Detienen rescate de mineros sepultados vivos en Honduras

Con ocho atrapados, autoridades esperan indicaciones de geólogos y expertos para proseguir con los operativos

Obreros, amigos y familiares de los ocho  mineros atrapados en una mina que se derrumbó participaron en las labores de rescate en la  comunidad de San Juan Arriba, en el sur de Honduras.

Obreros, amigos y familiares de los ocho mineros atrapados en una mina que se derrumbó participaron en las labores de rescate en la comunidad de San Juan Arriba, en el sur de Honduras. Crédito: EFE

Autoridades de Honduras informaron ayer que se han suspendido las labores de rescate de ocho trabajadores que se encuentran atrapados desde el miércoles pasado en una mina de San Juan de Arriba, en el departamento de Choluteca.

“Estamos esperando que geólogos y otros expertos definan la forma de rescatarlos, mientras serán suspendidas las labores de rescate”, indicó el director de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Moisés Alvarado.

A tres días del accidente en el interior de una mina artesanal de Honduras ocho hombres siguen atrapados sin que los cuerpos de socorro sepan si viven o no.

El geólogo hondureño Aníbal Godoy dijo que los ocho hombres estarían a unos ocho metros del sitio donde el viernes fueron rescatados tres de los once que quedaron atrapados el miércoles, cuando se produjo el derrumbe.

Al menos eso es lo que creen los tres rescatados, quienes aseguran que sus otros compañeros estaban cerca de ellos, quizá a unos cuatro u ocho metros, agregó Godoy.

En ese sentido, si lo que dicen los tres mineros rescatados fuera cierto, se tiene idea dónde podrían estar, pero para llegar a ellos hay que remover una gran cantidad de material colapsado y asegurarse de eso, enfatizó el experto.

Godoy dijo que “no hay prisa” por la inestabilidad del suelo y que cualquier movimiento “hay que hacerlo bien” para llegar hasta donde están los ocho hombres, de quienes no se descarta que estén sin vida.

Mientras los cuerpos de socorro de Honduras y Guatemala coordinan con la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) y mineros, entre otros, familiares de los ocho atrapados esperan angustiados tener noticias de ellos, vivos o muertos.

María Cárcamo, madre de Edwin Geovanny Cárcamo, uno de los atrapados en la mina, dijo a periodistas que tiene “fe en Dios” de que su hijo, de 17 años, “está vivo.”

Entre los socorristas lo que se presagia es lo peor, aunque todos afirman que no se irán del sitio hasta que hayan rescatado a los ocho hombres.

Para ayer se esperaba la llegada de un equipo de doce socorristas de Chile, pero hasta las 5:30 p.m. hora local no se tenía noticias de ellos, mientras que otro compuesto por miembros de la Cruz Verde de El Salvador, que el viernes participaron en el rescate de tres de los once, regresaron a su país, según medios locales.

Ayer también se esperaba la llegada de un experto en “seguridad industrial” del Mineral El Mochito, en el departamento occidental de Santa Bárbara, para que recomendara acciones para lo que sería un segundo plan de rescate en la mina, cuyo mayor problema que tiene es la inestabilidad de su suelo, indicó Godoy.

Agregó que en operaciones como la de la mina, que se localiza en San Juan Arriba, jurisdicción de El Corpus, departamento de Choluteca, el acceso se debe hacer “con el mínimo riesgo posible.”

El desprendimiento de rocas, tierra y otros residuos obligó a las autoridades, tras un acuerdo por consenso con los socorristas, a suspender las operaciones.

El titular de la Copeco, Moisés Alvarado, dijo que los socorristas están haciendo lo que humana y profesionalmente se puede hacer en un trabajo que calificó como “muy complicado”.

Añadió que la responsabilidad de todos en el sitio es “rescatar” a los ocho hombres atrapados, “sin poner en riesgo la vida” de los que participan en su búsqueda.

Alvarado lamentó que en el interior de la mina “no hay ningún tipo de condiciones” para alguien que quiera ganarse la vida de manera digna.

El alto funcionario calificó de “irresponsabilidad” las condiciones bajo las que pobladores de la zona arriesgan su vida buscando oro y otros minerales para subsistir.

Los malos olores que se sienten en el área de acceso a la mina hacen presagiar a algunos socorristas y familiares de los ocho atrapados, que lo peor habría ocurrido, aunque todos abogan porque estén con vida.

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