Cinco razones para el bajón del Barça
LOS ANGELES Una derrota mañana domingo ante su acérrimo rival, el Real Madrid, sería para el Barcelona la confirmación de que la era de grandeza en la que ha vivido por seis años está llegando a su fin.
Cada vez son menos los capítulos brillantes que aparecen en el libro escrito a base de grandes jugadas, triunfos históricos y demostraciones demoledoras protagonizadas por una generación de virtuosos del balón.
El ciclo de un equipo que en 2008 tomó por asalto al mundo por la calidad de sus jugadores y la sagacidad de un entrenador único en su tipo, podría estar entrando en su eclipse final.
Ningún equipo ha jugado tantos partidos y ganado tantos títulos como el Barcelona lo ha hecho en el último sexenio.
El cansancio de tantos minutos de brega en la cancha, la intensidad que le imprimen a cada una de sus acciones, la presión por obtener la excelencia en todo momento, comienza a cobrarle factura al cuadro blaugrana.
Lesiones, retiros, enfermedades, controversia y escándalos son otros elementos que han dilapidado la fortaleza del que es conocido como el mejor equipo de la historia.
Xavi arrastra el cansancio de mil batallas, a Carles Puyol le sobran agallas pero sus rodillas maltratadas ya no le ayudan y Piqué acusa la desubicación de un hombre que extraña a su capitán en la zaga.
El astro del equipo, el que le da vida a esta historia llena de éxitos, Lionel Messi, tiene el corazón puesto en el Barcelona, pero el peso de cargar con la obligación de ganar la Copa del Mundo con Argentina lo tiene enfermo hasta el vómito.
El proceder inapropiado del ex presidente del club, Sandro Rosell, ha puesto al amazónico Neymar en una posición difícil de encarar para un joven de apenas 22 años, del que se espera actúe de una vez y por todas como el nuevo conquistador de Europa.
La partida de Pep Guardiola, el cerebro de la operación azulgrana, fue el primer golpe que puso en posición comprometida al equipo donde el estratega catalán ganó todos y cada uno de los torneos que disputó.
El cáncer que agrede a Tito Vilanova, sucesor de Guardiola, y la sacudida anímica de un compañero, Eric Abidal, al que un trasplante de hígado lo mantiene vivo, son heridas emocionales que han dejado desquebrajado el espíritu de un equipo que llegó a lo más alto, y que en caso de caer el domingo, estaría por cerrar un ciclo esplendoroso.
¿Podrá impedirlo?