Lágrimas de emoción en la primera boda gay masiva
Unas 60 parejas se unieron hoy en un gran evento en el Paseo de la Princesa
Hay algo de jurarse amor eterno que a veces trasciende las palabras. Cuando esas palabras salen finalmente de voces marginadas, que por años fueron silenciadas entre los atropellos y la inequidad de un mundo prejuiciado, el acto de amar cobra matices más significativos que un beso en el altar.
La lluvia no desanimó a los participantes de la primera boda gay masiva que se llevó a cabo en Puerto Rico, después que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos reconoció el matrimonio entre parejas del mismo sexo en todos los estados y territorios de la nación norteamericana.
Al menos 64 parejas del mismo sexo se casaron en el Paseo de la Princesa, en el Viejo San Juan, donde imperó la alegría entre los contrayentes y sus amistades.
Después de las 4:00 p.m., cuando ya los actos formales de casamiento terminaron, se inició la fiesta con baile y música. Con sombrillas o desafiando la lluvia, los participantes bailaron y la celebración continuaría hasta el atardecer.
A media mañana llegaron al área del Paseo de la Princesa varios activistas religiosos que repudian el matrimonio entre parejas del mismo sexo y desplegaron pancartas con citas bíblicas y otros mensajes. Sin embargo, la Policía no reportó ningún incidente asociado a las personas que desaprueban los citados casamientos.
Al mediodía, el comandante de la zona policiaca de San Juan, Leovigildo Vázquez, aseguró que todo imperó en orden en el área.
En redes sociales varios ciudadanos transmitieron fotografías de los manifestantes que instaron a leer la Biblia para alcanzar la vida eterna. En una pancarta se leía “sexualidad es pecado”. Otro de los manifestantes desplegó un mensaje con una cita del evangelista San Marcos y líneas del Capítulo 10 versículo 6 en el que se alude a que “el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su esposa” con esa palabra subrayada en rechazo al matrimonio entre parejas del mismo sexo.
Mientras, desde Arecibo, el obispo Daniel Fernández emitió un comunicado de prensa para proclamar que “hoy es un día triste para la sociedad puertorriqueña” y reafirmó su discurso de repudio a la homosexualidad.“Movidos por el amor al prójimo y la compasión es necesario recordar a todos que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso'”, sentenció al citar el Catecismo de la Iglesia Católica.
“Esto es bastante importante. Estamos acompañados de personas que han vivido la invisibilidad y que jamás hubiesen imaginado un momento como este. Llevamos mucho tiempo esperando este tiempo”, dijo el mexicano Carlos Vergara a horas de renovar votos junto al boricua Francisco Argait.
Sea estrenando enlace matrimonial o refrescando votos, casi todas lasparejas destacaban cómo decidieron unirse al evento para contraer nupcias al lado de personas desconocidas, pero que comparten vivencias similares de marginación social.
“Este día no solo es especial. Este día es inmenso. Son muchas las emociones por el significado que esto tiene para nosotras como para el país”, indicó Elimae Maldonado. Su pareja, aunque callada, no pudo contener las lágrimas tan pronto le dirigieron la palabra. “Es algo sumamente intenso”, sostuvo Lillian Narváez con un nudo en la garganta que no la dejaba describir “lo que siento en el corazón”.
Cientos de solidarios, familiares y curiosos se han asomado por la zona para presenciar la actividad, organizada por la Fundación de Derechos Humanos de Puerto Rico. Asimismo, un grupo de religiosos se acomodó en un área del Paseo de la Princesa para describir a las parejas como “desobedientes”, “promiscuos” y “fornicarios”. Los contrayentes, sin embargo, preferían enfocarse en el amor.
“Yo no me quería casar porque, luego de 18 años de relación, entendía que el compromiso ya estaba hecho, pero lo hicimos por los beneficios. El amor de nosotros, después de tanto tiempo, se transforma en un compromiso formal que trasciende cualquier cosa. Es respeto”, expuso el cubano Luis Ferreira al describir su relación con Aníbal Berríos, quien es oriundo de Filadelfia, pero lleva 20 años en Puerto Rico.