español sale en cualquier caso beneficiado con este Francisco.

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