¿Por qué Santa Claus vive en el Polo Norte? (fotos)
A fines del siglo XIX una revista neoyorkina publicó las primeras ilustraciones del Santa Claus moderno, que casi cien años después fueron capitalizadas en grande por Finlandia
La tradicional imagen navideña de Santa Claus en el Polo Norte probablemente tenga más que ver con una decisión de negocios del mundo occidental, que con cualquier otra cosa.
Casi todas las guías de turismo en el mundo señalan a Rovaniemi, una ciudad al norte de Finlandia y próxima al Círculo Polar Ártico, como el “verdadero hogar de Santa Claus” en el mundo. De hecho, la industrial local ha convertido al eslogan en una marca registrada.
¿Por qué la Navidad en el Ártico es aún un tema de debate? Para comenzar, San Nicolás, el santo de la Iglesia Católica asociado a la festividad por repartir regalos entre niños, nació en el siglo III y vivió toda su vida en un territorio que hoy es parte de Turquía.
Quizás uno de los primeros indicios de la tradición occidental aparezcan en la revista neoyorkina Harpers, que en 1866 publicó ilustraciones estableciendo al hogar de la fiesta en el “Polo Norte”, según publica Quartz. Esta publicación fue 20 años antes de la fundación de Coca-Cola, la marca que luego popularizó este motivo para su marketing navideño.
Uno de los puntapiés para la tradición navideña de Finlandia ocurrió en 1927 cuando el presentador de radio Markus Rautio comenzó a brindar una serie de reportes afirmando que el taller de regalos de Santa Claus había sido descubierto en una montaña de Laponia, la provincia finesa cuya capital es Rovaniemi.
Rautio fue una de las piezas centrales en la comunicación de esta idea que poco a poco se fue insertando en la conciencia del país. Esa decisión comercial, que luego se expandió como una formidable maquinaria de marketing, estuvo bien calculada.
Rovaniemi fue escenario de intensas batallas durante la II Guerra Mundial. Estuvo bajo dominio nazi y más tarde fue bombardeada por Rusia. Hacia el fin de los enfrenamientos quedó completamente en ruinas y, bajo el patrocinio de las Naciones Unidas, la ciudad fue reconstruida.
En el comienzo de la década del ’50, el turismo fue una de las actividades que volvió a poner de pie al país. Pero lejos de asociarlo con la Navidad, los primeros flujos importantes de visitantes llegaban en invierno para apreciar las luces de colores que forma la aurora boreal y el “sol de medianoche”, el fenómeno que ocurre en pleno verano cuando el sol nunca se oculta por algunos meses. Los mismos atractivos también se aprecia al norte de Noruega.
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