Subir para abajo

Hay que dejar de introducir la banalidad en la lengua y contribuir a la educación lingüística de forma más responsable

"Subir" necesita de este destino solo cuando se culmina la subida, y esta puede corresponder a cualquier parte.

"Subir" necesita de este destino solo cuando se culmina la subida, y esta puede corresponder a cualquier parte. Crédito: Shutterstock

La cresta de la lengua

Leemos en una reciente publicación del Instituto Cervantes de nombre “Las 500 dudas más frecuentes del español” que es correcto decir “subir arriba” o “bajar abajo”. Se nos dice que son admisibles en el coloquio; también, que su uso debe evitarse en textos escritos. El reto es descubrir cómo saber si algo es superfluo porque decir que “subir” solo se puede “subir arriba” entra en conflicto con que los hablantes lo digan, y lleva a pensar al neófito que quien lo dice es persona ineducada. Hay que dejar de introducir la banalidad en la lengua y contribuir a la educación lingüística de forma más responsable.

Hay mucho de subir y bajar en direcciones inhabituales en los dibujos de M. C. Escher. Habrá quien nos diga que es un efecto artístico.

Huelga decir que “subir” es un movimiento y que “arriba” es un destino que depende de la posición del hablante. “Subir” necesita de este destino solo cuando se culmina la subida, y esta puede corresponder a cualquier parte. Desde la cima de una montaña puedo señalar a otra montaña vecina de menor altura y decir “quiero subir ahí abajo”. Incluso el movimiento que creemos hacia arriba al subir puede estar condicionado por la disposición del mundo circundante. Basta con poner un espejo bajo una escalera y ver que con cada peldaño que se sube el espejo refleja que más y más se baja.

Cuando don Omar dice “súbete arriba, que arriba se goza mejor” no sabemos lo que ocurre si no lo vemos. No podemos descartar pasar del piso al lecho. Imagínese “subir arriba” si se está haciendo el 69. ¿Adónde?

“Me sube una hormiguita por la espalda”. Solo sabremos la dirección del movimiento si visualizamos las posiciones. Si esperamos que la hormiga suba hacia el cuello podríamos equivocarnos pues, de estar tumbados, el insecto subiría por el costado al pecho o a la inversa dependiendo de si se está tendido de espalda o sobre el pecho. En otras palabras, “subir arriba” es tan real como “subir abajo” o “de lado”. Para cualquiera que esté en el espacio exterior “arriba” es una incoherencia. Vean Gravity y se convencerán.

Si no respetamos lo redundante en su complejidad viviremos en un mar de dudas. Por ejemplo, al Día de Acción de Gracias le sobra “acción”; ¿o acaso “dar gracias” puede ser una “inacción”?

Un problema de este tipo de publicaciones es que desorientan más que educan, incluso pueden alimentar comportamientos supremacistas en los que entienden que si dicen lo que “está bien dicho” se ponen 10 centímetros sobre las neuronas de sus semejantes. Si un nativo dice “subir arriba” es porque lo necesita, no porque le falte educación.

En esta nota

español idioma
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain