Comerciantes de Willets Point sufren efectos de desalojos

Los propietarios de casi cien talleres de autos en la zona enfrentan el desafío de encontrar un nuevo lugar donde abrir su negocio

Los comerciantes que aún permanecen en Willets Point tienen hasta el 31 de enero para irse y recibir una compensación.

Los comerciantes que aún permanecen en Willets Point tienen hasta el 31 de enero para irse y recibir una compensación. Crédito: EDLP / Gerardo Romo

QUEENS — A la sombra de Citi Field, aún se erige entre aceite y pavimento erosionado un conglomerado anárquico de tiendas de reparación de autos que traen a la memoria paisajes suburbiales de cualquier ciudad latinoamericana. Esta anomalía urbana neoyorquina está a punto de desaparecer.

A los dueños del aproximadamente medio centenar de negocios que todavía operan en Willets Point, Queens, les quedan apenas dos semanas para encontrar una nueva ubicación si quieren recibir ayudas económicas de la Ciudad de Nueva York. Entre algunos empieza a cundir el desespero ante una situación que perciben como un callejón sin salida.

Cuando el Concejo de Nueva York aprobó el pasado octubre un proyecto de $3,000 millones para la renovación urbanística del área –que incluye la construcción del centro comercial más grande de NY– la primera prioridad fue el desalojo de los casi cien talleres de auto de esta zona conocida como el “Triángulo de Acero”.

Los que accedieron a marcharse antes del 31 de noviembre del 2013 recibieron una compensación equivalente a un año de renta por parte de la agencia municipal Economic Development Corporation (EDC). Los que se quedaron tienen hasta el 31 de enero para irse si quieren recibir al menos la mitad de esa cifra. De acuerdo con comentarios de los inquilinos, las rentas varían entre $1,000 y $2,000.

Pero para el ecuatoriano Spencer Flores (44), ni el dinero ni los plazos son suficientes. El desafío de encontrar un nuevo lugar donde abrir su taller sigue haciéndole perder el sueño. “Me ofrecen unos $5,000, pero eso no cubriría ni un cuarto de lo que me costaría el traslado o lo que me costaría almacenar todo lo que tengo en el taller”, dijo Flores. “La ayuda que me den no me arregla nada, lo que quiero es más tiempo para encontrar una mejor ubicación por mí mismo”.

La ciudad contrató a la inmobiliaria Cornerstone Group para ayudar a Flores y otros dueños de talleres a encontrar nuevas ubicaciones, pero éstos se quejan de que la asistencia ha sido deficiente. Según los propietarios, los representantes de la compañía sólo les ofrecen opciones que suponen pagar entre $4,000 o $5,000 de renta, tres o cuatro veces más de lo que desembolsan por operar en Willets Point.

El chileno Luis Avila (51) se cansó de estos intermediarios y después de una larga búsqueda encontró un lugar en Merrick Boulevard, Jamaica, en donde abrió su nuevo taller hace dos semanas. “Me he gastado hasta el último dólar que me dio la ciudad en instalarme en el nuevo local”, aseguró Avila. “Si no tuviese ahorros, ahora mismo estaría en la calle muriéndome de hambre. Empezar de nuevo de cero es muy duro”.

Para facilitar la transición a los trabajadores afectados, la ciudad ofreció también cursos de readiestramiento laboral en La Guardia Community College. “Asistí sólo durante dos semanas, me parecieron una pérdida de tiempo. No conozco a nadie que acabase esos cursos”, manifestó el ecuatoriano Luigi Cano. “Me decían que tenía que aprender mejor el inglés antes de que me enseñaran un oficio. El dinero que se gastaron en ello hubiera estado mejor empleado en darnos más ayudas”.

Las autoridades de EDC, en cambio, tienen una opinión positiva de cómo se ha desenvuelto hasta ahora el proceso de reubicación.

“Estamos muy contentos de que una porción significativa de los negocios de Willets Point se haya trasladado a otra parte o estén por hacerlo, en muchos casos con la ayuda económica y de otro tipo de la ciudad”, declaró Kate Blumm, vocera de la dependencia. “Esto es lo más cerca que hemos estado nunca de remediar un siglo de contaminación en este sitio, y es un primer paso hacia la creación de un nuevo vecindario con mayores oportunidades comerciales, comunitarias y de vivienda para Queens”.

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Sergio Aguirre se define como “organizador” de la cooperativa Sunrise, que representa a varias decenas de los talleres que aún permanecen en Willets Point. En diálogo con EDLP, Aguirre dijo que su cooperativa está en negociaciones con los propietarios del solar para que los afiliados a la cooperativa puedan reubicarse en una zona de depósitos en Hunts Point, en El Bronx.

Según Aguirre, “las perspectivas son buenas, pero las negociaciones aún están en marcha y espero tener buenas noticias pronto”. Spencer Flores se expresó menos optimista. “Hace un año que nos vienen hablando de la solución de El Bronx; si en todo ese tiempo no se conseguido nada, dudo que se consiga en 15 días.”

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