Editorial: La lucha por el salario digno

Muchos de estos empleos hoy son ocupados por padres de familia

Cientos de empleados del condado protestaron pidiendo un alza al salario mínimo.

Ciro Cesar/La Opinión Crédito: Ciro Cesar | La Opinión

El aumento del salario mínimo se ha convertido en un tema central sobre el crecimiento económico nacional. La disparidad de ingresos que se acrecentó a un ritmo acelerado en los últimos 30 años dejó a una clase trabajadora empobrecida y una sector medio endeudado que no puede sostener su nivel de vida. Esta no es una receta para una economía sana.

El clamor por un sueldo mínimo que permita una vida digna es la consigna escuchada ayer en cientos de ciudades de alrededor de la nación. Hace mucho tiempo que el ingreso mínimo dejó de ser la visión romántica del pago a un adolescente en un trabajo parcial de verano, o la compensación para una persona que inicia una vida laboral. Muchos de estos empleos hoy son ocupados por padres de familia.

Las políticas impositivas que redujeron los impuestos al capital y a los más pudientes, la filosofía empresarial “del que gana se lleva todo” y la caída en la influencia de los sindicatos condujo a este modelo económico precario.

La reciente recuperación económica no hizo más que acentuar el modelo de disparidad. La bandera del descontento que una vez se levantó contra Wall Street ahora tocó tierra al encarnarse en la lucha diaria del salario mínimo.

Es necesario revertir la tendencia económica prevaleciente durante las recientes décadas
en donde se favoreció la producción por sobre la demanda, que rompió el equilibrio tácito existente entre la compensación de los trabajadores y los ejecutivos de una misma empresa.

El empoderamiento salarial del trabajador será una inyección para la economía. El ingreso adicional del trabajador de sueldo mínimo es usualmente gastado con rapidez en el consumo de productos de primera necesidad. Ese movimiento de dinero en volumen, es más saludable y estable a largo plazo que las esporádicas adquisiciones de bienes suntuosos realizados por una minoría.

Un giro en la política impositiva y en las compensaciones orientada hacia el poder adquisitivo de al sector de menores ingresos, reforzará a la clase media y dará una mayor estabilidad económica. Eso comienza con un salario digno.

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