El alto costo de estudiar

El creciente costo de la educación universitaria tiene un fuerte impacto en el presupuesto federal y entre los estudiantes, que cada vez son más la cantidad de ellos que requieren ayuda para pagar los estudios.

El análisis del Centro Nacional de Estadísticas para la Educación, dado a conocer ayer, revela que por primera vez la mayoría de los alumnos no graduados (57 %) recibía ayuda federal y el 71% de ellos algún tipo de ayuda general para poder estudiar.

Al mismo tiempo, la crisis económica puso presión sobre los estudiantes, obligando a que los subsidios federales Pell se eleven de $12,800 millones en 2007 a 35,600 millones en 2011.

La cantidad de alumnos que han recurrido a préstamos para pagar sus estudios también aumentó considerablemente en los últimos años. Un fenómeno que se registró entre 46 % de jóvenes con hogares superiores a 100 mil dólares y entre la mayoría con ingresos inferiores a 80 mil dólares anuales.

El aumento en el costo de la educación ha hecho que ya no sean lo estudiantes más pobres los que necesitan ayuda. Es más, el 39 % de los estudiantes con menos de 20 mil dólares al año recibió fondos propios de la universidad, mientras que también recibió el 38 % de los provenientes de hogares con ingresos superiores a los 100 mil dólares, indicó el análisis. En relación con los subsidios Pell, entre 2007-08 los recibieron solo 2 % de los estudiantes con ingresos entre 60 y 80 mil dólares, en 2011-12 ese porcentaje llegó al 18 %.

Este es un serio problema que merece la atención que la Casa Blanca le está dando. El presidente Obama en estos días está promoviendo el acceso a la universidad, como parte de una agenda integral para ayudar a la económicamente deteriorada clase media.

La educación terciaria es una pieza clave para la superación laboral y financiera que, debido a su precio, se aleja de las posibilidades económicas de cada vez más estudiantes. Especialmente los de menos recursos que tienen más competencia por fondos a medida que la universidad sube de precio.

La estrategia actual es absorber aumentos muy por arriba del índice inflacionario, incrementando subsidios y la deuda que carga el estudiante, que hoy es globalmente estimada en un billón de dólares. La solución, en realidad, pasa por el control de los costos en las universidades, y por cambios estructurales que cambien el paradigma de la educación terciaria para que sea más accesible a los jóvenes.

ImpreMedia/La Opinion

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