La Reina de las quesadillas impera en El Barrio

Para Matilde Herrera, las malas rachas son como palancas, que impulsan hacia adelante lo mejor de una persona

Matilde Herrera en plena tarea para crear sus tortillas. Ella se siente orgullosa de haber salido adelante con este local.

Matilde Herrera en plena tarea para crear sus tortillas. Ella se siente orgullosa de haber salido adelante con este local. Crédito: Zaira Cortés / EDLP

Nueva York — Mientras forma una tortilla con las palmas de la mano, Matilde Herrera expresa que las malas rachas son como palancas, que impulsan hacia adelante lo mejor de una persona.

Se pone a sí misma como ejemplo. Hace siete años estableció su propio negocio a raíz de una crisis familiar. Ideando una forma de evitar privaciones a sus hijos, Mati —como la llaman sus clientes— recordó la cocina de su antigua casa, en una pequeña comunidad del estado mexicano de Puebla.

Al evocar la imagen de su padre disfrutando de unas “picaditas” (tortilla gruesa de masa de maíz con salsa y queso fresco), acompañadas de semillas de calabaza tostadas y café con canela, decidió poner una puesto de “antojitos mexicanos”, que más tarde le daría el título de la “Reina de las Quesadillas”.

¿Por qué es conocida como la “Reina de las Quesadillas” en El Barrio?

Con una mala época sobre mis hombros necesitaba ganar dinero, pero en las calles muchas mujeres vendían tamales, fruta o tacos. Necesitaba algo diferente y se me ocurrió poner una mesita para vender “picaditas”. Al ver que los clientes hacían fila y que el negocio crecía, comencé a cocinar quesadillas. Las recetas son caseras, la masa fresca y las tortillas se hacen a mano. Los clientes comenzaron a llamarme la reina de las quesadillas por esa razón, porque las quesadillas saben igual a las de nuestros pueblos.

Otra razón es porque mi caseta de madera recuerda a las cocinas de México, con el “clecuil” (estructura donde se coloca el comal) siempre lleno de quesadillas y picaditas, y los clientes alrededor comiendo todo calientito. Nuestras madres y abuelas así dan de comer a sus hijos, todos alrededor de ellas.

¿Qué hace a sus quesadillas distintas a las de otros negocios en el vecindario?

Fuimos uno de los primeros negocios de quesadillas en la calle 116, después vinieron muchos más, pero nos distinguimos por hacer las quesadillas con amor, como si fueran para nosotros. Esa es mi filosofía, cocinar como si me lo fuera a comer yo o uno de mis hijos. Algo más que nos distingue son los auténticos “tacos placeros”, que se hacen de arroz y huevos hervidos, que no son muy comunes en el vecindario.

¿Quiénes son sus clientes?

Tenemos de todo, igual que nuestras quesadillas. Así como ofrecemos quesadillas de flor de calabaza, tinga y hongos, nuestros clientes son puertorriqueños, dominicanos, afroamericanos y no pueden faltar los mexicanos. Abrimos las 24 horas. En el día los clientes son trabajadores y familias, en la noche vienen los muchachos que salen a bailar o las personas que trabajan en los bares y discotecas.

¿Por qué un negocio de 24 horas, es rentable?

El Barrio tiene una vida nocturna muy activa y un negocio de 24 horas es muy bueno, se hace dinero mientras otros duermen. Me gusta trabajar duro y dar empleo a otras mujeres que están buscando salir adelante. Mi esposo tiene un negocio de botas desde hace 19 años, pero no quiero depender del padre de mis hijos, quiero ser independiente económicamente. Educo a mis hijas con el ejemplo, para que en el futuro sean autosuficientes y no necesiten más que sus manos para ganarse la vida.

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