Editorial: Una muerte con dignidad
Para muchas personas hay una dignidad especial en el sufrimiento y el dolor, incluso cuando proviene de una enfermedad terminal
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Hay decisiones muy difíciles en la vida. Difíciles de tomar y difíciles de aceptar que otros las tomen porque pueden ir contra los valores, las creencias y los sentimientos propios. El comprenderlas a veces exige un acto de compasión profundo y personal porque respeta el deseo de un paciente que está mentalmente bien, que sufre y solo tiene dolor por delante.
La ley de Opción para Terminar la Vida (SB 128) que ahora se debate en la Asamblea permitirá que una persona con una enfermedad terminal pueda decidir cuando concluir su vida con su propia mano y voluntad. El proyecto de ley es una copia mejorada a la ley que está vigente en Oregon desde 1994, la cual usaron hasta el día de hoy 750 pacientes.
La medida está centrada en el paciente y no en su familia. Permite al médico recetar una dosis mortal de medicina a pacientes con diagnósticos no mayores a seis meses de vida, establece periodos de espera y exige intérpretes que no sean familiares en caso de no hablar inglés, entre numerosas protecciones, para asegurar un proceso que termina cuando el paciente sin ayuda de nadie toma la droga.
Las protecciones ahora creadas en la SB128 son sólidas al punto de que la Asociación Médica de California dejó su larga oposición para unirse a las numerosas organizaciones profesionales de la medicina que la respaldan.
Para muchas personas hay una dignidad especial en el sufrimiento y el dolor, incluso cuando proviene de una enfermedad terminal. Hay un valor en la resignación de aceptar lo que se le presenta porque son designios de Dios que da y quita la vida. Hay otra gente que no comparte esa visión de la vida, del sufrimiento y de la muerte, y piensan que en la dignidad está el poder decidir en estos casos extremos. Los últimos encontrarán un valor en la SB128, los primeros no se verán afectados a menos que quieran imponer su creencia al resto.
El proyecto, ya aprobado en el Senado, enfrenta ahora algunos escollos en la Asamblea ante la falta de respaldo de algunos legisladores latinos claves. Creemos que el proyecto merece el respaldo, que los legisladores deben tener en cuenta a quién va a ayudar esta ley. Ante ellos hay una decisión difícil que exige el valor y la compasión de permitir a los californianos una muerte con dignidad.