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Niños migrantes enfrentan barreras

Muchos niños inmigrantes estudian en la escuela elemental Prospect, en Hempstead.

Muchos niños inmigrantes estudian en la escuela elemental Prospect, en Hempstead. Crédito: Mariela Lombard

@Zaira_Reporter

El jornalero Salvador Anaya (48) emigró a Nueva York desde Ahuachapán, El Salvador, en 2004. Recién en 2010 pudo traer a su hijo, que hoy tiene 17 años, y en julio trajo a una hija de 16. Lo primero que hizo en ambos casos fue tratar de inscribirlos en la escuela secundaria. No imaginaba que este aparentemente sencillo trámite burocrático se convertiría en una nueva odisea.

Los Anaya viven en el límite entre las localidades de Uniondale y Hempstead, el enclave salvadoreño del condado Nassau, Long Island. Su código postal es aceptado por ambos distritos escolares, pero el padre desistió de buscar cupo en las escuelas de Hempstead, porque éstas se hallan superpobladas por la ola de inmigración infantil.

Según organizaciones comunitarias, los planteles no estaban preparados para recibir tantos estudiantes.

Entre octubre de 2013 y septiembre de 2014, más de 68,000 niños no acompañados ingresaron al país desde la frontera mexicana, según las estadísticas de Aduanas y Protección Fronteriza. Pero Saúl Linares, del Comité Salvadoreño-Americano de Hempstead, dijo que la afluencia de niños inmigrantes es un fenómeno crónico.

Linares destacó que entre 2005 y 2006 una ola de inmigrantes salvadoreños provocó un recalentamiento de la demanda de vivienda en Hempstead y para entonces los padres también enfrentaron problemas de matriculación.

“Las mismas dificultades de entonces son las de ahora”, sentenció. “Las escuelas piden el contrato de renta a los padres para verificar si su código postal corresponde al distrito escolar, pero muchos alquilan sótanos o cuartos y no tienen como comprobar su domicilio”.

El organizador comunitario comentó que una tendencia común es que los padres solicitan a las organizaciones y activistas cartas o invitaciones a eventos comunitarios para tener un comprobante de domicilio.

“Muchos inmigrantes perdieron sus documentos en el cruce, no tienen certificados de nacimiento, vacunas o registros escolares. Son requisitos que no puede cumplir”.

“Mi hija esperó un mes para empezar a recibir clases. La secundaria de Uniondale tuvo que contratar nuevos maestros porque son muchos los niños de nuevo ingreso”, dijo Anaya. Lo bueno, destaca el hombre, es que la escuela tiene una actitud positiva acerca del idioma. “Mi niña no habla nada de inglés, pero pronto se abrirá un programa para ayudarla”.

Otros padres tuvieron menos suerte. “Muchos están contratando abogados para agilizar la inscripción”, indicó.

Cuatro años atrás, Anaya también enfrentó problemas para inscribir a su hijo. La escuela le solicitó un seguro médico, un examen físico y documentos que comprobaran el grado escolar, documentación difícil y costosa de reunir para él.

“Los muchachos vienen cansados y asustados de cruzar fronteras, y encima de todo eso también tienen que luchar por un pupitre en la escuela”, comentó. “Estos niños tiene el valor de venir solos al país, la educación debería ser su recompensa”.

La salvadoreña Ana Molina, madre de un niño que acude a la escuela elemental Prospect, en Hempstead, comentó que los hijos de amigos cercanos han enfrentado la exclusión de las escuelas públicas. “La niña de mi amiga no encontró cupo en Hempstead y la enviaron a Mineola, pero tuvo que esperar semanas para recibir clases”, dijo.

Manuel Castro, de Nueva York Comunidades por el Cambio (NYCC), destacó que las escuelas de Hempstead no estaban preparadas para manejar una gran cantidad de nuevos estudiantes. Otras ciudades cercanas, como Uniondale, Roosevelt y Freeport, tienen menos demanda.

Recientemente, Nueva York Comunidades por el Cambio (NYCC) publicó una encuesta que reveló que al menos 33 niños no acompañados fueron excluidos de las escuelas, en respuesta, el distrito escolar de Hempstead abrió una escuela de transición para acoger a alumnos con problemas para matricularse.

Las agencias de gobierno también actuaron. Tras conocerse las quejas, el fiscal general, Eric Schneiderman y el Departamento de Educación del Estado (SED) requirieron a los distritos escolares, en una carta fechada el 23 de octubre, la revisión de los registros de matriculación provistos en línea, por correo o en persona, las prácticas y procedimientos para la colocación de los menores no acompañados y los documentos de identificación requeridos a los padres o tutores.

La revisión se enfoca en los condados de Rockland, Westchester, Nassau y Suffolk. El 13 de noviembre fue la fecha límite para que los distritos escolares entregaran los requerimientos de la fiscalía.

Susan Johnson, superintendente del distrito escolar de Hempstead, se limitó a negar que las escuelas públicas estén excluyendo o negando el derecho a la educación a los menores, pero reconoció que el sobrecupo es un problema que calificó de inesperado y difícil de resolver sin recursos suficientes de todos los niveles de gobierno.

El SED está colaborando con los planteles y varios están ofreciendo audiencias públicas para facilitar a los padres el proceso de matriculación

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